El Bello y la Bestia •AyA• (Versión en español)

Capítulo 10

- Entiendo. - Alfonso oyó su suspiro. - La Comunicación sobre el intercomunicador es tan impersonal.

- Es la forma en que debería ser Anahi.

Abajo, en la cocina, se apoyó la frente contra la pared. Cabeza dura.

- Nada es fijo, usted sabe?

- No -. Se detuvo por un momento. - ¿Qué quieres Anahi?

La irritación se le ocurrió, causando una reacción inmediata. Lo que hizo? Sólo una vida normal. Antes de Kelly llegó. Pero sabía que Alfonso sería seguir resistiendo.

- Nada - dijo en voz baja. - Voy a terminar dando una forma de evitar las reglas. Especialmente éste, no caminar alrededor de la casa en la noche. Me gusta beber chocolate caliente, mirando las estrellas.

- Entonces usted debe ser sentirse como en casa.

- Es verdad.

Alfonso quería que ella se sienta a gusto, sobre todo con Kelly viene a la mañana siguiente. Estaba desesperado para alojarse, especialmente después de Katherine Davenport había llamado esa mañana, diciendo que no encontró un reemplazo calificado. Alfonso pensó que estaba enojado con él, y no estaba haciendo mucho esfuerzo.

Unos minutos más tarde, oyó un golpe en la puerta. Alfonso se acercó, mirando a través del visor. Ella era muy persistente.

- Deja allí mismo.

Ella le sacó la lengua a la puerta.

- Precioso, señorita. Puente - dijo con sequedad. Anahí sonrió torpemente y se llevó la bandeja lateral.

- Acerca de anoche ...

Alfonso se quejó en voz baja, y apretó el botón del intercomunicador en la puerta.

- Fue un error de tocarla.

- ¿Por qué?

Él parpadeó sorprendido.

- Es la niñera de mi hija.

- Muy conveniente, ¿verdad?

- ¿Qué?

Ella dio un paso atrás, antes de que el tono de su voz.

- Bueno, yo estoy aquí, soy una mujer y ...

- Es demasiado hermosa.

Sus labios apretados, dejando al descubierto toda la amargura que sentía. Casi deseó tener cicatrices como Alfonso. Por lo menos sé que los hombres no sólo querían para la belleza.

- No es lo que quería decir.

- Me pregunto cuánto tiempo que no soy una mujer?

La voz ronca hizo que sus rodillas van débiles.

- ¡Es claro que no!

- Liar.

Se cruzó de brazos, mirando hacia la puerta.

- Insultar al otro es una actitud infantil.

- Disculpe.

- Olvídalo.

- Está bien.

Pero Anahi en duda. Sobre todo después de evitarse cuidadosamente, y luego agarró como a un salvavidas a un hombre que se ahoga. Aun así, no podía ignorar la electricidad que envolvía el calor que atraviesa su cuerpo. Y la voluntad que se sentía al tocarlo, para probar la fuerza de ese cuerpo alto y fibroso. La hacía sentir pequeña, indefensa, y esos pocos segundos, protegida.

No era algo que fácilmente podría olvidar.

- Si quieres más, sólo hay que preguntar - dijo, dándose la vuelta y bajar las escaleras.

Alfonso tomó la bandeja, y admiró la gran variedad de alimentos: huevos, tortitas, salchichas, tocino, café, tostadas, mermelada y galletas. Tendría que correr unos cuantos kilómetros para quemar todo, pensó, saboreando las delicias. Y tratando de no pensar en la mujer que había preparado.

Durante el resto del día el contacto entre ellos era mínima. Y Alfonso esperó con impaciencia, llegó la noche. Las sombras lo protegieron y le dieron la libertad. Me sentí como un vampiro, condenado a la oscuridad. La noche era su amigo, pero amaba el día, el sol.

Ahora miraba a la mujer que estaba durmiendo en el sofá con un libro abierto en el pecho. Él inclinó la cabeza para leer el título. Los niños y la pena. Una vez más, pensó en cómo Kelly lo apoyaría, ya que quería consolarla. Como quería abrazar a su hija, acariciándole, saber todo sobre ella, la vio crecer y aprender. Una vez más Dulce maldijo por no permitir que compartir la vida de Kelly. Entonces se dio cuenta, con gran pesar, que contaba con Anahi, a amar a su hija en su lugar.

Anahí vio elevarse el ferry en llegar y la valla de seguridad. La gente empezó a abandonar el barco, y ella buscó a la niña en la multitud, con la escolta que lo traería aquí. Lo que vio fue el niño más hermoso que jamás había visto, la cara de pelo oscuro, angelical, agarrando la mano de Katherine Davenport.

En cuanto a la ex compañero de universidad, Anahi sonrió.