Capítulo 28

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- Yo no estaba de humor para recibir elogios.

- Usted o Dulce?

- ¿Qué?

Su tono era defensiva, y dejó claro que era mejor parar allí. Pero Anahi insistió.

- ¿Cómo se sintió cuando se despierta después del accidente?

- Feliz de estar vivo. Contento de que están vivos. Pero estaba tan drogado por los sedantes, que apenas recuerdo las primeras semanas.

Unos momentos pasados. Anahí tomó un sorbo de vino, y Alfonso seguía sentado en la oscuridad. Podía ver el contorno de la silla y la lámpara sobre el escritorio ofrecen una vista parcial de la misma, de cintura para abajo, dejando al descubierto los pantalones de seda negra y túnica. Estaba descalzo, con las piernas cruzadas en los tobillos. Piernas perfectas Anahi pensó con una sonrisa.

- ¿Y cómo se sentía Dulce?

- Ella no hablar de ello.

- Eso es lo que pensaba.

- ¿Qué esperabas? Su marido fue aplastado por un tren para salvar a otra mujer.

- Eso es lo que pensaba Alfonso. No hay necesidad de defenderla. Ni siquiera sabe que la mujer y habría hecho lo mismo si se tratara de un hombre. Su gesto era instintiva. Dulce no estaba satisfecho de haber arriesgado su vida. Y más aún cuando vio las consecuencias.

Hubo una larga pausa, y luego dijo:

- Es correcto. - Las palabras fueron seguidas por un largo suspiro. - Recuerdo que me preguntó cómo podía hacer eso a ella ... con nosotros. Fue entonces cuando conocí realmente. Ella comenzó a traer los mejores cirujanos en el país, pidiendo un dictamen tras otro sin obtener la respuesta que esperaba.

- Y ¿qué era?

- Que mi cara posterior como antes.

El egoísmo Dulce había revelado que la sola frase, y Anahi sintió un nudo en su corazón, considerando Alfonso dolor.

- Y entonces ella quería separarse?

- No - dijo, con amargura. - Tenemos todavía un tiempo juntos. Es decir, no exactamente juntos ... Ella dormía en la habitación de invitados, con la excusa de que no quería llamar a mis heridas durante la noche.

Los signos de embarazo ya deberían estar apareciendo, y ella quería para ocultarlos, pensó Anahi.

- Y no deje que la tocara, ¿no es así?

Era callado, quieto y que podía sentir el dolor y la humillación.

-. No. Pero no puedo culparla. No después de ver mi imagen en el espejo.

- Pero yo sí.

- ¿Cómo?

- Si ella realmente lo amaba, no me hubiera importado.

- No estaba exactamente príncipe azul.

- Entonces, ¿qué? Ahora no lo es.

Se rió en voz baja.

- Eso es, francamente, que me encanta.

La última palabra hizo Anahi estremecimiento.

- Continuar, sé que no ha terminado.

- Usted estaba sufriendo, se recupera de un trauma terrible. He leído los artículos. - Su voz no ocultó la ira de la mujer que lo abandonó en un momento tan difícil. - Fue semanas en el hospital, se enfrentó, tratamientos de terapia física prolongada. Así sufrido, tiene suerte de estar vivo. - El hueso del muslo fue sustituido por una placa de metal, destrozado dejó cadera, así como todo el lado izquierdo del cuerpo. El hombro se había roto, y tenía patillas de metal en el brazo, los dedos y las costillas. - Su decisión de curar era admirable.

Alfonso repente levantó la cabeza. Además de los médicos, ella fue la primera persona a decir eso. Tras el accidente, el oído Dulce echarle la culpa de eso y sufren por lo que había hecho con su vida, decidió luchar.

- Yo estaba tratando de demostrarle que nada había cambiado entre nosotros. Después de algún tiempo, me di cuenta de que no había ninguna diferencia. Ella me ha mirado de una manera diferente.

- ¿Cómo?

- Como si no fuera un hombre, sino una criatura repulsiva.

- Oh, Alfonso.

La comprensión de Anahi golpeó, haciéndole una mueca de dolor. Aún así, continuó:

- Ella dormía solo, comía solo, hasta que una mañana, yo estaba solo. Ella no podía hacer frente o para decir adiós. - Se movió en su asiento. - Dejó una carta.

¿Cómo piensa mucho frialdad y crueldad Anahi, pero no dijo nada.

- Me di cuenta de que la había llevado a hacerlo. No. No me defenderse. Por favor, Anahi. Yo era el chico de oro, que se convertía en oro todo lo que tocaba. Y todo el mundo quería estar cerca de mí. - Era como si hablara a otra persona. - Todo fue fácil. La libertad, el alto nivel de vida y el dinero. Y sólo cuando vi a esta mujer embarazada atrapada en los escombros, luchando por respirar, me di cuenta de quién era. En ese momento, me di cuenta de lo que mi alma quería. Era como si no hubiera experimentado antes. - La voz se convirtió en un susurro. - Era lo único que podía hacer. Lo correcto. Dulce y me acusó de haberlo hecho, y trató de hacerme volver a lo que era antes, con lo que un cirujano tras otro, dejando claro cómo repulsión por lo que me había convertido. Yo era la ira del mundo, para mí muestra a un hombre que no estaba seguro de que quería ser.

El Bello y la Bestia •AyA• (Versión en español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora