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Unos minutos antes de que Nate pidiera que le trajeran el desayuno. Chris a una habitación de allí, se estaba metiendo en el baño para tomar una placentera ducha. Las primeras gotas empezaron a recorrer su fornido abdomen, terminando su camino en la punta de su miembro viril. Ya enjuagado pasó a enjabonarse, cogiendo el jabón y restregándoselo por todo su cuerpo lentamente. Sin buscarlo acabó con una tremenda erección pero al estar en casa ajena no haría eso, así que pasó rápidamente a aclararse para salir de la ducha con solo una toalla en la cintura, dejando a la vista su cuerpo perfecto. Saliendo del baño escucho los llamados de Nate desde la otra habitación.
Mansión de Robert, habitación de invitados
Chris: [Robert me dijo que hoy el servicio tenía el día libre así que tengo que ir a avisarle pero no puedo ir así. ¿Dónde estará mi ropa?]
Empezó a buscar por toda la habitación, ya que sabía perfectamente donde la dejó la noche anterior. Pero no había rastro de ella y le parecía raro ya que no pensaba que el servicio entraría en la habitación para coger la ropa y lavarla.
Chris: [Me tocará ir así.]
Mansión de Robert, habitación de Robert
Nate: ¡¿Gladys puedes...?!
No pudo acabar la frase porque el rubio entró en la habitación casi como dios lo trajo al mundo.
Chris: Buenos días, será mejor que no gastes la voz en llamar al servicio porque hoy tenían el día libre.
Nate: Buenos días, ahh vale. (Mirando hacia otro lado)
Chris: Perdona si te incomoda que venga así, es que acabo de salir de la ducha y no encontraba mi ropa.
Nate: No pasa nada, tranquilo.
Chris: Podrías decirme donde hay ropa de Robert para que me pueda poner, es que la mía ha desaparecido.
Nate: Ehh si, coge lo que quieras. (Aún con la mirada hacia otro lado)
Chris: Me podrías decir de dónde la cojo. (Con una ligera sonrisa en el rostro)
Nate: Pues ahí. (Apuntando con el dedo al techo)
Chris: Nate puedes mirarme a la cara por lo menos que no pasa nada.
Nate: Está bien pero some que tienes bien sujeta la toalla.
Chris: Si. (Riéndose)
Nate: A ver, en el cajón de ahí tienes camisetas y pantalones. (Girando la cabeza)
Chris: Vale, ves no pasa nada porque yo esté así.
Chris se puso a buscar ropa entre los cajones mientras desde la cama Nate lo observaba pero de manera no tan normal.
Nate: [Su cuerpo es perfecto, aunque eso era algo que se podía intuir hasta con la ropa puesta. ¿Por dios Nate que estás pensando?]
Chris: Pues me pondré esto. (Cogiendo una camiseta negra acompañada de un chandal)
Nate: Eso te vendrá bien.
El rubio se fue a cambiar a la habitación para después sin que Nate se diera cuenta bajar a la cocina y preparar un desayuno para dos. Subió las escaleras y al entrar a la habitación no vio al joven por lo que empezó a buscarlo, iba a entrar al baño cuando el joven salió y tropezándose con él, cayó encima suyo. Cayendo ambos al suelo.
Nate: ¡Ay!
Chris: ¿Estás bien? (Ayudándolo a levantarse)
Nate: Si, no ha sido nada.
Chris: Te he traído el desayuno.
Nate: Ahh, muchas gracias pero no tenías obligación de hacerlo.
Chris: No me costaba ya de paso también me he traído el mío, claro sino te importa desayunar conmigo.
Nate: Claro que no, para desayunar a gusto el mejor sitio es el balcón.
Chris: Vale, vamos al balcón.
Chris volvió a coger la bandeja y salió con ella al balcón dejándola en la mesa que había mientras que Nate cogió unas gafas de sol porque se había dado cuenta de que su padre le había dejado el ojo morado. Salió al balcón donde Chris ya estaba sentado esperándolo.
Mansión de Robert, balcón
Nate: Bueno a desayunar. (Sentándose)
Chris: ¿Desayunas con gafas de sol?
Nate: Ehh si, me veo más guapo con ellas.
Chris: Déjame decirte que te ves más guapo sin ellas. (Quitándoselas dejando ver el moratón del ojo)
Nate: Bueno, que rico todo. (Apartando la mirada)
Chris: No tienes porque ocultarme eso.
Nate: Lo siento, pero es que no me gusta que me veas así.
Chris: Está bien, mejor cambiemos de tema.
Nate: ¿Te quería preguntar algo?
Chris: Dime.
Nate: Pues que antes me puse nervioso porque me pareció algo raro verte aparecer así.
Chris: No pasa nada.
Nate: Es que imagínate, yo esperaba a Gladys que es una mujer de cincuenta años. No a un Dios del Olimpo. Perdona, a veces digo tonterías. (Apartándole la mirada)
Chris: Ja, ja, ja. No te preocupes, espero que te haya gustado. Es una trato especial para el enfermito.
Nate: Tendré que ponerme más veces malo ja, ja, ja.
Chris: Me alegra que rías, después de lo que te ha pasado.
Nate: Ya, pero bueno prefiero no hablar de ello. Robert me dijo que tenías pareja. ¿Qué tal con ella?
Chris: Pues no sé, mira te cuento. Ella es como una niña caprichosa sabes, le gusta gastar dinero tontamente en cosas que luego no utiliza y la quiero pero no sé si quiero alguien así en mi vida.
Nate: No digo que esté bien pero a veces algunas personas aún no han terminado de madurar y por eso se comporta así, tienes que ver cómo evoluciona ella en un tiempo y si sigue igual o cambia la decisión es tuya.
Chris: Tienes razón y oye das buenos consejos te contrataré como mi consejero, normal que Robert ahora también los de.
Chris y Nate: Ja, ja, ja.
Nate: Gracias.
Chris: ¿Por qué?
Nate: Por este agradable momento.
Chris: De nada. (Con una sonrisa)
En ese momento Robert llegaba a la mansión, como los vio desde abajo y escucho desde la entrada. No le fue difícil encontrarlos.
Robert: Hola cariño. ¿Ya estás mejor?
Nate: Si. (Besándolo)
Robert: ¿Qué tienes en el ojo? (Tocándolo con cuidado)
Nate: Que no tengo, deberías haberme dicho que tenía la cara hecha un cuadro. Me he llevado una sorpresa al mirarme al espejo.
Robert: Anoche preferí que descansaras. No era lo más importante. ¿Te duele? (Acariciándole)
Nate: Un poco pero estoy bien.
Robert: Que fuerte eres. (Abrazándolo)
Chris presenciaba la escena que tenía delante y muy en el fondo tenía algo de celos. El siempre había deseado tener una pareja con la que tuviera momentos de ternura. Kate no era especialmente cariñosa y últimamente estaba demasiado ausente.

Mi ProtegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora