Capítulo 45

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- No es de extrañar. Mirar el agua.

Alfonso miró por la ventana. Enormes olas golpean los muelles, y el viento cada vez más fuerte.

- Usted lo hizo a propósito. Se discutieron conmigo, inventar cosas que hacer, hasta que fue demasiado tarde.

Ella se encogió de hombros, reprimiendo una sonrisa. Él frunció el ceño, muy en serio.

Anahí se acercó a él y lo abrazó por la cintura.

- Estoy exactamente donde quiero estar, Alfonso. Si estábamos separados, te pasas todo el tiempo preguntándose si Kelly y yo estaría a salvo.

- Creo que tienes razón - admitió, sin sonreír.

- Y además - dijo ella, sonriendo mientras continuaba serio - todavía tenemos un montón de espacio para el final.

Sonrió.

- Y me encanta las tormentas.

- El trueno mufla mis gritos cuando lo hace ... usted sabe lo que ...

- Oh, Anahi - gimió, besarla y deslizando sus manos debajo de la camisa.

Ella lo atrajo hacia sí.

- Es hora de ir a la cama? - Susurró.

- Falta poco.

- ¡Qué rabia!

Anahí se rió, y cuando Kelly llama, los dos se separaron. Alfonso dio un paso atrás apoyado en el mostrador.

- Será mejor que ver lo que está pasando.

- Ya veo - Anahi dijo, con una sonrisa, llegando a conocer a la chica.

Alfonso también sonrió, preguntándose cómo había logrado vivir sin esta mujer antes.

***

En la cama enorme torre, Alfonso penetrado, cada empuje acercándola al clímax. Se quedó mirando la cara perfecta, observando cada reacción.

Fuera de la tormenta arreciaba. Dentro de la habitación, la pasión fue abrumadora.

Anahí obligó a sus talones contra el colchón, llegando a saludarlo, un intenso ritmo, perfecto. Pronto el éxtasis se reflejó en su cara, y Alfonso también llegó a su clímax, se abrazó con sus músculos femeninos que lo sostiene. Nunca me había sentido tan vulnerable. No es tan poderoso.

- ¿Es cierto?

Anahí se estremeció de placer, entregado a las deliciosas sensaciones y la felicidad que inundaron su alma.

- Oh, Alfonso- gimió, pasando sus piernas alrededor de él.

Ella besó el cuello, la cara marcada como la pasión se calmó lentamente, traerlos de vuelta a la tierra. Ninguno de los dos habló. Ellos no sabrían qué palabras usar.

Pero Anahi admitió en silencio, que estaba locamente enamorada de él. La tierna y suave bestia, príncipe heridos. Y tenía miedo a sufrir de nuevo. Porque si lo hiciera, sabía que esta vez, nunca se recuperan.


El huracán se llama "Helen" y fue devastador. Las olas se elevaron a más de cinco metros de altura, rompiendo en la playa y hasta el pueblo. Era como si la naturaleza castiga a los que se atrevieron a vivir tan cerca del océano.

Anahí admiraba esa fuerza, pero sabía que sería diferente si no fuera seguro en el castillo. La lluvia era cada vez más fuerte y la previsión era que iba a empeorar. Por lo tanto, no se desvíen la atención de las noticias de radio. Las puertas y las ventanas temblaban en el viento. Las ventanas se habían reforzado y protegido. En el exterior, las bolsas de arena se alinearon junto a la puerta del vestíbulo. En el interior, Anahi poner las toallas para absorber el agua que el viento estaba jugando debajo de las puertas. Ese fue el único lugar de la casa que les preocupa.

Kelly a través de la televisión y jugar con muñecas, mientras que Alfonso corrió por la casa, revisar todo, comprobando el techo para asegurar que no habrá fugas.

Anahí entró en la habitación de color amarillo sin necesidad de encender las luces, y cómo la energía ya había amenazado a extremo varias veces, encendió la linterna. Mirando por la ventana, vio la ciudad desierta. El último ferry había dejado el día anterior, teniendo todos excepto a la policía.

Un relámpago iluminó el cielo, iluminando la ciudad abajo. Dios pensó Anahi.

- Alfonso! - Se llama. - Ven pronto.

Se metió en la habitación.

- Usted no debe estar cerca de la ventana - dijo, acercándose. - No protegido.

Ella seguía mirando de cerca a la localidad.

El Bello y la Bestia •AyA• (Versión en español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora