— ¿A dónde vamos Bill? — dice una vez que ambos se encuentran en el andén, esperando el tren
—Iremos a cenar a mi lugar favorito—dice sonriendo
— ¿y para eso hay que tomar un tren? —lo mira confundida.
—Es que mi lugar favorito se encuentra en Leipzig
— ¡Leipzig!... pero eso está muy lejos Bill— le mira preocupada y algo nerviosa
— Solo son tres horas en tren, estaremos a tiempo para la cena.
Keri siente como la cabeza comienza a darle vuelta y el pulso se le acelera hasta sentirse mareada, que si no es por Bill que la sostiene habrá caído al suelo.
— ¿Estás bien? — dice sujetándola aun por los hombros, mientras Keri solo asiente—tranquila Keri prometo traerte sana y salva— dice sonriendo de forma tierna lo que provoca que a Keri se le suba el color al rostro, pasado unos segundos el tren que los llevara a Leipzig hace su aparición en el andén, Bill toma a Keri de la mano para comenzar a caminar, mientras ambos sientes una descarga eléctrica recorrer por sus cuerpos y ambos se sonrojan pero aun así no sueltan su unión, Bill le entrega los boletos a un Señor de edad avanzada, quien les sonríe al ver la bonita paraje que ambos hacen.
— ¿se escapan? —les mira sonriendo
—No… solo vamos a cenar.
—Tu novia es muy bonita— dice el Señor sonriéndole a Keri—bueno que se diviertan— dice para continuar recibiendo los demás Boletos, del resto de los pasajeros.
Ambos suben al tren y comienzan a buscar asientos, deciden sentarse al final del vagón, pues es más tranquilo y privado puesto que se encuentra alejado de las miradas de los demás pasajeros, Keri pasa primero para tomar posesión del asiento junto a la ventana y Bill se sitúa a su lado.
—Estas muy hermosa Keri— dice Bill mirándola fijamente, pero ella tiene la vista pegada hacia la ventana—El anciano ese pensó que eras mi novia.
—Debiste haberle dicho que no era verdad.
— ¿Te molesto, que dijera eso?
— ¿A ti no? — mira el rostro de Bill, puede ver como sus ojos se vuelven brillantes
—La verdad… mentiría si dijera lo contrario
—Entonces si te molesto.
—Claro que no, Keri la verdad me gusto como sonó eso.
—Esto es extraño.
— ¿Por qué lo dices?
Keri sacude la cabeza para salir de su trance y mirar a Bill, quien le sonríe de forma tierna, mientras coloca una mano en su mejilla y comienza hacerle cariños.
—no lo sé… esto nunca me había pasado.
—a mi tampoco, pero me gusta… mmmm… Tú me gustas Keri, me gustas mucho, y no de ahora si no desde antes—Keri lo mira sin comprender sus palabras— yo… se que va a sonar estúpido pero.
— ¿Pero?
—Yo soñaba contigo Keri, tú invadías mis sueños por las noches y cuando despertaba aun seguías en mi mente.
—Bill… yo… no sé qué decirte— lo mira con los ojos llenos de lagrimas
—No tienes que decirme nada, yo solo quiero que lo sepas—toman su mano
Keri mira sus manos unidas y sonríe se muere por decirle a Bill que ella también siente lo mismo por él, pero no puede el miedo no la deja y no es un miedo hacia Bill, sino hacia su padre sabe que él nunca le permitirá tener nada con ningún chico, el mismo se lo ha dicho muchas veces, prefiera verla encerrada en los más profundo de la tierra y que el centro de esta la queme, antes de permitir que un chico cualquiera la separe de él y la haga desperdiciar todo el trabajo y tiempo que él ha invertido en ella, para convertirla en lo que es, muerta, primero muerta antes de ella este con alguien, un escalofrió le recorre el cuerpo, Bill siente el estremecimiento de ella y pasa su brazo libre por su cintura para atraerla mas él.
—Keri, puedo hacerte, una pregunta
—S… si—dice levantado su rostro para encontrarse con la mirada de Bill
— ¿Yo te gusto cierto? —dice mientras comienza acariciar el rostro de ella y observando cómo sus mejillas se vuelven rosas.
—Sí, si me gustas—responde en un hilo de voz, Bill siente como su corazón comienza a dar saltos dentro de su pecho, se siente demasiado feliz, que podría ponerse a gritar como loco y no le importa que haya personas ahí, pero él se siente extasiado por lo que Keri acaba de confesarle, suelta sus manos y la rodea con ambos brazos, Keri cierra los ojos al sentir el calor de Bill y el rico olor que desprende, esconde su rostro entre la chaqueta de Bill y su rostro una vez más se vuelve a tornar de un color rojo. Después de unos minutos Keri saca su rostro de entre la chaqueta para poder observar a Bill quien le sonríe de forma tierna, se acomoda mejor en los brazos de Bill y lleva una de sus manos hasta el rostro de Bill y comienza acariciarlo, mientras Bill cierra los ojos disfrutando del cálido tacto de ella, sobre su rostro, comenzando a sentir, que el corazón le palpita de forma descomunal y el pulso se le acelera y un sinfín de sensaciones extrañas para él comienzan a recorrer su cuerpo, Keri suelta una cálida sonrisa, al observar el rostro relajado de Bill, quien abre los ojos de golpe para observar el rostro angelical de Keri.
— ¿Qué te causa gracia? — dice tomando su mano y llevándola hasta sus labios para depositar un beso, lo que hace a Keri sonrojarse.
—Tú.
—Yo, te causo gracia— se señala a la vez que enarca una ceja y Keri solo asiente—bueno veamos ahora que tan gracioso te parezco—suelta sus manos y comienza hacerle cosquillas, Keri intenta alejarse de las manos de Bill en el reducido espacio pero termina cayendo de espaldas al asiento y Bill sobre ella, mientras continua haciéndole cosquillas, las risas de ambos comienzan hacerse más ruidosas dentro del vagón.
—Disculpen— la voz de un hombre, para las risas de ambos de golpe y ambos se acomodan de nuevo en el asiento—serian tan amables de dejar de hacer tanto ruido, molestan al resto de los pasajeros—dice mirándolos algo molestos.
—perdón, nos comportaremos—dice Bill pasando un brazo por los hombros de Keri, al tiempo que le sonríe al hombre, el cual desaparece de la vista de ambos refunfuñado—no sabía que habíamos tomado un tren lleno de gente amargada ¿estás bien? — dice arreglando un mecho de cabello de Keri que se ha soltado de las horquillas. Y ella asiente
—Creo que se enojo bastante. —hace una mueca
—Si es un amargado, pero ignóralo.
El resto del viaje Bill y Keri se dedican hablar sobre tonterías, algunas veces Bill hace preguntas sobre como es tocar el chelo, a las cuales ella responde con una sonrisa tan tierna que encandila a Bill y no puede evitar perderse en azul de sus ojos. Sintiendo una paz tan infinita que sentía completo por dentro y lo único que deseaba era cuidarla y cumplir con todo lo que Leila le había dicho mientras hablaban bajo la sombra de ese roble.