Capítulo 14.

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"El que ha conocido solo a su mujer y la ha amado, sabe más de mujeres que el que ha conocido mil". Leon Tolstoi.

***

Nos separamos con la respiración agitada y siento mi corazón bombear con fuerza. Los ojos de Arthur me miran con intensidad y sus pupilas se encuentran dilatadas a causa del alcohol, creo.

-He esperado mucho tiempo este beso -comenta, en voz baja.

Como si tuviese once años, sonrío como una cría y cuelo mi cabeza entre el espacio de su cuello y hombro. Arthur me aprieta más contra él, provocando que sienta, a través de la ropa, el calor de su cuerpo.

-¿Por qué llorabas?

Su voz se ha tornado dulce y cálida, lo que provoca que en mi pecho sienta una extraña sensación y salga del hueco para ver sus ojos.

Bajo la noche de Londres, los dos seguimos en la misma posición en la que nos pusimos al besarnos y yo desvío mi mirada hacia otro lugar, intentando no sentirme culpable al haber besado a Arthur sintiendo algo por Hugo.

-Eh, Melissa, tranquila.

Mis ojos empiezan a aguarse y la conversación con el chico de pelo castaño vuelve a mi mente, recitando todas las palabras que salieron de nuestras bocas. Los dedos de Arthur se encuentran en mis mejillas, eliminando todo rastro húmedo a causa de las lágrimas.

-Lo siento -me disculpo -. Estoy sensible estos días.

-¿La regla?

Alzo una ceja y niego con la cabeza.

-¿Por qué siempre pensáis eso? -pregunto - Tan solo echo de menos a mis amigos de España.

-Es normal -musita comprensivo sin dejar de mirarme. Me gustan mucho sus ojos azules -. Debe ser muy duro.

Me encojo de hombros y trago con fuerza.

-Bastante -musito -. Mis padres vendrán el mes que viene por navidades, pero aún así, no podré ver a mis amigos.

Los ojos azules de Arthur conectan con los míos por unos instantes, en los cuales nuestros rostros se acercan y nos volvemos a besar como antes.

-¿Te apetece salir mañana a correr conmigo?

Me separo de él y rodeo su cuello con mis brazos para después acariciar su nuca, provocando que Arthur cierre los ojos y ronronee.

-Claro - acepto -. ¿Me pasas a buscar?

Asiente.

-¿A las siete? - asiento -. Perfecto.

Y me besa.

***

-¡¿De verdad?! - exclama Sandra con sorpresa.

-Melissa, no pierdes el tiempo, eh.

Río con algo de vergüenza y aparto la mirada de la pantalla del portátil. Escucho las risas de mis dos amiga y siento mis mejillas tornarse rojas.

-¿Y es guapo? - pregunta Alexia.

Asiento con una sonrisa y desbloqueo mi teléfono para acceder a WhatsApp y enseñarles su foto de perfil.

-Menudos ojazos - murmura Sandra -. ¿Tiene veinte años?

Niego con la cabeza.

-Diecinueve - respondo mientras lo bloqueo.

-¿Y ya habéis...?

-No -niego con rapidez. Trago fuerte durante unos segundos en los que me planteo si realmente vale la pena preguntarles a cerca de él, pero finalmente lo hago: - ¿Qué tal Hugo?

Hugo, te quiero. [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora