Capítulo 40

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Keri despierta aturdida, el dolor de los golpes han pasado el tiempo ha curado las heridas, pero es un dolor mucho más profundo el que siente en su interior, un sentimiento de soledad y un vacio tan grande se extienden por todo su pecho, el aire lo siente pesado y como si fueran afiladas navajas  las que atraviesan su pecho y se instalan en sus pulmones, ha perdido la noción del tiempo, los  ojos le escosen después de haber llorado toda la noche, o durante semanas,  está segura, incluso cuando el sueño la vence sus ojos siguen expidiendo lagrimas, la puerta de la habitación en la que se encuentra se abre, Claire entra con una charola que lleva el desayuno, Keri mira a la mujer a quien se le encoje el corazón de ver en ese estado tan deplorable.

—Tienes que comer Keri— dice dejando la charola a un lado de ella, pero Keri esta tan desolada que lo último que necesita es alimento, empuja la charola y esta cae al piso con todo el desayuno.

—Lo que necesito es a  Bill— dice rompiendo en lagrimas.

—Keri necesitas comer—Claire le toma de los hombros para que no comience con un ataque nuevo de rabia—escúchame bien no es solo por ti por quien debes estar bien—dice abrazándola, haciendo que la chica rompa en lagrimas nuevamente, mientras siente como su cuerpo se convulsiona producto de las lagrimas.

— ¿Qué voy a hacer? —dice pasando el dorso de su muñeca por sus ojos para limpiar el resto de lágrimas.

—Tienes que estar tranquila Keri, no te hace ningún bien, el estar alterada te lo ordeno el médico— Claire se levanta de la cama y comienza a levantar todo las cosas del desayuno— será mejor que bajes a la cocina, estar tanto tiempo encerrada en la habitación no te hace nada bien…además tienes que asistir a Juliard hoy

Bill  

—Vamos Bill, se nos hará tarde para llegar al aeropuerto— grita Tom desde las escaleras, en el piso de arriba se escucha  como se abren y cierran la puerta de una habitación, los paso se comienzan a escucharse por el pasillo, un Bill sin ánimos de nada aparece bajando las escaleras. Tom solo hace una mueca de incomodidad al ver así a su hermano, han pasado siete  meses desde que alejaron a Keri de él y pareciera que fue ayer, no ha parado de buscarla y es como si la tierra se la hubiera tragado, Leila había ido a Dresden a buscar a Keri, pero era más que obvio que su padre no regresaría ahí, sabia de sobra que era el primer lugar donde buscarían. —Buenos días hermanito—dice cuando llega hasta su lado.

—No le veo nada de bueno—responde pasando por el lado de su gemelo y dirigiéndose a la cocina, donde se encuentra con la novia de su hermano, quien le dedica una media sonrisa, ella siente el mismo dolor de Bill al no saber nada de Keri, para él es el amor de su vida y para ella es su hermana.

—Hoy viajare de nuevo a Dresden—deja una taza de café frente a Bill, quien solo asiente—intentare que en la oficina de Harry me den alguna información sobre ella.

—Te lo agradezco mucho, Leila—dice tomando la mano de la pelirroja.

—Después nos alcanzas en Nueva York— dice Tom entrando a la cocina, colocándose a un lado de su novia, quien solo asiente y recarga su cabeza en el pecho de Tom, quien la rodea por la cintura y deposita un beso en su cabello, Bill observa la escena con melancolía y rabia, prefiere omitir esa romántica demostración de cariño de su hermano y la pelirroja  y sale de la cocina con la taza de café— vámonos, que se nos hace tarde— dice Tom apareciendo en la sala seguido de Leila, Bill deja la taza de café en la mesita de centro y sube a su habitación no pasan cinco minutos cuando ya está de nuevo frente a ellos, se despide de Leila y le desea suerte, el más que nadie quiere que la pelirroja lo llame con la noticia de que encontró el paradero de Keri, sale del departamento dejando a su hermano para que se despida con mas privacidad de su novia, al paso de unos minutos sale Tom y ambos se montan en el coche de Bill, para dirigirse  al aeropuerto, donde los esperan los demás y así partir a Nueva York .

Keri

Las suaves notas de una dulce rapsodia comienzan a revolotear por la sala, Keri cierra los ojos y se deja llevar por la melodía y los afables recuerdos de su amor, mientras las lagrimas vuelven hacerse presentes,  abre sus ojos y se encuentra en una sala vacía donde solo esta ella, temblando deja caer el arco, lleva su mano libre hacia su abultado vientre, pasa sus dedos temblando sobre él y una sonrisa se forma en su rostro  entre todo su dolor,  lo único que la mantiene en pie en sus momentos de rabia, es ese pequeño ser que lleva dentro de ella, el recuerdo de Bill, ese pequeño pedazo de cielo que su padre no lograra arrebatarle, el ruido de la puerta la hace salir de su mundo, se gira para observar a su padre parado en el umbral de la puerta, la mirada fría de Keri atraviesa al hombre, quien solo se queda parado en el mismo lugar, se inclina con cuidado y levanta el arco para volver a comenzar a tocar.

La nieve cubre la salida del conservatorio, Keri se afianza de la baranda para impedir que su padre le ayude, ambos caminan hacia el coche.

—La señora Seldes me dijo, que la sinfónica de Nueva York está interesada en que toque con ellos—dice Harry para romper el silencio que hay en el coche.

—Si a mí también me lo dijo— dice sin despegar la mirada de la ventana.

—Keri, ese niño que llevas te va arruinar la vida— dice en tono tajante.

—Si lo tocas te juro que en tu vida me vuelves a ver— dice dedicándole una mirada llena de rabia a su padre, en los meses que han pasado ella se ha vuelto más fuerte, ya no le teme a su padre, dejo de ser la niña que  temía a cada una de las palabras y acciones de su padre.

—Solo quiero lo mejor para ti.

—Será lo mejor para ti papá— la última palabra la ha dicho con tanta rabia y asco que el hombre se encoje sobre sí mismo, comenzando a cuestionarse y si ha hecho lo mejor para ella.

—Hija entiéndelo.

—No comiences de nuevo una discusión que no te llevara a ningún lado… si tocas a mi hijo te juro que no me vuelves a ver y el odio que siento contra ti en estos momentos no será nada en comparación con lo que sucederá después—dice colocando su brazo sobre su vientre y girando de nuevo su vista hacia la ventana.

UnendlichkeitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora