Nueve

2.6K 238 4
                                    

  
Me acerque lentamente a la cocina, ignorando las reprendas de mi "esposo". Sanghee me miro con seriedad y me di cuenta que había presenciado la pequeña discusión que tuvimos Chanyeol y yo.

Suspiré pesarosamente y aparte una silla del comedor para poder sentarme.

— ¿Qué ocurre, querida? —preguntó ella con discreción.

—Estoy muy estresada—gruñí con las manos en el rostro.

—Debes recordar que no hay razón para molestarte con las personas a tu alrededor, al contrario deben ser un apoyo que te permita olvidar un poco tus preocupaciones—aconsejó con su característica sonrisa amorosa.

Supe claramente, que lo que trataba de decirme era que no debía enfadarme con Chanyeol y a pesar de que yo creyera lo contrario, asentí.

—Voy a buscarlo—murmuré poniéndome de pie para regresar por donde Chanyeol se había ido. 

Sanghee era la más propensa a darse cuenta de nuestra gran mentira, puesto que siempre estaba cerca de ambos, observando la manera en la que nos llevamos e interactuamos.

Una vez que estuve frente a la puerta del despacho, mi mano estuvo a punto de tocar, pero luego recordé que no tenía nada que decirle y simplemente me quede viendo la puerta de madera antes de pensar en irme a la habitación a dormir.

Los fines de semana eran completamente indeseados cuando no tenía que asistir a la universidad y tampoco sabía qué hacer en casa, además de ayudar a Sanghee en las tareas de la casa.

Mantuve los ojos cerrados cuando desperté, esperando para que Chanyeol se levantase de la cama y saliera de la habitación. Cuando finalmente lo hizo pude respirar tranquilamente y hacer mis actividades matutinas sin sentirme incómoda.

Baje casi dos horas después que Chanyeol y Sanghee me avisó que se había llevado el desayuno al despacho para continuar trabajando.

— ¿Todo está mejor entre ustedes? —preguntó interesada, mientras sacudía un plumero por la pequeña mesa de cristal en medio del lobbie.

—En realidad las cosas nunca estuvieron mal—le afirmé sonriendo.

—Sabía que no podía ser algo grave—añadió ella.

—Justo ahora voy a ver cómo le va con el trabajo—avisé regresando por las escaleras.

Esta vez mi puño golpeo la puerta, antes de escuchar a mi "esposo" pidiéndome que entrara. Abrí la puerta y pase al interior, cerrándola detrás de mí.

Chanyeol levanto la vista del ordenador para poder verme y luego volvió a su tarea.

— ¿Qué sucede? —cuestionó desinteresadamente.

Fue tan frustrante darme cuenta que para él no había nada que ameritara de su atención, excepto que se trate de Taeyeon o el trabajo.

—Sanghee piensa que estamos enfadados—dije mirándolo. 

Se veía tan frívolo sentado detrás del escritorio, vestido con pantalones de vestir, sus camisas almidonadas y abotonadas hasta las muñecas, aunque fuese fin de semana. Lo único diferente era que sus cabellos lacios reposaban en su cabeza sin un rumbo fijo, como si solo hubiese usado sus dedos como cepillo.

— ¿Porque piensa eso? —contestó frunciendo el ceño a la pantalla.

— ¿Será porque ninguno de los dos se ve especialmente feliz? —dije con ironía.

Chanyeol me miró nuevamente, dejo caer su espalda en la silla y cruzo los brazos frente a su pecho.

—Podríamos fingir serlo si no me hicieras enfadar—acusó él.

What if... (EXO Chanyeol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora