Capítulo 37.

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Al día siguiente me desperté demasiado tarde, era la una de la tarde y apenas estaba abriendo los ojos, baje a desayunar - comer y papá ya estaba empezando a preparar la comida.

- Buenas tardes dormilona.
- Él que se desvelo fuiste tu y yo apenas me estoy levantando. - Bostece.
- Si, pero creo que tu estabas más cansada que yo.
- Enserio?
- Si, yo llegue con mucha energía.
- Me pregunto si Kristen llego igual, no la soltabas ni un segundo, ni siquiera la dejaste quitarse los tacones.
- Después de un tiempo ya no recordaba que traía los tacones.
- Ni las piernas.
- Bueno, ya no discutamos mi afán de bailar y no soltar a mi pareja de baile.
- Okay... Solo una pregunta. - Sonreí.
- Dime.
- Tu y mamá se conocieron y después de un tiempo asistieron juntos a un baile, ¿Cierto?
- Así es. - Papá sonreía ampliamente.
- ¿Cómo era mamá como bailarina?
- Extraordinaria, ella me guiaba, estaba hecha para bailar.
- De verdad?
- Si ella no hubiera sido doctora apuesto que habría sido bailarina.
- A veces me gustaría ser tan buena como ella.
- En que? Eres buena en todo!
- No es verdad, pero me gustaría saber bailar.
- Tal vez sabes y como no lo haces  no lo has comprobado.
- Tal vez.
- Recuerda que si no lo intentas jamás lo sabrás.

Salí e inconscientemente me dirigí a la pequeña clínica de ayer y estuve ayudando toda la tarde, regrese agotada y caí a mi cama y dormí hasta la noche, me duche, leí un poco y el sueño regreso a mi.

Mi Ángel GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora