"Hay amores que duran para siempre aunque no estén juntos." Acción poética.
***
Giro mi cara, centrando de nuevo mi vista en los zapatos y queriendo no caer en la tentación de mirarle, otra vez. Siento su mirada puesta sobre mí, lo que me provoca un escalofrío que me recorre la espina dorsal de arriba hacia abajo. Quiero ver sí me continúa mirando, pero no puedo.
Relamo mis labios secos y coloco un mechón de mi pelo tras una de las orejas a la vez que me me percato de otro modelo de zapato que me gusta, pero está al lado de él. Me planteo durante unos segundos si merece la pena o no ir allí, pero acabo yendo de cualquier manera.
Veo, de reojo, como John se remueve en su asiento incómodo, y es bastante obvio el motivo. Sonrío por inercia y me pongo de puntillas para coger la deportiva del lugar más alto, y cómo no, se me cae; justo a su lado.
Me agacho de cara a él y la cojo, alzando la mirada y viendo su mirada fija sobre mí. Y sonríe con aquella sonrisa. Y yo también lo hago. Su prometida, o ahora mujer, le hace una pregunta para después mirarle con el ceño fruncido debido a que está centrando su atención en mí.
-Hola, Melissa, cuánto tiempo - se gira hacia la chica -. Es una alumna del colegio en el que hice de sustituto.
Ella asiente entendiendo y me sonríe a la vez que mueve su mano a modo de saludo.
-Hola, John - me giro a ella y la saludo con una sonrisa.
-Voy a preguntar si tienen otra talla - le comunica la chica a John, que asiente y deja un escaso beso en sus labios.
Él se gira hacia mí, toma asiento y alza la cabeza para mirarme.
-Hace tiempo que no te veo, y la última vez...
Ruedo los ojos.
-¿Le has puesto los cuernos? - frunce el ceño -. A ella, tu prometida.
Niega con la cabeza.
-¿Por qué tendría?
-Viendo como eres... - murmuro por lo bajo, de una manera casi inaudible. Sonrío -. Oh, por nada...
Él asiente confuso, ya que ha oído lo que he dicho, pero gracias a Dios que no sabe castellano. Se pone en pie, mete la mano en sus bolsillos y acorta un poco la distancia.
-Echo de menos las clases, la verdad.
Me mira de una manera bastante extraña que creo haberla sentido alguna que otra vez por otra persona. Me encojo de hombros.
-Pero ya no trabajas ahí.
-No - niega con la cabeza y sonríe -, pero si quieres puedo darte clases de repaso.
Río y John hincha su pecho.
-No hace falta - lo rechazo -. Me vuelvo a España en poco tiempo.
Su semblante cambia, y sé que todo esto le ha tomado por sorpresa. Entreabre algo su boca y da un paso hacia atrás, cruzándose de brazos.
-¿Cuándo?
Pienso durante unos segundos.
-Semana y media, casi dos.
-¿Volverás? - creo sentir un deje de esperanza en su pregunta.
Niego con la cabeza.
-No.
Y baja la cabeza un poco, asintiendo levemente después y dando el paso hacia adelante que antes había quitado.
-Podemos... quedar. Ya sabes... Solo ir a comer y ya.
Bajo la mirada a sus pies, planteándome en cómo decirle sin indirectas que no. Por Dios, está prometido. Que sí, que tal vez lo más probable es que quiera solo comer y ya.
O no.
Miro sus ojos varios segundos para después centrar mi vista, de nuevo, en otro lugar que no sea él. Muerdo mi labio inferior mientras pienso, y John lo mira como si fuese algo como un pecado. Suspiro.
-Mira, John... - murmuro -. No. No puedo quedar contigo.
***
1 semana y media después...Abrazo con fuerza a Livia, apegándome a ella como si de una lapa me tratase en la oscuridad de una de las calles de Londres. Mañana me voy y esta es mi última noche aquí.
Nos separamos y posamos ambas las manos en los hombros de la otra, mirándonos con lágrimas en los ojos.-Te quiero mucho, Melissa - me revela Livia.
La chica de ojos azules, lo que más le caracteriza, es no revelar sus sentimientos aunque sean evidente; y, por lo tanto, esto me pilla desprevenida y me sorprende.
-Y yo también, Livia.
-Italia y España están relativamente cerca, ¿no? - susurra en la silenciosa calle a las doce de la noche -. Nos veremos, ¿verdad? Tú podrás venir en verano algunos días, o yo allí...
-Sí - digo sin preámbulo alguno, abrazándola de nuevo -. Gracias por este tiempo, me has ayudado muchísimo.
-Tú a mí también.
Con lágrimas en los ojos, nos separamos lentamente para mirar a las demás y sonreír, pero entonces ya soy abrazada por Ria y Mila.
-Nosotras iremos a España o Italia y nos veremos, ¿vale? - susurra Mila, con voz quebrada.
-Eso, eso - Ria concuerda, se separan y nos miran -. Nosotras seguiremos aquí, pero os visitaremos.
Sonreímos Livia y yo, la chica de ojos azules se aproxima hacia nosotras junto la otra y nos abrazamos, formando una piña otra vez. Mis ojos rápidamente se llenan de lágrimas y las ganas de aferrarme a alguna de ellas se hacen presentes.
"¿Cómo pueden haber pasado nueve meses ya? Es imposible"
-El tiempo se ha pasado muy rápido - comenta Ria con un deje de miedo en su voz, tras habernos separado.
Asentimos de acuerdo.
-Me lo he pasado tan bien con vosotras... - susurra Livia. Las cuatro estamos en la solitaria calle transitada -. Os voy a echar de menor.
Sonrío.
-Yo también. Muchísimo - recalco.
-Bueno... Pues para que tengamos una noche memorable, creo que tenemos que hacer alguna que otra locura - sugiere Mila, con sus ojos azules mirándonos aleatoriamente -, ¿no creéis?
Miro a las demás con una media sonrisa traviesa, acabo asintiendo y lo primero que hago es quitarme los tacones y posar mis pies en el frío suelo de la acera. Ellas me miran con el ceño fruncido y yo río.
-¿Qué haces?
-¿Te apetece una carrera hacia la discoteca? Paso de ir poco a poco y en tacones.
Livia me mira cómplice e imita mi acto anterior.
-Yo me apunto.
-Y yo - dice Ria, sujetando también sus tacones en una de las manos.
Finalmente, Mila opta por hacer lo mismo y, cuando las cuatro nos hemos quitado ya los tacones, nos posicionamos una al lado de la otra y empezamos a correr. ¡Y qué libertad!
Mis pies cubiertos tan solo por unas finas medias transparentes se mueven con rapidez por el suelo, largando en ese momento una sincera risa, al igual que las demás.
Voy a echar de menos esto.
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Hugo, te quiero. [Parte 2]
RomanceCuando te rompen el corazón o la realidad te agolpa en el momento que estás en éxtasis, sufres; sientes el mundo derrumbarse y todo ponerse en contra tuya, creyéndote que al final es tu culpa. Melissa no está bien, y todo esto es a causa de la discu...