C5.

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Me agarro de la mano para ayudarme a bajarme de la camioneta, me abrió la puerta el se subió y empezó a manejar a no se donde.

Primero tenía miedo de a donde me llevaría después vi que estábamos como en un mirador y se veía la ciudad muy bonita.

Eduardo me volvió a abrir la puerta.

- Yo puedo caminar, no tienes porque hacerlo. - le dije tranquila solo diciéndole como "eres muy lindo para ser verdad"

- Te quiero ayudar. - sonrió.

Me ayudo a bajarme de la camioneta.

- Gracias. - le sonreí súper sincera.

- Te tendré que ayudar otra vez, - me dijo y creo que por mi cara de "que onda" dijo - te ayudare a subirte a el cofre.

Nos acostamos en el cofre viendo el paisaje y las estrellas, el no decía palabra alguna y mucho menos yo.

Esto estaba ya medio raro ósea se me quedaba mirando a los ojos sin parpadear y me acuerdo que una vez leí en un comentario que cuando alguien se te quedaba viendo a los ojos por mas de 5 segundos sin parpadear era porque quería tener sexo contigo... Bastante extraño.

- ¿Quieres un tequila?

- Est... - no me dejo ni terminar, se bajo rapidísimo del cofre antes de que dijera algo y agarro una botella de tequila y unos caballitos que tenía el en su cajuela. Ok como que ya tenía algo planeado.

Se sirvió el y me paso uno a mi, empezamos como a tomar muy tranquilamente, el cada vez servia mas en menos tiempo entre cada copa, ya llevábamos la mitad de la botella, lo bueno es que aguanto mucho y no se me sube rápido, lo raro era que ninguno de los dos hablaba mas que para, échale mas o algo así, súper equis.

Seguimos así hasta que el interrumpió ese silencio tan delirante que había en esos momentos.

- ¿Me permites? - me extendió la mano para que yo pudiera bajar del cofre.

- ¿A donde vamos? - le pregunte un poco asombrada de que me halla abierto la puerta de los asientos de atrás. Que carajos.

- Vamos a estar un rato mas aquí, solo que quiero escuchar música.

Bueno, si quiere escuchar música que la ponga y deje las puertas abiertas, no necesariamente tenemos que entrar a la parte de atrás de la camioneta, no a la cajuela, a los asientos de atrás.

Me senté y cerro la puerta, se subió del otro lado.

- Eres muy bonita. - me dijo Eduardo poniéndome su mano encima de la mía. Lo voltee a ver raro, la verdad es que no es muy cómodo, ósea llevamos unas horas de conocernos.

- Gracias, Eduardo. - le intente decir de la forma mas educada que encontré.

Me subió la mano como para que me acercara mas a el.

- ¿Quieres? - me pregunto, ¿Que si quiero que? Ósea, ¿Que insinúa?

Me empezó a besar muy tranquilo hasta se podría decir que era como sí intentará seducirme, más bien lo intentaba. Después pasamos a beso francés y entonces como que ya no solo me besaba en mis labios, los suyos bajaban a mi cuello y regresaban otra vez a mis labios pero como que mas salvaje. No sentía ningún sentimiento al besarlo, se sentía como que un ambiente frío, pero aun así el me seguía besando, yo no le decía nada pero no quería llegar lejos.

Se me subió encima hasta dejarme recostada en los asientos, ahora también me besaba los hombros y casi llegaba a mi nuca, sus manos empezaron a incomodarme, me agarraba la cintura pero como que empezaron a bajar hacia mis piernas.

- ¿Que te pasa? - le dije intentando quitármelo de encima pero el no se quito completamente. - Déjame, yo no quiero hacer nada contigo.

- ¿Porque, que tiene de malo? - dijo sin dejar de besar mi cuello.

Me moví para intentar que se quitara pero como veía que no lograba nada hice algo..

- ¡QUÉ SOY VIRGEN Y NI PIENSO DEJAR DE SERLO CONTIGO! - le dije gritando y el se quedo helado.

- ¿PORQUÉ? - me pregunto casi gritando. Ósea que se cree.

- ¿Porqué que? - le dije súper sangrona.

El de verdad se quedo muy impresionado pero se hizo para atrás dejándome respirar, me quede unos segundos ahí sentada con los brazos cruzados hasta que se me hizo totalmente incomodo el silencio y me baje de la camioneta con mis zapatillas en las manos, solo esperaba no encontrarme un vidrio.

Se escucho un portazo en la camioneta, preferí no voltear a ver cuando escuche las llantas rechinar.

Se me acerco un muchacho.

- ¿Estas bien? - como estaba muy obscuro no podía verlo bien pero por su voz se escuchaba que era una buena persona.

- ¿Me puedes llevar a un lugar? Si quieres puedo pagarte. - le dije muy fría, como que después de lo que paso no iba a andar dando vueltas de felicidad, obvio no, fue muy raro y de las cosas mas incomodas de mi vida.

- Tranquila, no me pagues, yo te puedo llevar gratis. - me dijo muy tranquilo, demasiado tranquilo.

- Ok, llévame. - y yo le dije muy fría, demasiado fría.

Me subí a su camioneta, el empezó a conducir y me volteaba a ver cada que podía, yo solo seguía viendo hacia enfrente, no lo conocía así que mas vale que me cuide ya vi que no en cualquiera puedes confiar, no todos son lo que aparentan.

Totalmente tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora