What if... (EXO Chanyeol)

Epílogo

Mire alrededor con urgencia para ver si mis llaves se encontraban en alguna superficie como el sillón, la mesilla de centro o la barra del comedor, sin embargo no había nada ahí.

En la pared el reloj marcaba las cinco y cuarto de la tarde y ya estaba bastante atrasada. Me lleve las manos a la cadera y mordí mi labio haciendo memoria sobre la última vez que las había visto y solo así pude recordar que estaban en mi bolso.

Camine a la habitación y cuando rebusque entre las cosas que había dentro, escuche el tintineo de las llaves dentro.

Tome el bolso y me dirigí a la entrada, solo para encontrarme a mi padre fuera.

—Hola, papá—exclamé con emoción y me acerqué para besar su mejilla.

—¿Estás por salir?—inquirió interesado.

—Voy a la compañía—respondí—. ¿Necesitabas algo?

—No—negó con las manos frente así—. De hecho también iba para allá y pensé que a lo mejor querrías acompañarme.

—Esta bien, parece que tenemos los mismos pensamientos—murmuré y cerré la puerta detrás de mí, tomé su brazo para caminar a la empresa, ya que no se encontraba tan lejos, podíamos llegar perfectamente sin necesidad de un auto.

—¿Cómo has estado?—me pregunto mirándome cálidamente.

—Excelentemente—confesé—. Aún hay muchas cosas rondando en mi mente, pero he decidido dejarlo atrás—mi padre palmeo mi mano.

—Estoy tan feliz de que hayas regresado. Todo comienza a tomar un mejor rumbo—dijo regresando su vista al frente.

Él tenía razón. Estaba encantada con el nuevo comienzo y eso no se podía ocultar.

Al cabo de unos minutos, entramos en la que antes era la casa donde vivían Taewon, Baekhyun, Chanyeol y Sanghee; y que ahora era una extensión de la empresa.

El lobbie se transformó en la recepción y las habitaciones en oficinas, el cambio llevo algo de tiempo, pero el resultado no estaba mal.

Nada más al entrar podías ver una imagen de Taewon y debajo una pequeña placa que decía: "En memoria de Park Taewon. Un padre honorable y un gran ejemplo de vocación".

La chica detrás del mostrador se puso de pie al vernos y sonrío amablemente.

—Bienvenidos—saludó haciendo una reverencia—. Señora Park, señor Jung—mi padre y yo la imitamos, a pesar de que en diferentes ocasiones hablamos acerca de que no era necesaria tanta formalidad, ella seguía siendo muy educada y respetuosa—. En seguida le aviso al presidente Park que están aquí—señaló levantando el teléfono y colocándolo en su oído.

—Muchas gracias—dije.

—En realidad yo vengo con Suho—comentó mi padre hacia mí.

—De acuerdo...—musitó la recepcionista y colgó el teléfono.

—El presidente Park desea que suba a su oficina, señora.

— ¿Suho aún está aquí?—le cuestionó mi padre a la señorita.

—El señor Kim aún se encuentra en su oficina—aviso ella.

—No hace falta que subas, ya estoy aquí—se escuchó en la estancia y Suho apareció por el pasillo—. Estaba a punto de irme.

El pelinegro se acercó para darme un abrazo y luego a mi padre.

—Que bien que llegue justo a tiempo—exclamó mi padre.