Capítulo 23.

1.5K 125 5
                                    

"Vení a dormir conmigo: no haremos el amor, él nos hará." Julio Cortázar.

***

3 semanas después...

-¡Bebe, bebe, bebe! -escucho gritar a mis tres amigas – ¡Bebe, bebe, bebe!

Me acabo todo el contenido del vaso y jadeo ante la extraña sensación para después sentirme algo mareada. Río sin sentido alguno y Ria se acerca a mí.

-¿Mareada?

Cierro los ojos, uno de sus brazos rodea mi cintura y asiento.

-Algo.

-Siéntate aquí – nos aproximamos a uno de los sofás situados en el salón y se acerca a mi oído –. Ahora vengo.

Ria se marcha y yo me encuentro sentada en el salón de aquella casa donde me besé por primera vez con Arthur. Sonrío ante el recuerdo, pero seguidamente cierro los ojos intentando no marearme más de lo que ya estoy.

-Ya estoy aquí - escucho la voz de mi amiga –. Bebe todo esto y después come un poco de este bocadillo.

Abro los ojos y le sonrío en agradecimiento a Ria. Bebo con rapidez el agua para después pegarle un gran mordisco al bocadillo.

-Menudo cumpleaños te has montado, nena - interviene Arthur, besándome castamente en los labios y percatándose de la presencia de mi amiga —. Hola, Ria.

-Hola - ella le sonríe –. Melissa, te dejo. Y por cierto, Arthur, vigílala.

Él ríe por lo bajo y asiente para después posar sus azules ojos en mí. Toma asiento a mi lado y rodea mis hombros con un brazo para atraerme a sus labios.

-¿Sabes lo que le falta a esta fiesta?

-¿Qué?

Al haber vuelto a cerrar los ojos, me pilla de sorpresa sus labios sobre los míos y sus manos sobre los pechos.

-Uno rápido en el baño.

Me separo de él, sonrío y me incorporo.

-¿Llevas condón?

-Dos - dice, incorporándose para después atraerme hacia sus brazos –. Nos nos hemos visto en las vacaciones, así que...

Le guiño un ojo divertida.

-Vamos al baño, querido.

Tomo su mano y tiro de él mientras subimos las escaleras de aquella casa y nos adentramos al baño.

***

-¿Cómo fue la fiesta? - pregunta mi madre, tras beber de su café.

-Bastante bien - contesto  y después bostezo.

-¿Cansada de tanta marcha, primita? - pregunta Ángel con gracia.

-Calla, idiota - le ordena Natalie –. Melissa está cansada porque se ha levantado pronto, ¿verdad?

Los ojos de mi prima se posan sobre mí para después guiñarme un ojo y yo asiento, riendo ambas ante la mirada de mis tíos, padres y primo.

-¿A qué hora os vais? -pregunto con tristeza.

-A las doce - comenta mi padre observando el reloj en su mano –; es decir, en cinco horas.

Resoplo.

-¿Volveréis?

Mi madre sonríe, toma mi mano por encima de la mesa y asiente.

-Claro, cielo - afirma –.Cuando sea Semana Santa estaremos aquí.

Hugo, te quiero. [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora