Capítulo 40.

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En cuanto desperté me fui a dar una ducha, y prendí mi laptop para navegar por Internet sin buscar nada en particular.
Luego de un tiempo me empecé a sentir mal, todo se hacia borroso, hasta que todo se puso negro.

Una semana después.

Poco a poco abrí los ojos, estaba en una habitación pequeña, conectada a un suero, y respiraba con un poco de dificultad.
Papá estaba durmiendo al mi lado, parecía estar en una posición muy incomoda.

Me estaba tratando de acomodar cuando de nuevo se empezó a poner todo borroso.
Por suerte esta vez desperté al instante, o al menos eso pensé, ya que papá no estaba y parecía ser de noche.
Estaba analizando lo que había pasado cuando la puerta de mi habitación empezó a abrirse, pensé que sería algún doctor o alguna enfermera, solo vi un vestido blanco y espere las indicaciones pero quien había entrado no hablaba, estaba buscando algún vaso de agua o un libro que dejará papá pero no había nada así que voltee y al ver a quien estaba delante de mi empecé a llorar inmediatamente y todo dentro de mi se movía, estaba feliz, más que nunca.

- Mamá!. - Pude pronunciar.
Ella sonrió cuando la reconocí. - Hola.
- De verdad eres tú?

Ella se acercó a mi tomo mi mano y después se aproximo más y me dio un abrazo, a pesar de los años que habían pasado aún recordaba su aroma, no había duda de que era ella.

- Han pasado muchos años, verdad?
- Si, pero siempre pensaba en ti mamá.
- Lo sé, y yo en ti.
- Te eh extrañado demasiado!
- Yo a ti, pero siempre eh confiado en que sabrías salir adelante.
- Yo nunca creí poder lograrlo.
- Pero llego Santiago y te ayudo.
- Si, el fue un gran apoyo para mi.
- Solo un apoyo?
Nos separamos y pequeñas lágrimas recorrían mis mejillas. - Admito que se volvió algo más que un apoyo.
- Y para él también te volviste algo más que su protegida.
- A veces lo extraño demasiado.
- Él también, piensa cada día en ti.
- Él... Sigue... Sigue vivo?
- Si, logro arreglar todo.
- Esta bien?
- Perfectamente, y extrañandote cada día más.
Mis mejillas empezaron a arder. - A si?
- Si.
- Mamá, por cierto, que haces aquí?
- Como te desmayaste Santiago y yo nos preocupamos demasiado y decidí venir.
- Y Santiago?
- Le dieron una tarea muy importante y no pudo venir.
- Por favor dile que estoy bien.
- Se lo diré, también le digo que quieres verlo?
- Alcance el máximo nivel de enrojecimiento. - No.
- Esta bien, debo irme.
- Mamá, gracias por venir.
- Siempre estoy contigo.

Cuando mi mamá se fue empecé a escuchar que alguien me llamaba.

- Catherine!. - Lo repetían una y otra vez.

Hasta que después de unos minutos abrí los ojos y vi a papá a mi lado, sus ojos reflejaban una inmensa preocupación.

- Estas bien hija?
- Si papá.

Sonreí ampliamente, luego entro el doctor y aseguró que todo estaba bien y me podía retirar. Decidí no contarle a papá que había visto a mamá, él pensaría que fue un simple sueño, yo sabía que había sido real.

Mi Ángel GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora