Mi Ángel Guerrero

Capítulo 3.

Mi hermana llegó a casa una semana después de la boda de Rodrigo. Comió con nosotros y nos contó que estaba próxima a casarse también, me pidió que fuera su dama de honor. Acepte aunque la idea no me convencía.

- Tu hermana se ve muy feliz.
- Si, es como la felicidad en el rostro de Penelope.
- A todas las mujeres les hace ilusión el día de su boda.
- Me imagino.
- No has pensado en el día de la tuya?
- Ya me correrás de la casa tu también?
- No cariño. - rió.
- Hace mucho que no reías.
- Sabes. Creo que tienen razón ya es hora de iniciar de nuevo.
- Lo suponía.
- ¿Qué?
- Que llegaría el día en que todos decidirían continuar. Dejar a mamá atrás, yo no!

Subí a mi habitación y comencé a llorar. Estuve tanto tiempo llorando que me quede dormida. Cuando desperté me fui a duchar, solo me quedaban dos semanas de colegio así que debía descansar bien.

Al día siguiente anunciaron que iniciaban los exámenes así que me fui a la biblioteca a estudiar. Cuando llevaba una hora allí recibí un mensaje de Ariel.

Hola, en cuanto salgas a vacaciones te buscare para comenzar los preparativos de mi boda. Estoy muy contenta de que aceptarás participar. Te quiero.

Le respondí.

Esta bien Ariel, cuídate, te quiero.

Nunca era muy expresiva porque no sentía tener algo que expresar. Solo me limitaba a escuchar y asentir. Nunca le tomaba importancia a nada. Excepto a mis estudios. Mamá siempre quiso que fuera una profesionista, ella era doctora, papá abogado, Rodrigo igual que papá y Ariel era doctora también. A mi me apasionaba la medicina desde niña pero no como doctora. No sabia que estudiar y tampoco si quería seguir haciéndolo.

Cuando llegue a casa papá terminaba una llamada telefónica. Alcance a escuchar un allá nos vemos.

- ¿Vas a salir? - seguía molesta.
- Si, saldré a cenar con... Una amiga.
- ¿Así les dicen ahora?
- Hija por favor. Me siento muy solo.
- Yo no existo, ¿Verdad?
- No me refiero a eso.
- ¿Entonces?, necesitas una mujer, ¿Es eso?
- Si.
- Buenas noches.

Estaba más molesta aún, papá había prometido no amar a nadie más, él no sabía cumplir una promesa.
Por la noche me aviso que ya saldría, pero no conteste. Fingí estar dormida, se fue y no supe nada más ya que poco después caí verdaderamente dormida.

Estaba teniendo un sueño muy extraño.
Me encontraba caminando por una especie de montaña, estaba nevada pero mis pies no sentían el frío, de pronto llegaba a la cima y en esta alzaba los brazos como si fuera a volar y cerraba los ojos. De pronto sentía que caía, pero, a pesar que no me importaba tenia esperanza en que alguien me ayudara, estaba a punto de chocar contra el suelo cuando sentí que alguien me sujetaba y me alzaba de nuevo. Estaba volando y era maravilloso. Sentía que mi sonrisa había vuelto y cuando alce la mirada solo tope con el sol y lo que parecía un ala blanca.

Ese sueño me había marcado tanto que al despertar, tome una libreta y anote todo a lujo de detalle y al final hice un dibujo de aquella ala en contraste con el sol. Parecía un hermoso diamante. Pero mas bello.