El Bello y la Bestia •AyA• (Versión en español)

Capítulo 49

- Usted entra a nuestras vidas y de repente vas? Es lo que piensa de mí? Un perdedor que necesitaba un poco de ternura? - Bajó la voz:

- Eso es lo que sentí cuando la tocaba?

- Es claro que no. - Una lágrima corrió por su rostro.

- Entonces, ¿por qué estás actuando así?

- Porque nunca se sabe si lo que sientes es gratitud!

- Por Dios, Anahi! - La soltó, dando un paso atrás. - Soy un hombre adulto. Yo sé lo que quiero. Y quiero que.

Ella sacudió la cabeza y lo miró. Su corazón se hundió cuando vio las lágrimas en los ojos.

- ¿Cómo sé que no estás confundiendo sus emociones? Estaba solo, oculto. Ahora libre, usted es su hija y puede ser un verdadero padre. ¿Cómo puedo estar seguro?

- Debido a que ya no necesito su ayuda. Y todavía me siento de la misma.

Anahí parpadeó las lágrimas. De repente estaba muy cerca.

- ¿Cómo puedes dudar? Te necesito en mi corazón. - Le acarició los brazos, mirando los ojos muy verdes. - Siempre que voy a necesitar. No puedo respirar, no puedo vivir sin ti. Por favor, permanezca.

Ella sollozó lágrimas corriendo por su rostro.

- ¡Yo te amo! Desde que vi la primera vez. Desde que me gritó que me ocultar, ya que mi hija querida. Estaba atrapado, Anahi. Pero el amor es mi verdadera libertad. Por favor, no me envíe de vuelta a la cárcel.

Anahí susurró su nombre, mirando los ojos azules y ver el futuro desvelar delante de ellos.

- Te amo - dijo en voz baja.

- Gracias a Dios. - Alfonso cerró los ojos y suspiró, mientras miraba a su vez, preguntó: - Cásate conmigo, mi mujer, mi mejor amigo. Obtener mi nombre, tiene una gran cantidad de niños conmigo y hazme el hombre más feliz del mundo. Te necesito, mi hermoso.

Ella lo miró a los ojos.

- Di que sí.

- Está enviando o pidiendo?

- Rogar.

- Oh, súplicas y esponja de lavado, eso es lo que me gusta en un hombre!

Se echó a reír, y el sonido llenó el aire, libre de cualquier dolor del pasado.

- Te amo, Alfonso Herrera - susurraron sus labios casi tocándose, y luego entregado al apasionado beso.

- Ella dijo que sí, papá?

Anahi se volvió y vio a Kelly salir del coche y correr en ellos, el pelo oscuro que fluye en el viento. Alfonso llevó a su hija en su regazo, y los dos se miraba Anahi.

- Ahora va a ser mi madre?

Anahí se veía Alfonso y se sonrojó.

- Sí, querida, creo que lo haré.

Kelly sonrió feliz.

- Véase, papá, que no fue a la final del mundo para encontrarlo.

Anahí sonrió lágrimas de alegría inundaron sus ojos y Alfonso la abrazó, presionando su frente contra la suya.

- No, cariño. Pero me habría ido. Seguramente.