Capítulo 14.

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La gente con ese ambiente familiar es lo que yo veía cada vez que pasaba por la calle. Estaban llenos de regalos, de amor, de felicidad. Yo estaba lleno de bolsas comida pre-cocinada, alcohol y cigarrillos. Podré comer la Noche Buena. Tomar algunos vicios. Y si sin compañía también me daba igual. Así puedo pensar de las posturas que voy a poner en la cama a Juliette. Pajearme también en pensar en ello. Porque voy a reventar.

Llegaba a casa dejando las bolsas en la cocina con un suspiro. Lo primero que haré es desvestirme. Ducharme. Ponerme el pijama y que pasen las horas.

Cuando termine estar bien con yo mismo estaba con una camiseta negra y un pantalón del chándal. Me sentía más tapado qué nunca. Porqué siempre iba en bóxer o desnudo por casa.

Me echaba un bol unos tallarines chinos qué ya estaban preparados solo había que calentarlos y ya esta. Aparte de eso, me compré un bote pequeño de picante. Guinda roja. De lo que pican y pican. Me lo echaba en los tallarines como especie de salsa. Me gustaba el picante. En Florida se comía muchas comidas picantes, mucha comidas mexicanas, mucha comidas sureña. Florida hace mucho calor y vienen muchos turistas. Por eso me gusta el picante. No es el mismo que el que venden en mi país pero podría conformarme.

Intentaba hoy no recordar en nada. Pero sería imposible. Todas las navidades pensaba en mis padres y qué me arrepentía por hacerles eso. Pero soy egoísta también. Quiero vivir mi vida. Soy joven. Quiero beber. Quiero perder la cabeza de día y noche. No vivir en un mundo como todos viven. Amargados con sus vidas perfectas. Quiero ser un desorden. Hacer lo que quiera. Aunque mis padres tengan que sufrir por ello, por mí.

Me quedaba en el sofá mirando la televisión que no echaban nada. Cerraba mis ojos lentamente sintiéndome cansado. Cansado y un poco vacío por este día familiar. Al igual que mañana. Mañana es Navidad. Navidad. Navidad.

Un ruido escuchaba y empezaba abrir mis ojos lentamente quejandome. Estaban tocando al timbre de mi puerta. Podría ser alguna anciana amable en ofrecerme un bizcocho. O un ángel caído con unas buenas tetas. Andaba hacia la puerta con los ojos pegados a la cara y no era ninguna e las dos cosas que imagen. James.

-Feliz Navidad.-Decía James sonriente mientras se me acercaba y me daba un abrazo delicado.-

-Aún es de noche.-Dije entre bostezo dejándome abrazar.-

-Pero son más de las doces.-Decía James apartándose de mi lentamente.- Son las tres de la mañana y te traigo esto.-Se sacaba una botella mediana de tequila.-

-¿Las tres de la mañana?-Pregunté extrañado mirando como entraba en casa y cerraba la puerta, le miraba fijamente con los ojos entre cerrados.- ¿Que cojones haces aquí? ¿Y Claire?- 

-Me presentó a su familia y me quede un rato hasta que le dije que tenía que verte y le pareció bien.-

-¿Qué se lo tomo bien? ¿Que cojones se ha tomado?-Dije quedándome quieto en el salón, tocando mi pelo alborotandolo.-

-Ella no le caes bien pero ella tiene y entiende que eres mi mejor amigo.-Decía mientras se metía en la cocina.-

-Lo más consolador que he oído en toda la noche.-Susurré para que no me oyera y carraspeaba.- ¿Y que has cenado?-

James continuaba hablando pero notaba mi cara áspera y cansado. Iba andando como podía al pasillo hasta el fondo para llegar al baño. Me pasaba el agua por la cara hasta espabilarme y luego me secaba con la toalla. Seguís oyendo de lejos a James de hablar pero no le oía bien. Tampoco le ponía atención. Me volvía al salón ya más atento. Con la cara mas fresca. Hasta oírle.

-¿Y tú?-James terminaba de finalizar la frase justo cuando llegué al salón.-

-Tallarines.-Respondí andando al sofá, me sentaba echándome para atrás, suspirando.-

El Puto Amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora