Capítulo 18

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—No lo conozco, solo un día me metí en sus asuntos y no le gusto. —Respondo sin importancia. 

—¿No sabes quien es el?

—No, no sabía ni siquiera su nombre hasta que tú lo dijiste.

—Bien. Solo te diré que tengas cuidado, el es peligroso.

Peligro, peligro. ¿Desde cuando yo me metía en problemas? Yo no soy así. Todo por ser buena y defender a los demás. Debería pensar un poco en mi.

—¿Tu de donde lo conoces?

—Ese no es tu problema. —Responde secamente.

Me levanto de la silla y voy a la salida. Voy llegando a la puerta cuando el se interpone y me detiene.

—Lo siento. —Dice mirando a otro lado. Por lo que veo que no pide disculpas muy a menudo. Pero no importa, estoy molesta con el.

—Okey, apártate que me voy.

Se aleja de la puerta. Fue fácil. Respiro hondo y abro la puerta.

—Solo te digo que allá afuera esta el esperándote.

—Veré como resuelvo. —Lo miro. Cuando voy a salir me detiene agarrándome el brazo. Gruñe mirando el suelo.

—No puedo dejar que te vayas sola, ¿bien? Le dije a tu madre no dejaría que salieras de la casa hasta que ella viniera. Cumplo lo que digo. —Dice forzadamente. 

No aguanto más. Se me escapa una lagrima y el me ve con preocupación.

—Hey, no, no llores, por favor. —Le doy la espalda para que no me vea y me cubro la cara con las manos. —Siento ser un gruñón de mierda.

Me voltea y me quita las manos de la cara cuidadosamente. Me sonríe y me limpia las lagrimas con un pañuelo blanco que no se de donde coño lo saco.

—¿Cómo te llamas? —Murmuro.

—Tomas Steel. —Me mira fijamente. —Ya se como te llamas por cierto.


Seguimos conversando y me dijo que tiene 19 años, no tiene hermanos y que vive solo desde hace un tiempo. También me comento que sus padres viven en New York. Parece ser alguien agradable pero sus cambios de ánimos no me agradan del todo.

Al rato me vino a buscar mi madre, al despedirme de Tomas me dijo que le dio gusto conocerme, ¿ven que es bipolar? De camino a mi casa fue silencioso. Mi madre detiene el auto y apaga el motor pero no se baja, hemos llegado a casa. Veo a los lados y no hay casi nadie por la calle, miro a la casa de Jack y tienen las luces encendidas, ¿estará en casa?

—Hija, lo siento mucho, y-o... —Dice mi madre llorando.

—No mamá, yo lo siento, no debí actuar así, debí escucharte. —La miro.

—No, mi vida, yo debí contarte todo lo que estaba pasando pero no quería preocuparte, no creí que llegaríamos a este punto.

—Bueno, vamos a la casa para hablar mejor, ¿si?

—Vamos. —Sonríe secándose las lágrimas.

Nos bajamos del auto al mismo tiempo y entramos a la casa.

—Voy un momento a mi habitación ma' —Digo hasta subiendo la escalera y ella asiente. Llego a mi habitación y me cambio de ropa por algo más cómodo. Voy al baño y me lavo la cara. Bien, hora de hablar.

Tu me perteneces a mi [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora