La navidad se aproximaba. Las vacaciones ya mismo nos la daba. Y el frío más venía. En Inglaterra siempre lo hacía. Pero en Navidad era cuando era un huracán de hielo.
Estaba a fuera en el pasillo fumandome un cigarro antes de entrar a una aburrida clase. Tiraba la colilla pisandola y miraba atrás escuchando que alguien abría la puerta de mi clase. James.
—¿Te han echado?—Pregunté sin sorprenderme.—
—No, he pedido ir al baño, ¿Tu no entras?—
—Iba ahora mismo.—
—Ya mismo las vacaciones.—
—Si, hay que montar varias fiestas.—
—En Año Nuevo hay que desmadrarse.—
—Pero sin Claire, ¿no?—
—Claramente, ella se ira con sus amigas también a otra fiesta.—
—Cuernos a la vista.—Susurré mirando a otro lado del pasillo.—
—Ella no me sería infiel.—Dijo en tono molesto por lo que dije.—
—Tranquilo eh.—Dije mirándole sin más y entraba en clase.—James estaba con Claire como cuando si nos compramos unos tenis nuevos. Pues igual. Y si encima los pisas, te puedes preparar. Pues lo mismo. Si dices algo malo de su chica, o se enfada, o te la lía. No creo que James este enamorado. Solo encaprichado. A todos los tíos nos pasa con alguna tía. La suerte es que a mí nunca me ha pasado.
Una semana después.
Entraba en casa observando que estaba bastante limpia. Andaba despacio llegando al salón y mira unas maletas. No por favor. No, no puede ser. Ponía mis ojos en blanco imaginándome lo peor.
Adam llegaba al salón sacudiéndose las manos y me miraba como si nada agarrando las maletas.
—¿En serio que te vas?-Pregunte.—
—Si, este año me toca ir a ver a mis padres.—
—El año pasado también fuistes tú.—
—No, vinieron mis padres, este año me toca a mi.—
—Agh, no fastidies.—Puse mi mano en mi pelo negro sacudiendolo.— No me dejes solo, no me gusta pasar las navidades solo.—
—Pues vete a Florida a ver a los tuyos.—
—No me hablo con ellos.—
—Ese es tu problema James.—Decía como si no le importaba seriamente y señalaba la barra.— Te dejo doscientas libras para que compres comida o cosas urgentes.—Cogía sus maletas arrastrándola y pasaba por delante mía.— ¿Me oyes? Cosas urgentes, no alcohol, ni drogas, ni condones.—
—Los condones son urgentes.—Me giraba rápidamente alzando una ceja por la estupidez que dijo.—
—Pero no te lo montes en mi habitación.—Se me quedaba mirando por segundos y nuevamente cogía sus maletas, dándome la espalda.— Feliz Navidad.—Decía en forma de despedida y se iba.—
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El Puto Amo.
RomanceEl querido y guapo de Dean Marshall de 19 años, es un popular mujeriego. Él es pasota, es divertido, es optimista, bastante ligón y eso si, es muy grosero al hablar. En su instituto todos le consideran como el puto amo. Por qué se acuesta con todas...