Capítulo 4: Noche Confusa

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―Levántate de una vez perezosa― dijo una voz masculina.

Traté de abrir los ojos, pero el sueño era tan inmenso que no lo conseguí. Me acomodé mejor en la cama y seguí durmiendo, pero lamentablemente solo por un par de segundos más porque cuando estaba por caer de nuevo en las profundidades de mis sueños sentí algo desplomarse sobre mí.

Era tan pesado que sentí que todo el aire se me escapaba. Me removí tratando de respirar, pero el peso sobre mí no disminuía.

―Despierta― escuché que me decían.

Abrí los ojos malhumorada y me encontré con mi querido hermano Charlie y sobre él Josh.

―No puedo respirar― dije, o por lo menos traté de decir porque ningún sonido salió de mi boca.

Para mi suerte Josh alcanzó a leer mis labios y rápidamente se puso de pie y ayudó a Charlie a levantarse.

―Creí que iba a morir aplastada― dije mientras me sentaba en la cama.

Josh y Charlie se rieron por lo que dije y enseguida se acomodaron en la cama dejándome a mí al medio.

―Tú ya deberías estar preparándote― dijo Charlie y yo no entendí a qué se refería.

― ¿Preparándome para qué? ―pregunté confundida.

Charlie y Josh se miraron y enseguida comenzaron a reírse.

Prefería cuando se llevaban mal, ahora estaban acostumbrados a gastarme bromas o reírse de mí todo el tiempo.

―Te dije que lo olvidaría― dijo Josh mirando a Charlie―. Me debes una pelota de básquet.

Charlie se lamentó entre risas.

― ¿De qué me estoy olvidando?― pregunté―. Dejen de reírse de mí payasos.

Otra ronda de risas me hizo levantarme y lanzarme sobre ellos, pero para mí mala suerte yo era demasiado pequeña y no conseguí el mismo efecto que ellos me habían provocado a mí segundos antes cuando estuve a punto de morir aplastada por sus cuerpos.

―Tú y yo iremos a una fiesta esta noche― informó Charlie sacándome de encima con tal facilidad que me hizo maldecirlo en silencio.

Luego de eso di un respingo recordando la jodida fiesta.

Charlie, Madeleine y yo ... y Liam.

Miré la hora en mi teléfono y espantada vi lo tarde que era.

―Joder ¿Por qué no me han despertado antes? ―pregunté mientras corría al baño para ducharme.

Josh me siguió y se afirmó en la puerta.

―Te tratamos de despertar, pero tú simplemente no respondías― dijo―. Estuvimos a punto de lanzarte agua, pero finalmente decidimos lanzarnos nosotros.

Lo miré resentida y le cerré la puerta en la cara.

Luego me centré en ducharme en menos de tres minutos.

Cuando salí del baño estaba segura que había roto el record Guiness a la ducha más corta. Corrí a mi habitación y busqué mi secadora de cabello, pero esta había decidido esconderse y por más que la busqué no la encontré por ninguna parte.

Resignada fui a la habitación de mamá para ocupar la suya y me la encontré allí leyendo una revista.

―Pensé que ya estabas lista― dijo ella sin despegar los ojos de la revista.

―Me quedé dormida― respondí mientras enchufaba la secadora y comenzaba a secarme el cabello.

Mi madre me miró divertida ya sabiendo de antemano que yo me había quedado dormida. Ella conocía perfectamente bien mi pasatiempo; dormir.

El mejor de mis rechazos (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora