Capítulo 38.

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Hacia mucho frío, estábamos por terminar el año y la navidad a todos nos había dejado agotados, me gustaba estar de nuevo juntos y compartir momentos tan especiales. Empezaba a salir aún más, mi lugar favorito se estaba volviendo la pequeña clínica a la que nombramos Sonrisas anónimas ya que, cada dos semanas juntábamos a todos los pacientes en una sala y hacíamos pequeños shows como bailes y nos disfrazabamos de payasos, princesas y príncipes, etc, era una hermosa sensación sacar sonrisas a los demás y que al menos por un momento se olvidarán de sus enfermedades y tristezas, ya no éramos simplemente ayudantes, pacientes y personal médico, nos volvíamos una pequeña familia, lo mejor era cuando los pacientes que ya habían salido iban y ayudaban.

Nos tomamos vacaciones para pasar el fin de año en familia, el 31 de diciembre papá y yo nos levantamos temprano para empezar a preparar la cena, iría Ariel y Rodrigo junto a sus respectivas parejas.

- Estas feliz Catherine?
- Feliz?
- Se que es una pregunta rara pero, hacia muchas navidades y años nuevo que no pasábamos así.
- Estábamos tristes.
- Si, ahora... Estas mejor?
- Tú?
- Nunca olvidaría a tu madre, pero tampoco quiero vivir triste por su recuerdo, prefiero vivir sonriendo por los momentos que viví a su lado.
- Si. - Las lágrimas estaban a punto de salir.
- Tu como te sientes?
- Feliz por estar juntos de nuevo y con un poco de nostalgia por mamá, tal vez nunca la supere.
- Mantenla en tu mente y corazón siempre, pero con tus recuerdos más felices de ella. Así siempre estará sonriendo en el cielo.
- Si. - Apenas me salio la voz, de inmediato me puse a llorar, papá me abrazo muy fuerte y pude escucharlo llorar también a él.

Luego de algunas horas terminamos la cena y nos fuimos a duchar y a preparar, cuando termine de bañarme y entre a mi habitación me vino un recuerdo a la mente, de la primera vez que vi a Santiago. Sonreí y reí mientras recordaba todo lo que habíamos vivido juntos, momentos que tanto me daban felicidad como tristeza de ya no verlo, recordé que tal vez ya no formaba parte de este mundo ni de ningún otro, trate de que no me afectará pero las lágrimas no paraban de salir, en ese momento escuche toda la actividad que había afuera y me limpie las lágrimas y me asome a la ventana, el día era hermoso, y cuando baje la vista me tope con una pluma blanca tan hermosa que me hacía pensar en diamantes, abrí de inmediato la ventana, busque en mis cajones hasta que encontré la primer pluma que había visto, solo pensaba en que no era posible y me lo repetía pero después de todo lo que había visto y pasado al final en mi mente solo escuchaba una frase.
Esta vivo y esta aquí.
Esta vez las lágrimas eran de felicidad.

Mi Ángel GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora