La música suena con fuerza en mis oídos, pero yo la mantengo así.
No quiero escuchar nada proveniente del exterior, no quiero escuchar a nadie preguntarme nada sobre mi vida privada.
Me encontraba en la cafetería haciendo hora para tomar el autobús, lo venía tomando desde los dos últimos meses y la verdad ya me había acostumbrado.
Por la mañana mi hermano Charlie me llevaba hasta la universidad y se aseguraba de que yo llegara sana y salva hasta el salón de clases y luego yo tomaba el autobús y me bajaba en el paradero más cercano a casa y aun así tenía que caminar bastante. Pero era eso o nada, ya no tenía a nadie que me fuera a dejar a casa.
En la universidad conversaba con Marcus que había sido uno de mis pilares luego de haber perdido a mi mejor amigo y a mi novio. Mi relación con Rachell había menguado un poco porque aunque traté de no hacer distinciones ella era prima de Ethan y siempre se le escapaban detalles sobre él que yo no quería escuchar.
En las últimas semanas me había acercado bastante a Madeleine; la ex novia de mi ex mejor amigo. Sonaba un poco extraño si lo decía en voz alta pero no me interesaba. La chica era realmente agradable, me comprendía y nunca se enojó conmigo porque Lucas la dejó por mi culpa.
Con Lucas no había vuelto a cruzar palabras, salvo una vez en que me le acerqué y le dije que tenía razón respecto a Ethan, luego evité cruzarme con él y hasta ahora lo había logrado con éxito.
A Ethan no le había permitido acercárseme. Las dos primeras semanas luego de haber tenido esa horrible pelea que terminó con nuestra relación lo había visto varias veces con intención de acercarse a mí, pero luego de un tiempo dejó de insistir y la verdad no me interesaba.
No me interesaba lo que hacía con su vida, ni siquiera me interesaba verlo con esa pelirrubia de cuerpo exuberante que se notaba a leguas que quería algo con él. Tampoco me interesaba la manera en que él le sonreía o la mano insistente de ella que se posaba en su torso.
A quién engañaba; me hervía la sangre cada vez que lo veía, pero él y yo ya no éramos nada así que tenía que acostumbrarme a verlo con otras chicas.
―Si las miradas mataran― dijo sarcásticamente Madeleine mirándome divertida mientras me sacaba los audífonos sin que yo alcanzara a detenerla.
Despegué la vista de Ethan y me centré en mi nueva amiga que me miraba curiosa.
―Todavía lo quieres― expuso― Deberías tratar de hablar con él.
La miré negando efusivamente porque no me sentía preparada para enfrentarme a Ethan. No estaba preparada para escucharle decir que me había olvidado y en cambio yo todavía soñaba despierta con nuestra fugaz relación.
―Por supuesto que no lo quiero, ya pasaron dos meses― contradije restándole importancia al asunto.
Madeleine me miró sonriendo de manera tierna.
―Ustedes son tan obvios― dijo― Se nota que lo quieres y se nota que él está sacándote celos.
La miré entrecerrando los ojos.
―Él se enredó con otra apenas tuvo la oportunidad― expuse.
― ¿Cómo sabes que te engañó? ―preguntó Madeleine.
Y allí íbamos otra vez...
Ya le había contado mil veces la historia de cómo había ido hasta el departamento de Ethan con la intención de disculparme, pero lo había encontrado con una rubia y a él prácticamente desnudo.
Odiaba revivir ese momento porque sentía que mi corazón se volvía a hacer trizas de nuevo. Estaba segura que un día de estos se me iba a salir el corazón por la nariz mientras lloraba. Porque había llorado mucho, aunque eso era algo que me guardaba para mí.
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El mejor de mis rechazos (#1)
Novela JuvenilIsidora está terriblemente enamorada de Lucas, su mejor amigo, y por una estupidez del momento termina declarándose luego de años de haber mantenido su amor en secreto. En ese momento sufre un enorme rechazo que a pesar de haber sido horrible la lle...