Unendlichkeit

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El cielo se cernía de oscuridad escondiendo bajo su manto a la luna y las estrellas quienes esa noche intentaban brillar bajo esos rayos estridentes, pero toda lucha parecía en vano esa noche la oscuridad reinaba, los truenos aturdían a más de uno provocándole escalofríos  y los rayos danzaban sobre el cielo como si de serpientes se trataran, pero no todos parecían temer a tan semejante escándalo, esos ruidos eran el perfecto compas para alguien que deseaba alejar toda la soledad que embargaba a su alma, unos ojos azules tan profundos como el mar, contemplaban el cielo que con  toda su imponencia le regalaban algo de luz y compañía a su soledad, la tempestad parecía comenzar a tomar conciencia de sus actos o tal vez fue que decidió escuchar como alguien comenzaba a tocar una melodía tan triste que decidió escuchar para así poder apreciarla mejor, el compas era demasiado exquisito para que el cielo siguiera haciendo semejante bullicio, pero aun así ella no despegaba sus profundos ojos azules del cielo quien ahora en lugar de acompañarla con truenos solo lo hacía con los rayos iluminando aquella habitación para poder apreciar el movimiento de un  arco algo dañado sobre un chelo, el cielo comenzó a llorar o era ella quien lloraba pero al menos así se hacían compañía, esa noche ambos se sentían tan miserables que parecía que esta era la única forma que tenían de comprenderse el haciendo tanto bullicio  para que alguien lo tomara en cuenta y ella tocando para que él o alguien se apiadara de su dolor.

La oscuridad poco a poco comenzó a desaparecer llevándose así sus lamentos, dejándola a ella aun con lágrimas en sus ojos y una oscuridad en su alma que la asustaba, toco toda la noche hasta que sus manos estuvieron  completamente lastimadas y con pequeños rastros de sangre provocados por acariciar las cuerdas durante toda la noche pero parecía no importarle, al menos así podría remplazar un dolor con otro. La habitación comenzó a tomar más claridad, el sol se asusto demasiado al ver sus hermosos ojos rojos e hinchados productos de las lagrimas, que intento disculparse cuando ella no pudo evitar cerrar sus ojos para que este no la dañara, más de lo que ya lo habían hecho la noche anterior, un ruido proveniente del pasillo la hizo estar más alerta de lo que siempre estaba, afianzo mas sus manos al arco y al chelo y comenzó a tocar de nuevo, cerrando sus ojos y escapando así del mundo  al que temía, ese mundo que la consumía en vida. Escucho como la puerta de su habitación se abría, sus sentidos estaban más alerta, el miedo le calaba hasta lo más hondo de sus huesos, pero aun si se negaba abrir los ojos, sintió una mano posarse sobre su hombro pero ni aun así pudo girarse y armase de valor para mirar a esa persona que estaba a su lado, apretó mas sus ojos para impedir que de estos se escaparan sus lagrimas, sabía que si lloraba, le podría  ir peor.

—Esa es la manera como deberías de tocar—era una voz tan tétrica, a lo cual ella solo pudo responder con un simple asentimiento. —mi pequeña Keri, algún día aprenderás que todo lo que hago es porque quiero que seas la mejor concertista de todo Alemania, quiero sentirme orgulloso de que me llamen tu padre— después de esa pequeña explicación, volvió a escuchar como los paso se alejaban hasta la puerta , para finalmente volver a cerrarse , volvió a quedar sola en esa fría habitación, se levanto de la silla donde había estado sentada toda la noche, las piernas le temblaban sentía como si estas fueran de hule, tenía la vista nublada debido a las lagrimas, camino hacia el lugar donde descansaba su chelo, lo dejo ahí, sus pies se movían de forma automática  hasta su cama, morfeo había estado sentado toda la noche anterior observando como ella se rehusaba a ir a sus brazos para así poder soñar, levanto las sabanas y se arropo hasta el cuello, morfeo seguía a su lado, comenzó acariciar su cabello para que esta pudiera dormir y así huir a un mundo mejor, donde no fuera presa de las constantes humillaciones de su padre y el poder déspota que este ejercía sobre ella, aunque intentara justificarse con el hecho de que todo lo hacía por el bien de ella. Morfeo la sostuvo en sus brazos por casi más de dos días, era el tiempo suficiente para que Keri pudiera descansar y así sus heridas sanaran al menos las físicas, su alma difícilmente podría hacerlo.

El sol se asomaba tímido a la venta de Keri, esa mañana había decido salir lo suficientemente suave para no dañar sus hermosos ojos azules, los cuales habían estado cerrados por dos días, morfeo sonrió al verlo pues este también se sentía cansado de velar los sueños de ella, se levanto despidiéndose del sol, antes de partir le pidió que no iluminara tanto la habitación, solo lo suficiente como para que ella no se sintiera sola, con esa convicción este desapareció del lugar, el sol contemplaba la belleza de Keri esa mañana, dormía tranquila, sus cabello en ondas de color chocolate, estaba esparcido por toda la almohada, su piel blanca envuelta en sabanas de color purpura le daban una coloración rosácea a su piel y sus abundantes pestañas protegían sus hermosos ojos. Era obvio que el sol estaba enamorado de la belleza de ella pero es que ni la misma luna ni todas las estrellas del firmamento podrían comprarse en belleza y gracia a ella.

Un suave ruido se hace presente en la habitación, una dulce voz con tonos maternales se acerca hasta ella el sol, le mira un tanto inquieto, no hace mucho que Morfeo  se fue —Señorita Novacek , es hora de despertar, vamos Keri , el sol ha salido será mejor que estés lista —sus ojos comienza abrirse paso entre las abundantes pestañas para mirar el rostro de sus nana ,  con un movimiento un tanto descoordinado logra sacar su cuerpo de entre las sabanas, sale de la cama y sus pies la arrastran hasta el baño, antes de entrar es detenida por Claire — Feliz cumpleaños Keri — dice mientras la abraza con mucho cariño son pocos los afectos  que está acostumbrada a recibir , pero sin duda el de su nana es el que más aprecia—anda mi niña será mejor que te arregles tu padre te espera para desayunar y ya sabes que odia esperar, además te tiene una sorpresa— dice mientras le ayuda a sacarse los restos del pijama para poder ingresar a la tina, el agua tiene un dulce olor a extracto de vainilla ,la cual se adhieren a su piel, y cabello dejándolos totalmente perfumados, después de ese baño relajante; termina por arreglarse, un ligero vestido color verde esmeralda se ciñe a su cuerpo, su cabello cae en ondas, antes de salir de su habitación , Claire vuelve a entrar pero esta vez trae con ella un botiquín , tiene que curarle las heridas de su mano, cuando ha terminado con tan triste labor, la hace que se coloque unos guantes para esconder sus heridas de los demás, una vez listas ambas caminan en silencio hasta el comedor donde se encuentra su padre, el Señor Novacek un hombre cruel, manipulador, sombrío, ella lo mira y se pregunta si él en verdad la ama, pero en realidad su padre si ama su pequeña, aunque no se lo demuestre o es tal vez lo hace de la manera menos apropiada para ella.

—Feliz cumpleaños Keri— dice cuando esta frente a ella, el mismo tono de voz tétrico de siempre, el mismo que hace que el miedo le cale en los hueso, solo un abrazo y un beso en la frente es todo lo que recibe, ambos caminan hacia la gran mesa, el desayuno se encuentra servido, solo se escuchan los sonido de los cubierto chocando unos contra otros, el frio y cruel sonido de un viejo reloj, de pronto el silencio es interrumpido, por el Señor Novacek , quien se levanta ante la atenta mirada de su hija, camina hacia un armario del cual adquiere una caja larga, camina con ella en brazos y la deja frente a Keri.

—es tu regalo, se que te encantara— el tono de voz sigue siendo el mismo de siempre. Pero aun así ella sonríe, levanta con cuidado la tapadera para encontrarse con el regalo de su padre. No es lo que ella hubiera deseado, pero aun así sonríe para demostrar que le ha agradado.

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