Capítulo 21

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— ¿A quién vas a llamar? —Tom le pregunta a la pelirroja que se sienta a su lado.

—Que te importa Tom—Leila le  mira  seriamente — ahora quita el stop del juego para poder patear tu lindo trasero— dice sonriendo.

—Vas a perder, cariño— dice Tom rozando su mejilla.

—Oigan, Gus y Yo iremos a Leipzing  por un par de horas necesitan algo— dice Geo, tomando su abrigo.

— ¿Y a que van? — dice Bill mirando el numero de Keri en la pantalla.

—Iremos a ver unas cosas que necesito— dice Gustav— ¿necesitan algo?

—Mmmm… yo si — Tom se levanta del sillón para caminar hacia donde se encuentran Geo y Gus.

— ¿Y tu Bill? — dice Geo abriendo la puerta.

—No gracias chicos

—Que les pediste Tom.

—Sorpresa, pero sé que te encantara—dice dándole un ligero golpe en la nariz

—Leila, la llamo y ¿que le digo?— pregunta Bill interrumpiendo la conversación de Tom y ella.

—Hay Bill no sirves— dice levantándose y arrebatándole el teléfono

Leila, marca el número de teléfono de Keri, bajo la atenta mirada de Bill y Tom,  espera un par de segundos hasta que escucha la voz de su amiga del otro lado.

—Estabas dormida—dice riendo— oye te quiero linda esta noche, no preguntes Keri… Solo haz lo que te ordeno, a las seis y media pasamos por Ti, ha carajo deja de poner pretextos— dice poniendo los ojos en blanco— escúchame bien Keri Novacek, donde no estés lista a las seis  y media así como estés vestida te saco de tu casa— Leila suelta una estruendosa risa, al escuchar el suspiro de derrota de Keri— muy bien entonces a esa hora, adiós.

—Listo a las seis y media pasaremos por ella—  sonríe y sentándose al lado de Tom quien le regresa el mando del juego.

— ¿Y a donde se supone que la lleve?

—Eso no es asunto mío Bill, yo ya hice lo más difícil, ahora a ti te toca terminar, ¿siempre es igual de lento? —le susurra a Tom

—No siempre… Solo cuando se trata de Keri— dice riendo

—Oigan sigo aquí y puedo escucharlos hablar de mi—dice con fingido enojo

—Lo sabemos— responden al unisonó a la vez que estallan en risas

—Será mejor que me vaya, a pensar a donde llevarla— dice levantándose de la sala, y dejando a esos dos que de nuevo han comenzado a jugar.

— ¡Claire! — Grita Keri bajando las  escaleras— Nana ¿Dónde estás? — dice entrando a la cocina.

—Me buscabas Keri— dice entrando a la cocina

—Esta noche saldré con Leila y los chicos— solo quería avisarte, ya sabes en caso de que mi papa llame.

—No lo hará Keri, pero en caso de que eso ocurriera le diré que estas practicando, tu padre odia interrumpir cuando estas ensayando… y por cierto ¿a dónde irán?

—Ni idea Leila solo me dijo que estuvieran linda y que a las seis y media pasaban por mí.

— ¿Qué tramara Leila?— dice soltando una risa

— ¿Por qué dices eso?—dice mirándola con ceño fruncido.

—Por nada Keri anda ve arreglarte que tienes dos horas antes de llegue Leila— dice mirando el reloj que se encuentra en la cocina.

Keri entra en su habitación y camina hasta el gran armario buscando algo que ponerse, nunca se había sentido tan nerviosa como se encontraba en esa ocasión y no sabe él porque, para ella no es más que una simple cena más con Leila y los chicos, pero incluso ni eso lograba espantar los nervios que siente por dentro, remueve cada una de las prendas dentro del armario y ni así logra encontrar algo que le guste y eso la comienza a desesperar, nunca se había preocupado tanto por un simple atuendo, cansada de no decidirse por nada, decide que lo mejor es tomar el baño y así tratar de calmar sus nervios bajo el chorro de agua, siente como cada uno de sus músculos se relaja y el cabello se le pega al rostro, después quince minutos decide que es suficiente, envuelve su cuerpo en una gran toalla, se acerca hasta el gran espejo dentro del baño, toma la secadora y la pasa por su cabello hasta que se asegura que está completamente seco, toma dos pequeños mechones de cabello, haciendo una media cola, la cual lo sujeta con un par de horquillas, se coloca solo un poco de base para que su piel, no luzca tan pálida como de costumbre, un poco de colorete rosa, se delinea, la parte superior del parpado de color negro y coloca algo de mascara para las pestañas, sus ojos resaltan, una vez lista con el maquillaje, regresa a la habitación a seguir con su ardua lucha por elegir un atuendo, se fija por la ventana donde observa una ligera capa de nieve cubriendo los arboles, así que con eso descarta el hecho de un vestido, por lo que decide mejor usar unos jeans oscuros, con una blusa con estampados, que Claire le ha obsequiado para su cumpleaños, como seguramente más tarde hará más frio escoge una chaqueta negra, lo bástate cálida para protegerla del frio, unas zapatillas baja de color rojo, toma un bolso y guarda dentro lo necesario, o escucha el timbre y  mira su reloj de muñeca y exactamente las seis y media, apaga la luz de la habitación y se encamina hacia las escaleras para  bajar a la sala donde escuchaba la voz de Leila. Cuando llega a la sala, solo ve a Leila, Tom y Bill quienes le sonríen.

—Hola—dice caminando hacia ellos para saludarlos.

— ¡Woow! Keri estas muy linda — dice Leila sonriendo.

—Gracias

—Bueno nos vamos—dice Tom levantándose del sillón.

—Si vamos— dice Leila— nos vemos Claire— grita para que la mujer salga de la cocina.

—Que se diviertan, chicos.

— ¿Dónde están Georg y Gustav? — pregunta mientras caminan al coche.

—Salieron esta tarde a Leipzing, y llegaron muy cansados, por lo que prefirieron quedarse en casa—dice Bill, quien hasta ese momento no había dicho palabra alguna.

Un par de minutos más tarde el coche, se detiene frente a la estación de trenes de Dresde, Keri mira con cara de circunstancia a Bill, quien le sonríe y la alienta a descender del coche.

— ¿Qué hacemos aquí? —dice mirando interrogante a los tres chicos.

—Pues tomar un tren Keri, es que no cenaras en Dresde— dice Leila entregándole dos boletos a Bill.

— ¿Cómo que no cenare aquí? —le mira contrariada.

—Bueno es tu turno Bill, dile—  toma de la mano a Tom y se echan a correr.

— ¿Bill de qué se trata esto? —el chico solo  la mira con miedo.

—Keri… Yo quería que cenáramos solo tú y yo—responde con la vista pegada en sus zapatos, mientras Keri siente como el corazón se le acelera— Leila me ayudo, pero si no quieres, podemos volver a tu casa— los ojos de Keri se abren como si fueran platos y el corazón parece que le va atravesar el pecho.

— ¿Tú… Tu qui… quieres… ce...cenar conmigo?—dice con la voz cortada y ahogada.

—Claro si tu quieres— dice mirándola fijamente y regalándole una hermosa sonrisa lo que Keri solo asiente, sintiendo como el color se apodera de su rostro—entonces vamos que el tren no tarda en partir.

UnendlichkeitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora