Estaba a cinco minutos de salir, sólo esperaba que fueran las cinco para poder salir. Me entró una llamada. - ¿Aló? - Hey, era para avisarte que ya salí... - De acuerdo, yo igual. Cinco en punto, tomé mi mochila y salí de mi consultorio. El hospital es grande, caminé hasta la salida, y me despedí del guarda. - Hasta luego. - Hasta luego, Jones. Feliz fin de semana. - Gracias igual. Caminé al parqueo, vi mi auto, abrí la cajuela, guarde mi mochila, la cerré y me adentré al auto. Lo encendí, y manejé hasta el trabajo de mi hermosa esposa. Estaba en la entrada, con un suéter, y su celular en manos. Cuando me vio, corrió hacia el auto y entró. - Hola.-Se acercó y me besó. - Hola, ¿Hablaste con la señora? - Sí, dice que está bien, que ya podemos pasar por él. - Pues, vamos... ¿Sabes la dirección? - Si, ella me la mando...-Dijo viendo su celular. Seguí la dirección que me daba Ashley, y llegamos a una casa, no muy lejos de la de mi madre. Ambas nos bajamos y tocamos la puerta. De ella salió una señora de unos... Cincuenta años...quizá un poco menos... - Soy Ashley hablamos por mensaje...-Dijo extendiéndole la mano, ella gentil la tomó. - Soy Carmen... ¿Vienen por el perrito? - Sí.-Sonrió, sigo amando la manera en la que sonríe. - Pasen...véanlo ustedes. Alaska tuvo tres, tienen dos meses...elijan uno... - ¿Cuál crees que le guste?-Me preguntó Ash. - Ése.-Dije señalando al que estaba dormido. - ¿Para quién es?-Pregunta la gentil señora tomando al perrito. - Para nuestra hija, hoy cumple cuatro años...-Dije sonriendo. - Ah, son...esposas...-Preguntó amable poniéndolo en una caja, con agujeros encima. - Si...-Dije abrazando a Ashley. - Bueno...les rebajare... ¿Tarjeta o efectivo? - Efectivo. Le pagué, tomé al animal, y ambas nos montamos al auto. Ella cargaba la caja con el animalito adentro, y yo parqueaba el carro. Me bajé, corrí hasta la puerta, la toqué, y de ella apareció mi hermano alzando a Mati. Mi hijo se alegró de vernos, ya que empezó a casi gritar. Yo lo alcé, y ambas entramos. - Llegaron.-Comentó mi hermano, hablándole seguro a mi mamá. - ¡Mami!-Gritó la pequeña al vernos.- ¿Qué hay ahí? - Tu regalo de cumpleaños, preciosa... - ¿¡En serio!?-Se emociono.- ¿Puedo verlo? - Claro que sí, es tuyo ¿no?-Ashley bajó hasta la altura de Gaby y dejó que ella quitara la tapa, su rostro de felicidad se notaba al ver al perrito.
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- ¡Gracias!-Gritaba mientras alzaba al animal. - ¿Cómo le vas a poner?-Dijo su abuela entrando en la conversación. - No lo sé... ¿Es mujer o hombre? - Mujer.-Contesté. - Luna...se va a llamar así.-Sonrió. - Lindo nombre...-Sonrió Ashley, levantandosé. - Ahora, me voy a jugar...-Dijo mientras corría y Luna la perseguía. - Más grande...-Dije hablándole a Matías.- Vos jugaras con él, igual como tu hermana. Lo besé en la mejilla, y sonreí al verlo. Sara bajaba las escaleras. - Hola, tía.-Me saluda de beso en la mejilla. - Hola, enana.-Dije despeidandola. - ¿Me dejas cargarlo? Papá no me dejó, dice que soy muy pequeña y que se puede caer. - Yo te dejo, solo agarrarlo muy duro, porque aparte de que esta gordo...-Me reí, ella igual.- Se mueve mucho... Asintió y le entregué a mi bebé. Ashley seguía junto a mí, así que la abracé. - Es demasiado lindo...-Dice meciéndose y dándole besos. - ¡A comer!-Gritó mi mamá.- Y Gaby, lávate las manos, no vayas a comer con perro en la mano. Reí por la advertencia de mi mamá, y nos acercamos a la mesa.
