"La amistad puede ascender a amor, y a menudo lo hace, pero el amor nunca desciende a amistad." Lord Byron.
***
Beso sin pudor alguno a Arthur para después cerrar la puerta de la habitación y lanzarme sobre la deshecha cama. Tras unos minutos de descanso, me incorporo con intención de arreglarla y ponerme el pijama. Tras eso, vuelvo a tumbarme y tomo mi teléfono para ver una notificación en Instagram.
@Arthur_M te ha etiquetado en una foto.
Observo la foto que se tomó hace unos días en la cual él y yo estamos besándonos en el patio de la residencia. Sonrío recordando como Mila nos avisó que nos la hizo y le pidió Arthur que se la enviase. Leo el pie de la imagen, escribo una respuesta y reposteo la imagen para publicarla en mi perfil.
Mediante transcurren los primero quince minutos, la gente va dándole "me gusta" a la imagen que he publicado, seguido de comentarios de compañeros tanto de Londres como de España.
"¡Qué bonita pareja!"
"Mel, ligonaaaaaaaa. Te echamos de menos."
"Ahí, ahí. Aprovechando el tiempo."
Una nueva notificación aparece, avisándome que Hugo ha marcado "me gusta" a la imagen que he publicado. Nada más verlo, el corazón se me acelera y recuerdos de lo que hemos hablado hace unas horas vuelven a mí; golpeándome y causando que tenga ganas de llorar.
Empiezo a revisar las imágenes publicadas de la gente que sigo para actualizar el muro y que me salga la imagen que menos espero. Hace dos minutos que Hugo ha publicado una foto dándose un pasional beso con la chica de intercambio, lo que causa que yo sienta algo romperse en mi interior.
Con la vista nublada, me debato entre darle "me gusta" o no, pero no me da tiempo pensar ya que Livia ha llegado junto a Ria, y al verme ambas, acuden a mí corriendo.
-Melissa, ¿qué pasa?
Les enseño la imagen a las dos y entreabren la boca para después dedicarse unas miradas. Ria toma mi móvil, lo bloquea y ambas me abrazan para acabar yo sollozando y sintiendo el vacío tan conocido en mi interior.
[...]
-¿Estás mejor?
Limpio con una servilleta mi boca y mis ojos se posan sobre los azules de Livia, la cual está enfrente de mí. Un suspiro brota de mis labios y niego con la cabeza para después intentar contener las grandes ganas de llorar que tengo.
-¿Irás a clase?
Observo a Mila y asiento.
-Esto que me pasa no impedirá que deje mi futuro de lado.
-Esa es mi Melissa – me dice Ria con una sonrisa –. ¿Luego nos vamos de compras a la calle Oxford? Allí hay un Primark.
Le dedico una sonrisa triste y asiento.
-Gracias por intentar animarme y todo, lo que menos pretendo es que os desviváis por mí.
-Somos amigas, ¿no? – asiento con una decaída sonrisa –. Pues eso es lo que hacen las amigas.
Tras acabar de desayunar, cada una se marcha hacia su clase. Cuando llego a la de biología, tomo asiento junto a una chica y el profesor empieza a impartir clase.
El timbre suena y yo me incorporo de mi asiento para después encontrarme con Arthur en el pasillo, que viene directo hacia mí. Cuando está enfrente mía, rodea mi cintura con su brazo para después darme un casto beso en la boca.
-¿Vamos luego a dar una vuelta?
Niego con la cabeza.
-He quedado con Ria y las demás – le comunico –. Y mañana tampoco puedo porque he quedado con Natalie.
-¿Y esta noche tienes algún plan? – pregunta con deseo en sus ojos.
Asiento y veo como Arthur se mosquea.
-Estar contigo.
Nada más escuchar eso, el chico de los ojos azules sonríe y me besa con lentitud en medio del pasillo, que se encuentra a penas desierto. Sus labios provocan un gran delirio en mí cuando empezamos a besarnos con ferocidad, pero nos tenemos que separar al llegar Ria junto las demás.
-Adiós – le guiño un ojo tras despedirme.
-Adiós, nena.
***
-Hola, Natalie.
Los ojos almendrados y marrones de mi prima se posan sobre mí y sonríe para después besar a su novia y despedirse de ella. Cuando por fin estamos solas, nos fundimos en un abrazo de primas y siento melancolía al extrañar a mis padres.
-Hola, Melissa, ¿ cómo estás?
Empezamos a caminar las dos en dirección al Soho mientras empezamos a hablar de temas variados, poniéndonos al día. Cuando llegamos a un lugar donde comer, uno de los camareros nos asigna una mesa y, tras mirar la carta, formulo una pregunta hacia mi prima.
-Natalie – la llamo –, ¿puedo preguntarte algo?
Sus ojos me observan por unos instantes para después peinar su larga melena castaña de lado y asentir.
-Dime.
-¿Cómo puedo saber si estoy enamorada?
Mi prima, nada más escuchar eso, alza las cejas sorprendida ante la pregunta y después empieza a pensar la pregunta mientras da unos leves toques a su nariz respingona.
-No lo sé – responde finalmente -. Yo, por ejemplo, sé que estoy enamorada de Hannah.
-¿Y cómo lo sabes?
Ella sonríe.
-Porque cuando estoy con ella me siento bien y a gusto, Melissa – responde –. No siento, como dicen en los libros, que es mi otra mitad. Tan solo siento que estoy completa; que ella me complementa.
Sonrío al ver lo enamorada que está mi prima.
-¿Por qué lo preguntas?
Su pregunta me pilla desprevenida y bajo la mirada intentando pensar en cómo contarle mis extraños sentimiento hacia Hugo y todo lo que está pasando. El camarero viene, toma nota de lo que queremos y Natalie sigue pendiente de mi respuesta, la cual le cuento con pelos y señales.
-Entonces, ¿tú qué opinas?
-Que el chico es imbécil – responde con claridad –. Sabiendo que tú le confesaste indirectamente tus sentimientos hacia él y luego anda con otra.
-Lo sé – murmuro –. Soy un poco estúpida al no poder olvidarle.
-No lo eres, Melissa – me rectifica –. Lo que pasa es que, a lo mejor, él quizá te corresponda, pero los hombres tardan en darse cuenta.
-¿Tu experiencia con los hombres?
Ríe, bebe de su cerveza y niega.
-En parte, sí – me dice con una clara sonrisa –, pero también por Ángel.
-¿Qué le pasa?
-Que no se da cuenta de las cosas, Melissa. Y cuando se dé cuenta, será tarde.
***
¡Espero que os haya gustado!
Me gustaría que comentaseis qué esperáis que suceda en la historia y no un simple "síguela".
¡Saludos desde Coachella y buenas noches! (2016)
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Hugo, te quiero. [Parte 2]
RomanceCuando te rompen el corazón o la realidad te agolpa en el momento que estás en éxtasis, sufres; sientes el mundo derrumbarse y todo ponerse en contra tuya, creyéndote que al final es tu culpa. Melissa no está bien, y todo esto es a causa de la discu...