Ella lo sostuvo por el brazo.
- Déjame, mujer.
El calor parecía a ella a través de su ropa.
- ¿Por qué?
Se enderezó la cabeza y la miró. Anahi estaba a pocos pasos de él. El deseo envuelto, vivo e intenso, y era difícil respirar. Tragando saliva, confesó:
- Porque si lo tocas no puedo parar.
El corazón de Anahi se aceleró y se llevó la mano, tocando su mejilla, acariciando suavemente el lado sin cicatrices. Se estremeció, y Anahi sintió todo el dolor del aislamiento, la soledad.
- Oh, Anahi - dijo Alfonso, sin aliento, inhalando el olor de la mano suave. - No puedo. Me vuelvo loco.
- No, no lo hará.
- Sí - murmuró, sosteniendo su mano suave y besar la palma de la mano, los dedos. Todo el cuerpo se sacudía Alfonso.
Ese hombre fuerte que sobrevivió a la tragedia, que está oculto en las sombras, temblando a causa de ella. Y eso la hacía sentir especial, la miel. En ese momento, Anahi sabía que su corazón se había perdido, y su cuerpo también quería lo mismo.
Deslizando sus dedos por su cabello oscuro, lo atrajo más cerca.
- Si se vuelve loco, por favor, llévame contigo.
En un segundo se acercó a los labios de los de ella, devorando, rompiendo, el deseo y la pasión ardiente. Él quería más que nada, incluso más que el deseo de estar solo. Anahí abrió los labios y la lengua exigente penetró más profundamente.
Alfonso no podía respirar ni pensar, apenas siente, después de un largo tiempo no había sentido nada pero la enorme soledad y desolación. Anahi era un rayo de sol en la oscuridad que había convertido su vida, una tentación que no podía resistir, no cuando estaba en sus brazos, no cuando ella lo besó locamente.
El brazo de hombres rodeó la cintura, apretando ella, haciéndola sentir su excitación, lo que muestra lo que un simple beso podría causar. Yo estaba casi vergüenza de ver cómo le excitaba. Alejándose un poco, respirar y mirar a los ojos, murmuró:
- No debería.
- Es demasiado tarde ... - gimió Anahi, antes de besarlo de nuevo, presionando aún más contra él, instalándose entre los muslos fuertes. Una mano suave tocó el cuello y el hombro derecho hasta el pecho.
Se quejaba, deslizando su mano en las caderas redondeadas y atrayéndola hacia él. El Anahi calor a través de la ropa, y Alfons endurecieron cuando tocó el hombro izquierdo, lleno de cicatrices, oculto bajo la seda, y le tomó la mano, besar cada dedo. Estaba casi decepcionado, pero ella seguía acariciando con la otra parte, Alfonso y se dio cuenta de que no quería hacerle daño. besándola con más pasión, abrió el cinturón de la túnica y tocó el suave pecho, sensación de que endurezca el pezón. La acarició, haciéndola gemir. Y luego se desabotonó la camisa del pijama, y él la ayudó, tirando de los hombros de tela para exponer por completo. Su mirada recorrió los pechos desnudos, y bajando la cabeza, tomó entre sus labios erectos pezones, chupar, lamer.
Ella se echó hacia atrás, a una oferta en silencio, clavando sus dedos en los hombros. Era morder, chupar, dibujo pequeños círculos con la lengua alrededor del pezón, sintiendo el sabor de limón y miel, admirando los pechos perfectos en la luz de la luna. Ella gritó, un grito de pura pasión y el deseo de Alfonso creció.
Yo quería darle placer, quería verla gritando en el clímax.
La deseaba.
- Necesito tocarte. Y tan suave y cálido. Tan dulce ... - Hizo una mueca mientras sus dedos acariciaban su pezón Anahi. Dejándose caer sobre la alfombra, la atrajo hacia él.
Laura lo abrazó, su cuerpo sólo una figura contra la luz de la luna, mientras la besaba con una pasión salvaje. Quería más, y que estaba dispuesta a darle todo lo que quería.
- Si desea detener, por ejemplo -, susurró, rozando sus labios de los de ella sólo unos pocos centímetros.
Anahí tomó de la mano, que estaba en el seno suave.
- Si deja de fumar ahora le golpeó.
Se echó a reír, a besarla de nuevo, deslizando sus labios por el cuello para alcanzar los pechos, besar cada uno antes de continuar hacia abajo. Sus músculos se tensaron en anticipación mientras su mano se sacó los pantalones de pijama elásticas que llevaba.
Los dedos Alfonso encontraron la piel caliente y húmedo entre los muslos, y luego se introdujo un dedo lentamente en la grieta suave.
Anahí se estremeció, se aferran a las mangas de la camisa, tirando de él hacia usted. No se detuvo, caricias, penetración más profunda, llevándola a cerca del clímax. Ella se onduló, gimió, y saboreó cada sonido, cada movimiento.
Era una criatura salvaje, diciéndole lo bueno que era, como ella quería, como quería más y más.
- Que mi hermosa, quiero que abre para mí - susurró, sus labios junto al oído de Anahi.
- Soy ella - ella gimió, guiando su mano.
***
el capítulo dedicado a todos ustedes !!!
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El Bello y la Bestia •AyA• (Versión en español)
RomanceElla se enamoró de un hombre cuyo rostro no podía ver ... Convocado como criada para servir al rey, Anahi Puente fue contratado para trabajar como niñera de una hija de Alfonso Herrera. Los rumores sobre el hombre que vivía en reclusión no asustan...