Capítulo 5: Golpes Bajos

731 44 2
                                    

Lunes de nuevo.

Y allí iba yo, acompañada por Marcus. Iba medianamente feliz; por una parte estaba contenta porque ya no tenía más clases por ese día y solo me restaba ir a tomar un té helado de esos que me gustaban tanto y luego irme a casa.

Sin embargo, había otra parte que no se encontraba contenta, al contrario, estaba confundida, triste y me hacía recordar lo que había pasado durante la fiesta del viernes a cada momento.

Durante el último fin de semana, había estado bastante ocupada gracias a mis hermanos, pero durante los breves momentos que quedaba sola mi mente y mi corazón no dejaban de recordarme que Ethan me había besado, y que ese beso había remecido hasta los cimientos más firmes de mi alma.

No entendía a Ethan, o por lo menos no entendía a ese nuevo Ethan. Primero decía que no quería nada conmigo, y luego de dos semanas llegaba como si nada haciéndose el héroe y besándome de improviso.

Era tan cambiante que me confundía, me estresaba. Y la verdad ya estaba perdiendo las esperanzas de volver con él. Cada vez sentía a Ethan más lejos de mí y esta vez no había nada que yo pudiera hacer para mantenerlo a mi lado.

―Pequeña Sid― escuché que alguien me habló y sonreí por inercia.

―Liam el doctor― saludé mientras me lanzaba a abrazarlo.

Mi amigo me recibió con los brazos abiertos y enseguida comenzó a reír con esa risa tan característica suya, esa que me gustaba tanto.

Marcus nos quedó observando mientras negaba con la cabeza y luego cuando por fin nos separamos y Liam dejó de reír se acercó a saludar. Me agradaba verlos a los dos juntos, para mí ambos eran una fuente inagotable de conocimiento.

― ¿Cómo has estado amigo?― preguntó Liam a Marcus― ¿Dónde está tu novia?

Marcus se sonrojó tan solo un poco, seguramente todavía se avergonzaba cuando hablaban de él y de Rachell.

―Va a llegar un poco tarde― respondió.

Siguieron conversando y a veces yo me les unía, pero sencillamente adoraba verlos hablar de temas tan interesantes y tan complicados que solo ellos dos entendían.

Compré un té helado y un paquete de galletas de mantequilla, necesitaba azúcar en mi sistema.

Caminamos a la misma mesa de siempre, pero mi cuerpo se detuvo abruptamente cuando vio a una indeseable persona sentada allí.

Mis amigos ni siquiera notaron que había alguien ocupando nuestra mesa, solo cuando estuvimos a un lado se dieron cuenta de que Lucas se encontraba sentado en el puesto que antes solía utilizar.

― ¿Lucas? ―preguntó Marcus confundido.

Me miraron enseguida a mí, preocupados por mi reacción, pero yo simplemente no quería pelear, estaba cansada. Simplemente me senté en el asiento más alejado de Lucas mientras veía que este no me despegaba la vista de encima.

Me centré en mi té helado ignorando completamente al fastidioso que tenía enfrente y centrándome en mis dos amigos que me miraban todavía sin saber cómo reaccionar.

― ¿Se van a sentar? ―pregunté.

Apenas terminé de hablar Marcus y Liam se sentaron rápidamente. Uno a cada lado de Lucas que ni siquiera se inmutó al verlos sentados junto a él.

―Isidora― dijo el que alguna vez había sido mi mejor amigo.

―Este té está muy rico― comenté interrumpiendo a Lucas e ignorándolo.

El mejor de mis rechazos (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora