39. La noche más larga

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Alison

Llegué a casa de Liam más que feliz, hoy era la última noche en que lo vería. Sin embargo, sabía que en cuanto se lo llevasen me sentiría culpable por traicionar a alguien que me ama tanto.

Él me recibió con una gran sonrisa en el rostro. Plantó sus labios sobre los míos y me dedicó un dulce beso.

—He hecho la cena ¿Me acompañas? —asentí.

Me tomó de la mano durante toda la cena, mientras hablábamos y comíamos. Había puesto una vela aromática en el centro de la mesa que me hacía sentir aún más culpable.

—Me alegra que hayas aceptado no ingresar al banco.

—Acepté por solo por ti. Nada ocurrirá —mentí.

—¿Y si ocurriese? No quiero que peligre tu vida. Luego de este robo no quisiera que volvieses a participar en otro.

—¿Por qué no? —me demostré indignada.

—Porque quiero lo mejor para ti y esto no lo es.

—¿Podemos hablar de esto luego? —supliqué.

—Tienes razón, olvidémoslo por el momento ¿Qué tal si vamos al sofá a ver alguna película hasta que llegue el resto? —asentí, aunque me moría de ganas de decirle que no.

Ir al sofá claramente implicaba que tendríamos una sesión de besos, y es que él jamás se sacia. Es como un lobo hambriento, deseoso por un trozo de carne, en este caso ese pedazo era yo.

Comenzó por mis labios, besándome suavemente, ello no me molestaba. Pero cuando introdujo su lengua en mi boca comencé otra vez a sentirme usada, como una simple cosa, no amada como Edward me hacía sentir. Aunque Liam también me amaba, pero se sentía diferente, porque yo no lo amaba a él.

—¿Sucede algo? —preguntó mientras besaba mi cuello— Estás tan quieta.

—Es solo que... me tomaste por sorpresa —supongo que ya no sabía cómo fingir.

Resolví subirme a horcajadas de él y ser yo esta vez quien lo bese, mientras rogaba porque los otros llegasen de una buena vez para ir al banco y no tener que volver a hacer esto.

Mientras él masajeaba mis muslos y continuaba besándome solo podía pensar en que Edward me mataría con solo saber de esta situación. Estará más que contento cuando deje de frecuentar a Liam.

—¿Ya te dije que te amo? —dijo a la vez que ingresaba sus manos por debajo de mi remera y comenzaba a masajear mis pechos— ¿Tu me amas?

—Claro que te amo.

De un solo movimiento me quitó la remera.

—¿Qué haces?

—¿No puedo verte en ropa interior?

—Ya te dije que no estoy lista.

—Lo sé muy bien —volvió a besarme.

Lo siguiente que hizo fue empujarme abruptamente sobre el sofá, quedando él sobre mi.

—Liam, detente —le pedí.

—Relájate, Carol. Lo disfrutarás, solo olvida ese incidente —me quitó los shorts de un solo movimiento.

—¡Liam! —le grité a la vez que comenzaba a moverme para quitármelo de encima.

—¡Golpéalo! —me gritó Amanda desde el audífono.

Lo intenté, pero había inmovilizado mis manos con las suyas y lo mismo había hecho para retener mis piernas, trabándolas con las de él.

—¡Déjame!

Verdades Peligrosas(Zayn, Edward Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora