Capítulo 23.

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Papá y Ariel estallaron en llanto y yo me voltee para que no notarán que se me habían escapado unas lágrimas también. Más por recordar a mamá que por la emoción de la boda.

Después de ese momento sentimental papá salió de la habitación para que pudieran terminar.

Salí detrás de él y baje a la cocina para tomar algo, mi hermana me obligó a no comer nada hasta la fiesta, pero faltaban aun cuatro horas para ir a la recepción y comer, así que solo escuchaba mi pobre estómago reclamar algo de comer, y lo único que podía hacer por el era llenarlo de agua.

Perdí la cuenta de la cantidad de vasos que tome pero sabía que era mucha ya que de inmediato me fui al baño.

Cuando regrese a mi habitación comencé a ponerme el vestido y los accesorios y zapatos, otra gran idea de mi hermana, compra zapatos de quince centímetros aunque no sepas pisar ni de cinco, es la mejor opción, sobre todo cuando caminaras por una entrada de 4 metros y además subirás 3 escalones.

Cuando ya estuve lista me dirigí a la sala y encendí el televisor, todas las demás damas estaban en la habitación de mi hermana, pero yo no quería estar rodeada de 8 vestidos iguales y todas diciendo luces hermosa, él tiene mucha suerte, eres la novia más hermosa de todas. Lo que me hizo pensar que si me casaba algún día, no quería a un montón de personas a mi alrededor repitiendo lo mismo.

Luego papá apago el televisor y me dijo que era hora, vi a mi hermana bajar las escaleras con la sonrisa más grande que podía tener, llena de alegría y nervios.

Cuando bajo la tomé del brazo y le susurre: todo estará bien.
Salimos y nos dirigimos a la iglesia.

Mi Ángel GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora