Capítulo 9.

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Faltaba una semana para la pre-boda de mi hermana, estaba tan feliz que estaba irreconocible, era muy placentero verla así, alegre y sonriente, andaba de aquí para allá con su futuro esposo, era como ver a unos novios de un día o algo así, en verdad merecían la expresión de que derrochaban miel y lo mejor era que no lo hacían por actuar, era real.

Santiago y yo comenzábamos a llevarnos mejor, le había contado que tomaría un año sabático y que quería viajar, comenzó a sugerirme lugares y yo empecé el plan.

Papá era él más feliz, finalmente empezaba a querer salir y sonreír.

El viernes antes de la fiesta de mi hermana y su prometido salí con Santiago al parque, quería aire fresco, corríamos de un lado a otro y jugabamos como niños, cuando era niña me gustaba trepar los árboles vimos uno grande y subimos, vi por segunda ocasión sus alas eran muy hermosas.

- Vaya, eres una chica muy activa.- Dijo un poco agitado.
- Me sorprende saber que los ángeles se cansen.
- No se si todos pero yo si.
- Y yo que quería retarte para otra carrera.
- No! Hoy ya no puedo más. - Lucia muy cansado y para descansar se sentó junto a mi.
- Bueno ya no correremos. - Me reí mucho.
- Que bueno que te divierta.
- No es eso, es que hace mucho que no me divertía así.
- Enserio?- Se enderezó.
- Si.
- Vaya eso me alaga, continúa por favor.
Volví a reír.- Vanidoso!
- Bueno es la primera vez que me dices algo así.
- Si, y no solo a ti, nadie me hace reír o sonreír.
- Tal vez eso cambie de ahora en adelante.
- Si... Pero no sé...
- Por qué?
- Crees que este bien? Es decir yo desde hace años me cerré a sonreír y ser feliz, por mi mamá.
- Estoy seguro que ella prefiere verte sonreír.
- De verdad?
- A ninguna mamá le gusta ver a sus hijos sufrir.
- Cómo era tu mamá?
- Yo... La verdad no la recuerdo.
- Pero tuviste una?
- Si, creo que si.

Me baje del árbol y nos fuimos a casa.
Al llegar me duche y salí para platicar un poco más con Santiago.

- Estas feliz de conocerme?
- Porque me preguntas eso Santiago?
- Porque al principio no te agradaba mucho que digamos.
- Es cierto, pero ahora es diferente, te has convertido en un gran amigo.
- Gracias, tu también eres una gran amiga para mi.
- De verdad estará bien seguir adelante? Sin mi mamá?
- Mientras viva en tu mente y tu corazón jamás seguirás sin ella, porque además de mi, ella te cuida.

Comencé a llorar y llenarme de dudas, lo único que podía hacer era esperar, dicen que el tiempo lo cura todo, solo necesito esperar y saber que tiene la vida destinado para mi.

Mi Ángel GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora