Capítulo 17

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- ¿Esta con miedo? - Preguntó Alfonso, con una voz ronca que era la experiencia Anahi molestar a los sentimientos.

Ella se rió suavemente.

- ¿De ti? No ... Nunca escuchado el dicho "perro que ladra no muerde!"

- ¿Cómo puede estar seguro?

- Debido a que nunca se acerca lo suficiente como para morder - dijo.

- Así valiente - murmuró, tomando otro sorbo de vino y deseando que ella se sentó lejos. Las llamas iluminaron la bata de seda negro, destacando las curvas del cuerpo perfecto. Intentó controlar la frustración, pero no podía dejar de mirarla. Ella era perfecta, y la tensión de su cuerpo era algo que no podía negar. No quiero que quererlo, pero era humana, no es un poco diferente de los demás hombres. Y Anahi tenía un cuerpo impresionante, piernas largas, pechos grandes ... y estaba allí delante de él.

- Siéntate, Anahi - dijo finalmente, incapaz de soportar la visión de la tentación.

- Voy a tomar el té.

Se dirigió a la cocina y regresó, y dándose cuenta de que aún estaba allí, sintió un extraño placer. Sentado en el borde del sofá frente a la chimenea, tomó un sorbo de té y se dio cuenta de que él se movió la silla.

Puedo escuchar su respiración se acelera, sentir tu cuerpo pulso cuando estoy cerca, dijo la otra noche.

Él no tenía idea de lo que estaba haciendo con ella ahora? Anahí tomó un sorbo de té, tratando de evitar las sensaciones inquietantes y sin resultado. El cierre de la bata de su cuello, se acordó de la foto. Como debe ser difícil para él, un hombre que hacen las mujeres suspiran con su belleza, se da cuenta de que ahora se estremeció de asco al verlo.

- Me disculpo por lo que dije la otra noche - dijo, mirándolo.

- ¿Por qué? Era cierto.

Sus palabras hicieron estremecerse.

- Yo era muy grosero.

Alfonso sintió su corazón saltar.

- Acepto sus disculpas.

- Gracias, señor Herrera.

- Creo que agreden entre sí lo suficiente para que nosotros nos tratamos por su nombre.

- Oh, Alfonso - susurró en voz baja, volviéndose hacia él. - No fue mi intención hacerle daño.

- La verdad que duele más que a mí.

- Deja de ser tan frío! - Se coloca la taza de té sobre la mesa con un gesto brusco.

- Todo lo que hago? Para negar que me siento atracción por ti? Eres hermosa, maldita sea!

- Entonces, ¿qué? Mi apariencia es sólo la obra de la naturaleza. No es lo que realmente soy. - Anahi se levantó, furioso al darse cuenta de que podía alterar tanto. Principalmente porque había jurado no volver a involucrarse con un hombre que le dio tanta importancia a las apariencias. - Ya sabes lo que pienso?

- Estoy seguro de que me cuentas de todos modos.

Ignorando el comentario, ella continuó:

- Usted no confía en ti mismo lo suficiente. olvidó cómo actuar normales, en lugar de comportarse como un oso gruñón estaba despierta involuntariamente de la hibernación.

- Sé lo que Anahi, pero no puedo permitir.

Manos en las caderas, ella lo miraba directamente, al darse cuenta de que los fuertes dedos presionan el vino.

- Así que mi voluntad no cuenta?

- Mis experiencias en el pasado han sido suficientes - dijo pacientemente, deseando que llevaba más ropa. - Simplemente no les gusta que me hace sentir.

- Odias? Cualquier mujer estaría encantada de oír eso, Alfonso. Pero dejar que sus sentimientos muy clara la otra noche. Creo que es bueno saber que sólo permanecen aquí hasta que se refiere a Kelly como un verdadero padre - disparó más allá de él.

- Así que nunca desaparece.

Anahí se detuvo justo detrás de su silla, mirándolo con una mezcla de rabia y simpatía. Las llamas se reflejaban en el pelo oscuro, los anchos hombros, y parte de ella querían sentarse en su regazo, recuéstese en el pecho. Por otra parte quería hacerlo para tener un mínimo de sentido común.

- No me puedo quedar aquí para siempre, Alfonso.

Se puso de pie repentinamente, volviéndose hacia ella.

- Tenemos un contrato.

Al oír el pánico en su voz, Anahi se dio cuenta de que no debería haberlo amenazado. Pero era tan terca ...

- Sí, sí - aseguró en voz baja, y cuando él levantó la mano para tocarlo, Alfonso agarró de la muñeca.

- No trate de tocarme. Es parte del trato.

Los dos estaban de pie muy cerca, y Anahi sintió el estremecimiento de la piel, anticipando lo que podría suceder. Un gesto y lo podría llevar a la luz, pero no quieren destruir su confianza. Alfonso no cambiaría la idea de la noche para el día.

El Bello y la Bestia •AyA• (Versión en español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora