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Chris: ¿Y dime, qué pensaste de mi cuando me viste?
Nate: Pues no sé, al verte en persona ese día fue como: "ahh eres Chris, encantado". Además, que solo pensé que tenías cara de ser una persona agradable y a las pruebas me remito.
Chris: Pues la verdad es que si soy muy agradable, no queda bien que lo digo yo pero es la verdad.
Nate: Ja, ja, ja. Voy a ir a por algo de comer. ¿Te apetece algo?
Chris: No, gracias.
Nate: Ahora vuelvo. (Levantándose)
Nate se fue a la cocina en busca de algo de comer mientras el rubio se puso a mirar su móvil cuando el móvil de Nate que estaba en la mesilla sonó por una llamada de Robert pero como estaban viendo la película el joven lo puso en silencio y por eso Chris no lo escuchó.

Oficina de Robert
Robert: [¿Por qué demonios no lo cogerá?.]
Robert intentaba no pensar en que algo podría pasar entre Chris y Nate pero dentro de él empezaba a sentir unos celos inexplicables. Aunque no tenía pruebas o indicios de que eso llegará a pasar por lo que reclamarle algo al joven sería estupido.

Ya en la cocina, Nate no encontró algo que se pudiera comer al instante ya que todo lo que había era para preparar así que volvió con las manos vacías al salón.
Mansión de Robert, salón
Chris: ¿No ibas a por algo de comer?
Nate: Ya, pero es que hay que prepararlo y me da pereza. He olvidado que hoy Gladys iba a hacer la compra.
Chris: Pues lo hacemos nosotros.
Nate: Ja, ja, ja. ¿Sabes cocinar?
Chris: Si.
Nate: Muero.
Chris: Ja, ja, ja. Tan raro te parece que sepa cocinar.
Nate: Pues un poco si ya que eres una súper estrella mundial, no creo que gastes tu tiempo libre en cocinar.
Chris: Pues te voy a preparar algo que te va a encantar.
Nate: Vamos a ver.
Los dos se dirigieron hacia la cocina donde empezaron a preparar unas tortitas. Algo que estaría en un momento y que podrían acompañar con alguna que otra fruta.
Mansión de Robert, cocina
Chris: Sabes, no cocino para alguien desde que estaba con Christina.
Nate: Ohh la la, soy un afortunado.
Chris: Ja, ja, ja. En cierto modo sí.
Nate encendió el reproductor que había en la cocina, puso una radio al azar y justo se retransmitía un programa que reproducían canciones de los años veinte.
Nate: Que canción más movida para ser antigua.
Chris: ¿En que siglo vives?
Nate: Vamos pero si es de tu época Capitán America. (Irónico)
Chris: Si es de los años veinte, aún no había nacido.
Nate: Pues se bailaba así.
Nate empezó a bailar el típico paso de baile de la época que consistía en quedarse con los pies quietos en el suelo y solo tenías que mover la cadera y los brazos. Chris al principio se lo quedó mirando detenidamente ya que le gustaba la tranquilidad con la que Nate hacia las cosas. En el poco tiempo que llevaban conociéndose, este le había cogido mucha confianza.
Nate: Únete al baile.
Chris: Me da un poco de vergüenza.
Nate: Take my hand. (Extendiéndole la mano)
Chris: Estás mal ja, ja, ja. (Cogiéndole la mano)
Nate cogido de la mano del rubio lo guiaba para que siguiera sus pasos provocando risas en el rubio.
Nate: Ves no es tan difícil.
Chris: Deja el Derecho y dedicate al baile.
Nate: Chris. (Soltándose)
Chris: Dime.
Nate: Se queman las tortitas.
Chris: ¡Hostia! (Sacándolas de la sartén)
Nate: Ja, ja, ja. (Ayudándole)
Chris: Menos mal que me has avisado.
Nate: Bueno, voy a por unos platos.
Pusieron los platos en una bandeja, acompañaron las tortitas con fresas y nata. Aprovechando que sobraron unas pocas, hicieron un batido de fresas para que no fuera todo tan seca. Regresaron al sofá para probar esa merienda hecha a manos del rubio.
Mansión de Robert, salón
Nate: Oye pues al final de sabor está bien. (Probándolas)
Chris: Si es que soy.
Nate: Ay se me ha olvidado traer la nata, voy a por ella. (Yéndose a la cocina)
Chris: Mira que te dije varias veces que la trajeses.
Nate: Es que tu baila sensual, ocupó todos mis pensamientos.
Chris y Nate: Ja, ja, ja.
Chris: A ver, voy a echarme un poco. (Mirando a Nate)
Nate: Cuida...do. (Mirando el desastre)
Chris al estar mirando a Nate, no vio hacia dónde apuntaba el bote de nata y se la echó encima de la camiseta.
Chris: Mierda.
Nate: Cuando decías que te ibas a echar un poco, pensé que te referías en las tortitas, no en ti.
Chris: Que desastre soy.
Nate: Corre, límpiate antes de que se te pegue en la camiseta.
El rubio se limpió rápidamente pero la camiseta quedó algo pegajosa cosa que le molestaba ya que era una camiseta algo ajustada y notaba mucho la mancha en su piel.
Chris: Esto es incomodo.
Nate: Si quieres quítatela, así no te molesta.
Chris: ¿A ti no te molesta?
Nate: Te he visto con tan solo una toalla, no me va molestar verte sin camiseta.
Chris: Pues te recuerdo que al principio, no podías mirarme a la cara.
Nate: Hombre porque me impresionó verte entrar así. Vamos, no te preocupes que no me incomoda
Chris: Está bien. (Quitándose la camiseta)
Nate: Llevaré la camiseta al cesto de la ropa sucia, para que la laven. (Yéndose)
Chris: Vale.
Al cabo de dos minutos Nate volvió con una manta ya que se hizo de tarde y el viento soplaba fuerte por aquella zona.
Chris: ¿Tienes frío?
Nate: Si. ¿Tú no? (Sentándose)
Chris: Pues la verdad es que no.
Nate: Y eso que estás sin camiseta.
Chris: Bueno ahora que lo dices, un poco si.
Nate: Ves. (Compartiéndole la manta)
Chris: Y bueno, cuéntame. ¿Cómo conociste a Robert?
Nate: Pues la verdad es que nos conocimos por un pequeño accidente dentro de un bar.
Chris: ¿Enserio?
Nate: Si.
Chris: Venga cuéntamelo. (Acomodándose)
Nate: Es un poco larga.
Chris: No pasa nada, soy todo oídos.

Mi ProtegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora