Verdades Peligrosas(Zayn, Edward Styles y tu)

24. Traición

Caroline

Abrí la puerta sin cambiar el ánimo que mi rostro expresaba. Cansancio, dolor, tristeza. Contrario a mí, Zayn lucía una sonrisa. Se acercó para besarme, pero desvié mi cabeza hacia un costado. Fue allí cuando su expresión pasó de alegre a confundido y más tarde a preocupado.

- ¿Sucede algo? -asentí con la cabeza antes de volverme para cerrar la puerta.

-Puedes sentarte -dije en tono cortante.

-Estoy bien así ¿Puedes decirme de una vez qué pasa? -sus nervios se hicieron presente.

-No, yo quisiera saber qué es lo que está pasando. Me gustaría saber por qué ayer me dijiste que ya habías cenado y que te acostarías temprano, cuando en realidad te vi salir de un restaurante con una chica tomados de las manos -arremetí.

Tanteó la mesa como buscando apoyo, y luego se dejó caer sobre la silla que tenía detrás de sí. Sus ojos denotaban sorpresa y miedo.

Ambos teníamos miedo. Puesto que ninguno sabía qué pasaría después de esta noche.

Su reacción fue inesperada. Fue el llanto quién se hizo presente y empapó sus mejillas.

-Lo siento tanto, Carol -se refregó los ojos-. De veras que lo siento.

- ¿Por qué lo hiciste? -traté de mantenerme fuerte a pesar de que sus palabras y lágrimas me debilitaban.

-Creo... -pausó y bajó la mirada-que me enamoré de ella.

-Hubiese preferido que fueras sincero conmigo, así como yo lo fui hace tiempo.

-Es sólo que yo no he dejado de quererte, y temí que si te contaba la verdad te alejaras de mí y me odiaras -me miró esta vez.

-Estoy más cerca de odiarte ahora de lo que lo habría estado si hubieses sido sincero-una lágrima amenazó con salir. Traté de contenerla.

-En serio estoy muy apenado. Si ya no quieres volver a verme lo entenderé.

El agua que había estado reteniendo, por fin salió luego de sus palabras. Estaba muy enojada y triste como para pensar en lo que pasaría después, en si quería o no volverlo a ver.

Estaba rota, harta de su voz, de sus mentiras. Quería gritarle, pero la fuerza se me había escapado junto con las lágrimas, y en poco tiempo ya no podría siquiera mantenerme en pie.

-Vete Zain. Necesito pensar y estar sola.

Se puso de pie y se acercó a mí con la intención de abrazarme. Retrocedí, no quería que me toque. Su expresión fue de dolor.

Abandonó el departamento sin mirar atrás, dejándome con dudas y miedos. Me dejé caer al suelo y abracé mis piernas. Esta noche Harry no estaría aquí para consolarme, tan solo estos cuatro muros serían mis cómplices y compañía.

Edward

La clase de boxeo me había relajado. Cada vez que venía mi humor mejoraba. Con cada golpe, uno a uno mis problemas pasaban a ser de la vieja bolsa roja del gimnasio. La última semana no había podido asistir a las clases y eso me había tenido de muy mal talante.

Caminé hasta dónde había dejado estacionada mi moto. Pero en el último paso mi pie no logró tocar el suelo, había algo duro debajo. Al mismo tiempo oí un gruñido, y al bajar la mirada un par de ojos me miraban. No había forma de no ver sus dientes blancos en medio de la noche.

-Cuidado. Podría morderte -dijo una voz femenina después de apartar mi pie del canino.

-Yo también podría hacerle daño -mentí sin siquiera voltearme para verla. Jamás le haría daño a un pobre animal indefenso que solo busca protegerse.