"Me asusta la manera en que te amo, es como si antes de ti no hubiera nada y después de ti tampoco." Marcela Novoa.
***
Las tres nos adentramos al Barrio Brixton Bar & Café y tomamos asiento en un sofá azul. Hasta que el camarero llega, las tres nos dedicamos a contar cosas de las navidades y reír cada pocos segundos.
-¿Y tus padres saben lo de Arthur?
Mis ojos se posan sobre los marrones de Ria y niego rápidamente con la cabeza, causando que ambas rían.
-John me felicitó el año nuevo.
Al mencionarlo, Livia me mira con una media sonrisa y Ria sonríe. Yo, comprendiendo lo que me dicen sin pronunciar palabra alguna, ruedo los ojos y recuesto mi espalda sobre el respaldo del azul sofá para después reír.
-Idiotas.
-Él está bueno – comenta Livia mientras el camarero nos deja nuestras bebidas —, pero ya no impartirá más clases.
Alzo las cejas sorprendida y la miro con asombro.
-¿Y eso? – pregunto mientras la pajita de mi bebida está entre mis labios.
-El profesor de antes vuelve – cuenta, tras beber de su Nestea —. Resulta que ya se ha recuperado, o algo así.
-Melissa, no llores – bromea Ria intentando reprimir una risa –. Podréis tener algo fugaz fuera.
Ruedo los ojos y río.
-Yo tengo algo con Arthur. No necesito nada más.
Livia ríe mientras Ria teclea un mensaje en su teléfono.
-Es verdad – aseguro.
-Al menos admite que tienes atracción hacia él.
Resoplo y bebo.
-Que no.
***
-¿Voy bien? – le pregunto a Arthur posicionándome frente a él.- ¿O el pelo está demasiado despeinado?
Él ríe.
-Déjame a mí.
El chico de ojos azules se incorpora y, cuando está de cara a mí, pasa ambas de sus manos por mi pelo para peinarlo mientras no deja de observarme. Cuando acaba, una sonrisa abarca su rostro y me guiña un ojo para después cruzar sus brazos bajo el pecho y asentir.
-Perfecto.
Niego con la cabeza con una sonrisa.
-Me voy – me despido mientras tomo mi mochila –. Adiós.
-Espera – me dice, tomándome del antebrazo para después unir nuestros labios.
Cuando nos besamos, siento como el aire de nuestro alrededor se carga y mi corazón se retuerce para empezar a latir sin mesura alguna.
“No puede estar pasando.”
Asustada, me separo de él con miedo y Arthur, extrañado, posa su mano sobre mi hombro y ladea su cabeza.
-¿Qué pasa?
-Llego tarde – fuerzo una sonrisa y me dirijo hacia la puerta de su habitación —. Adiós.
-Adiós, nena.
Nada más cerrar la puerta de su habitación, apoyo mi espalda en la pared de al lado y jadeo pensando en lo que ha sucedido cuando nos besábamos; en lo que he sentido. He notado como mi corazón latía al igual que cuando Hugo se encontraba a mi lado.
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Hugo, te quiero. [Parte 2]
RomanceCuando te rompen el corazón o la realidad te agolpa en el momento que estás en éxtasis, sufres; sientes el mundo derrumbarse y todo ponerse en contra tuya, creyéndote que al final es tu culpa. Melissa no está bien, y todo esto es a causa de la discu...