11. Cocinando

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Zayn

Mis párpados se abrieron lentamente y se entrecerraron por la confusión al ver a Nemo. Segundos más tarde caí en la cuenta de que tenía al televisor frente a mi transmitiendo la película de Buscando a Nemo. Quise moverme, pero tenía un par de brazos a mi alrededor y una cabellera de oro reposada en mi pecho.

Nos habíamos quedado dormidos. Miré por la ventana y comprobé que el amanecer no nos había esperado y las clases ya habían comenzado.

Los sucesos de la noche anterior vinieron a mi mente. Todo parecía tan confuso, irreal y borroso. Como si se hubiera tratado de un sueño, al cual no sabía si calificar como bueno o malo. Mientras repasaba todo lo que había ocurrido, mis dedos se rindieron ante la tentación de acariciar ese suave cabello y lo recorrían desde la raíz hasta las puntas lentamente. Y como si de un pequeño gatito se tratase, aún dormida se acurrucó más a mi pecho ¿En qué podría estar soñando?

La moví un poco para que se despertase, y así lo hiso. Cuando recuperó la conciencia, se separó de inmediato repitiendo una frase que ya se le estaba haciendo costumbre entre nosotros: lo siento.

-Ya deja de disculparte - miré mi celular, el cual me indicaba que tenía un mensaje sin leer - Son las doce. Nos quedamos dormidos - dije mientras abría el mensaje.

Era de Harry, avisándome que no iría hoy porque se sentía muy mal.

- Nos perdimos la clase - dijo.

- Si. Eres toda una malota - reímos - ¿Comemos algo?

- Me encantaría. Y luego, ya que no asistimos a clase podríamos hacer el trabajo. Vamos atrasados.

- Buena idea ¿Qué se te apetece? - le pregunté.

- Yo cocinaré. Dime que quieres tu.

- De ninguna manera. Yo cocinaré.

- No me parece justo. Hiciste mucho por mi ayer. Déjame compensártelo - sonrió con dulzura. No pude negarme.

- Sorpréndeme - le devolví la sonrisa.

Emily me dijo que prepararía una pizza, por lo que le busqué todos los ingredientes y los coloqué en la mesada. Mientras ella comenzaba permanecí a su lado por si necesitaba ayuda.

Pasaron alrededor de diez o quince minutos cuando colocó un plato para tapar el bol que contenía la levadura.

Emily llevó una de sus manos dentro del paquete de harina, a lo que fruncí el ceño confundido. No iba a necesitar la harina, tenía que esperar a que la levadura haga su tarea. Cuando mi cara quedó empapada por el polvo blanco supe la respuesta, debí suponerlo.

Mientras ella reía la amenacé diciendo: No debiste hacer eso. Me quité la harina de los ojos y tomé un poco para después tirárselo en la cara. Ella agarró un poco más y volvió a lanzarme otro puñado mientras yo reía. Y así fue como nos perseguimos el uno al otro por toda la cocina. La batalla terminó cuando me dijo que debía continuar cocinando, pero antes de hacerlo, se limpió el rostro. Imité su acción y luego volví a la cocina.

- Hemos hecho un desastre - dijo ella.

- No importa. Se limpia. Además, valió la pena, nos divertimos.

- Tienes razón ¿Podrías amasar tú? Creo que no lo hago con suficiente fuerza y por eso casi siempre suele quedar mal la masa - me pidió.

- ¿De veras? No es la gran cosa. Solo debes amasarla con todas tus fuerzas. Te enseñaré - me coloqué detrás de ella, y con mi cabeza al lado de la suya puse mis manos sobre las de ella, suaves al tacto, como porcelana.

Verdades Peligrosas(Zayn, Edward Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora