Capítulo 5: Fiesta

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Una vez afuera del departamento la música de la fiesta nos invadió. Se podía sentir por todo el lugar y me sorprendía que ninguno de los vecinos de Ethan hubiera salido a reclamar.

Subimos la escalera y a cada paso me sentía más ansiosa. Era extraño ir a una fiesta sin Lucas, pero a la misma vez era emocionante. Creo que en ese momento era un cúmulo de sensaciones que me hacían sonreír a cada momento.

La puerta del departamento estaba entreabierta para que todos los que iban llegando entraran sin la necesidad de tener que tocar. Nos paramos en la entrada, iba a entrar cuando Ethan me detuvo.

―Las cosas tienden a ponerse un poco locas; así que no te separes de mi lado.

Asentí sintiéndome una estúpida por emocionarme por eso y lo seguí adentro.

Lo primero que noté apenas entré fue el potente olor a cigarrillo, de hecho se podía ver el humo en el aire subiendo en nubes irregulares hasta asentarse en el cielo del departamento. Enseguida me fije en que estaba casi lleno de estudiantes en su mayoría en estado de ebriedad. Apenas podía moverme y mi acompañante lo notó porque me tomó de la mano para guiarme entre la turba de adolescentes sedientos de pasar una noche de diversión.

―Vamos por un refresco ―me gritó Ethan por sobre la música que sonaba a todo volumen.

Asentí y lo seguí. Su cuerpo era más grande que el mío así que me refugié tras él.

Con un esfuerzo enorme logramos llegar a la cocina. Pedí una soda, Ethan por su parte saludó a varios amigos y conversó un par de minutos con ellos mientras se tomaba una cerveza. Me dediqué a observar la fiesta y vi a varias parejas enredadas en las esquinas o en los sillones o allí donde el pasillo se hacía más oscuro. Reconocí a varios estudiantes de la universidad, de esos que se juntaban en grupo a la hora de colación y eran tan ruidosos que me sacaban de quicio.

El departamento era exactamente igual al de Ethan en cuanto a estructura, no así en la decoración. Mientras que en el de Ethan todo estaba en blanco invierno y azul claro, aquí estaba todo decorado en gris oscuro.

Ethan tomó mi mano haciéndome dar un respingo; no me había dado cuenta cuando había terminado de hablar con sus amigos.

― ¿Vamos a bailar? ―me preguntó.

Quise decir que no, pero me vi empujada a seguirlo a la improvisada pista de baile para mi desgracia. No era buena bailando y conociendo a Ethan estaba segura de que él se burlaría de mí cuando me viera.

Pero no tuve tiempo de pensar porque Ethan me tomó de la mano y me acercó a él.

―Espera― pedí.

Ethan me miró con un gesto de decepción.

― ¿No quieres bailar? ―preguntó haciendo un puchero demasiado encantador para mi gusto.

Le mostré la lata de soda en una respuesta muda de que necesitaba deshacerme de eso.

Él tomó la lata y la dejó en una repisa tras nosotros y enseguida volvió a mi lado para tomarme de la cintura y apegarme a él.

― ¿Ahora sí?

―Ahora sí― respondí ―Aunque te advierto que soy un asco bailando.

―No te preocupes por eso― habló comenzando a moverse.

Lo imité como pude y me centré en el calor que sentía en mi cintura, sus manos me sujetaban con firmeza pero a la vez con delicadeza. Nuestros cuerpos hicieron contacto y yo ya no pude negar que sentía algo por él que había ido creciendo día a día desde que lo había conocido.

El mejor de mis rechazos (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora