Capítulo 35.

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Luego de que logre tranquilizarme un poco regrese a casa, eran las seis de la tarde, lo cual significaba que tenia 3 horas para prepararme para la noche.
En cuanto llegue subí a mi habitación, me duche y al salir empece a cepillar mi cabello, mientras lo hacía frente al espejo mi mirada se perdió y recordé la primera vez que vi a Santiago, por alguna razón el estaba en mi mente en esos momentos, mientras estaba así, mirando a la nada recordé cada una de las veces en que me había quedado así y como empezaba a llorar, en esos momentos recordaba a Santiago y a mamá, los momentos a su lado y la seguridad que ambos me transmitían, estaba por derramar más lágrimas cuando escuche que tocaban la puerta.
Era papá.

- Hola hija.
Me aclare la garganta para evitar llorar y desaparecer el nudo en mi garganta. - Hola.
- Cómo vas?
- Apenas estoy cepillando mi cabello.
- Ya veo. - Rió levemente.
- Pasa algo?
- Quiero hablar contigo.
- Que ocurre?
- Como ya sabes he tomado la decisión de casarme con Kristen.
- Si.
- Y la verdad, creo que no te lo hice saber de la mejor forma... Entonces quiero pedir, tú consentimiento.
- Papá?
- Tu y yo compartimos muchas cosas y yo siempre pensé en lo mejor para ti, pero esta vez no, solo hable, así que ahora quiero pedir tu consentimiento.
- Papá, hasta hace unos meses tu sabes que no habría aprobado ni tu relación con ella y mucho menos una boda, pero, ahora pienso que es tu vida y mereces ser feliz, yo se lo mucho que amaste a mamá y que nadie podrá reemplazarla, así que si tu eres feliz yo igual.
- Y te molestaría si la llevo a la fiesta de hoy?
- Claro que no, es un momento muy especial, estoy segura que estará feliz por ti.
- Gracias, pero ahora me siento mal.
- Porque?
- Bueno yo llevare a Kristen y bailare con ella...
- Papá se a donde se dirige esto, créeme estaré bien, no es como que me guste bailar.
- Bueno, porque no le llamas a ti amigo? Así no te sientes sola o algo así, a Santiago.
Enseguida se borro la sonrisa de mi rostro. - No se puede, él, esta... Esta fuera de la ciudad.
- Ya veo que lástima.
- No te preocupes, ahora sal sino jamás estaré lista.

En cuanto papá salio unas pocas lágrimas recorrieron mis mejillas, no recordaba que mi padre sabía de Santiago y menos que lo consideraba para acompañarme a fiestas y esas cosas.
Me fui a lavar la cara, me cambie y maquille. Papá ya estaba listo abajo esperándome, en cuanto salimos nos fuimos directamente por Kristen, después llegamos al lugar de la fiesta. Era grande y estaba decorado elegante y muy navideño de fondo sonaban villancicos, papá se dirigió a saludar a quien supongo era su jefe, él se alegro de verlo y lo llevo a una mesa para que papá dejara el puré y postre que llevaba para la celebración.
Luego de eso, el hombre con quien estaba charlando papá se acercó junto con él, nos presento diciendo que era el señor Stevson, su jefe inmediato. El señor Stevson saludo a Kristen y a mi dando la mano y haciendo un breve asentimiento. Luego de eso nos invito a la mesa y desde ese momento no entendí de que hablaban.

Mi Ángel GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora