Capítulo 22.

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Abrí el closet y descolgue el vestido que usaría esa tarde-noche, lo coloque en la cama y me fui a dar una ducha. Cuando salí de esta Janis estaba observando el vestido y cuando me vio me dirigió una enorme sonrisa, característica de ella.

Empezamos a charlar sobre la boda y ella me confesó que era la primera vez que asistía a una, y que estaba muy emocionada, yo lo estaba y feliz por mi hermana, sabía que a pesar de todo cuando la viera sonreír al lado de Paul todo valdría la pena.

Me preguntaba que estaría haciendo Santiago en este momento, ya estaría con su nuevo protegido, le iría bien, y sobre todo lo que casi hizo que me derrumbara y perdiera mi emoción fue pensar si aún se acordaba de mi o si ya se había olvidado de mi, lo cual me hacía dudar y sentirme mal de pensar que ya no se acordara de mi, ya que yo lo tengo presente siempre y esta en mi mente todo el tiempo y aunque no lo quiera admitir también en mi corazón.

Volví a la realidad después que escuche que tocaban la puerta de mi cuarto, recordé que irían a arreglar a mi hermana y a mi y seguramente era la trabajadora de la estética.
En efecto era ella, era toda una profesional o demasiado seria o amargada porque solo sonrió para saludar y después de eso solo hablaba para preguntar sobre mi cabello, que tan fácil de manejar era y si había usado un producto u otro en el.

Después de casi una hora termino su trabajo y se retiro, no miré el resultado solo me dirigí a ver como iba mi hermana.
Cuando entre estaban terminando con su cabello, había optado por unos risos y colocar una tiara en el, pero aún así lucia hermosa, supongo que se debía en gran parte a que se parecía demasiado a mamá.

- Luces igual de hermosa que tu madre en nuestra boda.

Era papá que había entrado en total silencio a la habitación y miraba a Ariel con lágrimas en los ojos.

De nuevo un abrazo dijo lo que las palabras ya no podían expresar.

Mi Ángel GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora