Capítulo 11

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- Me alegro de que haya traído.

Katherine miró a la niña y sonrió.

- Pensé que alguien familiarizado sería mejor que un extraño.

Anahí podía ver las preguntas en los ojos de Katherine, preguntándose cómo iban las cosas con Alfonso Herrera. Sin querer dar una indicación de lo que había sucedido la noche anterior, que estaba agradecida de ver que un hombre se acercó y tomó las bolsas de Kelly. Anahí le acompañó hasta el coche Alfonso le permitió usar, y él puso las bolsas en el asiento trasero. Después de pagarle, regresó a la pareja que esperaba.

Anahí se arrodilló y le sonrió a Kelly. La niña enterró la cara en la falda de Katherine.

- Hola, soy Anahi.

- Hola - respondió la chica, sin mostrar su rostro. Katherine se alejó un poco, lo que obligó a Kelly para mirarla. Anahí se sentó en el suelo con las piernas dobladas debajo de ella, como si tuvieran todo el tiempo del mundo.

- Fue una semana muy difícil, ¿verdad?

- Sí.

- Bueno, ahora voy a cuidar bien de usted, Kelly. - La chica todavía se veía incómodo. - Yo prometo. Puedo hacer muchas cosas. Podemos jugar en la playa, montar en bicicleta y quizá montar a caballo.

La idea pareció agradar y Anahí oró en voz baja, por lo que todavía recuerda cómo montar.

- Su padre tiene tres caballos, y no creo que hacen mucho ejercicio. Vamos a tener que cuidar de ellos.

- ¿Has visto a mi padre?

La esperanza en la voz de la chica hizo que su corazón apretar Anahi.

- Sí Él es muy agradable ..

- Mamá dijo que se lesionó.

- Su madre tenía razón. Fue si. Pero ahora está bien. - No fue mi intención de asustar a la chica con miedo detalles. - Al igual que lo están buscando.

Las cejas de Kelly subieron, como si tratara de entender por qué no quería que se mire, que estaba bien. Anahí intención de aplazar su reunión hasta que Kelly fue acomodado y cómodo.

- Entonces, ¿estás listo para ver su nuevo hogar?

Kelly asintió, masticando la punta del suéter que llevaba. Anahí extendió la mano, tirando de la boca de la chica con suavidad.

- Contacto. No puedo oír lo que hay dentro de la cabeza.

La niña casi sonrió.

- Si señora.

- Te va a encantar Kelly. Es un castillo, como la Cenicienta.

- ¿En serio?

- La verdad.

Anahí se puso de pie y extendió su mano. Kelly miró a Katherine, suspiró, y luego tendió la mano Anahi, que apenas podía ocultar la alegría.

- No me gustaría llegar a la casa? - Invitado. - Tomar un café antes de coger otro ferry? - Algunas personas han pasado a través de ellos, el camino de la embarcación.

Katherine sacudió la cabeza.

- Mejor dejar que se conocen mejor. que llamar más tarde.

- Me gustaría hacer eso - y, bajando la voz, añadió: - Como no hay nada temporal en este trabajo, y lo sabes.

- La necesita, Anahi.

- Lo sé, pero ... - Mirando hacia abajo, vio que la niña los miraba con curiosidad. Anahí intercambió una mirada con Katherine, lo que indica que podrían hablar mejor en el teléfono. Katherine sonrió y se inclinó para besar a Kelly.

El niño envolvió con sus brazos alrededor del cuello de Kat, agarrándose fuertemente por un momento. El corazón de Anahi apretó. ¿Cómo debe sentirse inseguro y asustado, y Katherine el único que sabía.

Kat acarició chica de vuelta, diciendo que la quería mucho, y no tardaría en venir a visitarla. Kelly sollozó, corriendo Anahi, por lo que Katherine soltó. Con una sonrisa, Anahi tomó al niño en el coche, colocándolo en el asiento delantero. Después de instalarse detrás de la rueda de encendido el motor.

- Listo?

Kelly miró a los ojos muy azules y asintió, mordisqueando la punta del suéter. Anahí notó el brillo de las lágrimas y se inclinó, y la celebración de su susurrante:

- Todo va a estar bien, cariño. Sé que estás asustado.

Los delicados dedos apretados con fuerza.

- Quiero ir a casa.

El ojo de Anahí se llenaron de lágrimas. La chica parecía tan triste y perdido.

- Voy a tomar su casa, y será una gran aventura para descubrir poco a poco. ¿No te parece que va a ser divertido?

Kelly se encogió de hombros, y Anahi acarició el pelo brillante. Tenían un largo camino por recorrer juntos, y se preguntó cuánto tiempo estaría allí. O si un día se iría. Por cuenta de que estaba empezando a amar a esa niña perdida.

En el momento en que la casa apareció delante de ellos, Anahi se dio cuenta de que Kelly estaba conteniendo la respiración, sorprendido, estirando el cuello para ver mejor. Anahí condujo el camino de tierra lleno de baches, hasta llegar al garaje, a la espera de la opinión de la playa, el granero enorme y un gran jardín atraídos Kelly. Y sucedió, sobre todo por el tobogán y el columpio, que no estaban allí el día anterior. Detener el coche, apagó el motor.

El Bello y la Bestia •AyA• (Versión en español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora