Capítulo 20.

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Llevábamos cuatro días juntas Janis y yo y todo iba bien, Ariel se empezó a quedar en casa desde que llevo la invitación para tratar de calmar los nervios de la boda, lo cual además de solo aumentarlos más con cada día que pasaba nos hizo tener esa relación de hermanas que antes no pudimos.
De vez en cuando dormíamos juntas y nos desvelabamos hasta altas horas de la noche, ella me platico la historia completa de como conoció a su futuro esposo y de como la conquistó, todo con lujo de detalle.
Me causaba mucha gracia pensar en el haciendo tantas cosas, como en una ocasión mientras mi hermana estudiaba en preparatoria su salón estaba en un segundo piso y el puso una escalera y le llevo serenata hasta allí en su cumpleaños, y casi se cae.
No podía dejar de reír y pensar en todo lo que se es capaz hacer cuando se está enamorado.

- Sabes algo Catherine.
- Que pasa?
- Aunque no lo creas me alegra mucho verte sonreír así.
- Bueno, la vida es bella.
- Así es... Además, papá dijo que se lo debemos a un amigo tuyo, pero yo pienso que más bien es tu novio.
- No, solo somos amigos.
- Segura?
- Completamente, además, aunque quisiéramos no podríamos ser nada más que amigos.
- No le gustas?
- No estoy segura.
- Pues si ambos se quieren solo ustedes pueden decidir si son o no algo más que amigos.
- Y si existen razones mayores para no ser algo más?
- Todo se arregla hablando.
- Entonces crees que si Santiago y yo hablamos podemos estar juntos?
- El amor lo supera todo.
- El amor se siente y se vive, no se cuestiona... Eso decía mamá.
- Lo recuerdo y hasta la fecha sigo de acuerdo con ella.
- Gracias Ariel.
- De nada.

Un abrazo sirvió para terminar de decir lo que las palabras ya no podían.

Mi Ángel GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora