Capítulo 13.

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"El amor es invisible y entra y sale por donde quiere sin que nadie le pida cuenta de sus hechos." Miguel de Cervantes.

***

-Pero, Ria, yo tengo sentimientos por él...

-¿Y qué? ¿Por eso no puedes olvidarle?

-No... No lo sé -murmuro -. Es difícil.

-Lo sé, pero tienes que conocer a más chicos -me dice -. Arthur sigue interesado por ti.

Alzo las cejas sorprendida.

-Pero si ya ni hablamos.

Asiente y sonríe.

-Pero hace dos días me dijo que quería pedirte para salir otra vez.

La miro con sorpresa y ella asiente para después empezar ambas a caminar hacia nuestras clases. Por el camino, cambiamos de tema y ella intenta animarme haciéndome algunas bromas.

[...]

-¿Cómo estás? -pregunta Livia tras sentarme a su lado.

Me encojo de hombros y saco los libros.

-Bien -contesto -, pero podría estar mejor.

-¿Él te ha dicho algo?

John hace presencia en el aula y escanea con su mirada a todos los alumnos para ver si están sentados. Cuando acaba, se dirige hacia el pupitre y saca tres tizas.

-Melissa, Peter y Cloe a la pizarra.

Respondo a Livia negando con la cabeza y ella hace una mueca, lamentando que él no me haya enviado mensaje alguno. Me encamino hacia la pizarra y John me tiende una tiza.

-A cada uno os voy a dar un ejercicio, si lo hacéis bien sube medio punto del próximo examen.

Abro los ojos ante sus palabras y sonrío; la primera cosa que me alegra en el día.

John empieza a darle un ejercicio a mis compañeros y luego viene hacia mí, se posa a mi lado y empieza a escribir. Mientras hace esa acción, me permito el lujo de observarle con una clara media sonrisa en mi boca y notar como mis hormonas se alteran.

Maldita adolescencia.

-Espero que lo sepas hacer bien, Melissa.

Sus ojos se posan sobre los míos y me dedica una media sonrisa para después guiñar un ojo y marcharse. Antes de empezar, vuelvo a mi sitio a por la calculadora y empiezo a resolverlo.






-¿Crees que está bien? -murmura a mi lado, demasiado cerca.

Extrañada, frunzo el ceño y desvío mi mirada del ejercicio a John, el cual tan solo me observa.

-Sí, son los pasos que enseñaste.

-Pero no has pasado al otro lado del igual la fracción, cosa que implica que esté negativa.

-Pero al estar negativa y la otra parte del igual también, se cambian por regla los signos.

“Toma, fastídiate.”

-Muy cierto, Melissa.

Observo a la gente de clase realizar sus actividades y yo poso, de nuevo, mi mirada en John, el cual sigue a mi lado, mirándome.

-Quédate después de clase. Tenemos que hablar de algo.

      Frunzo el ceño por unos segundos pero no digo nada, así que le doy la espalda y me encamino hacia mi asiento mientras le comunico a Livia con gestos que coja su teléfono.

Hugo, te quiero. [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora