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El martes, segundo día de clases, llega nublado y ventoso.

Me despido de mi madre y bajo del auto. Camino hasta la entrada y busco un techo pues ha comenzado a lloviznar.
Me pongo el gorro y meto las manos dentro de los bolsillos de mi sudadera. Tengo frío.

Pasan unos minutos y abren las puertas de la preparatoria. Como no es la hora de la entrada hay pocos alumnos por lo que puedo encontrar fácil el camino a mi salón de clases.

Las gotas de agua me golpean la cara, es molesto. Intento apresurar el paso pero el suelo se ha puesto resbaloso y no quiero caerme.

Mi salón de clases es el más alejado de todos, de pronto me encuentro solo.

Sigo caminando temblando del frío, quejándome de la maldita llovizna cuando siento una mirada en mi.

Volteo hacia todas partes y allí, detrás de unos arbustos tratándose de ocultar creo yo, con un pilar, está la chica bonita. La que me descubrió cantando como un idiota.

Me le quedo viendo tratando de darme cuenta si realmente me mira a mi. Ella se sonroja y se va, avergonzada. Creo que no hay nada mejor que su sonrisita nerviosa.

Y entonces caigo en cuenta de algo. Sigo caminando. Es una suposición mía por supuesto, pero ¿no parece la misma historia de la chica soñadora? La de la radio. Esa locutora era diferente, se oía fresca y joven, enamorada y genuina. Ella parecia especial. Justo como ella.

Ella es tierna.

Subo las escaleras que me llevan hasta mi salón de clases. La lluvia se ha puesto fuerte. Estoy apunto de entrar a aula cuando diviso a la misma chica de hace un momento corriendo por el patio de la escuela, tratándose de cubrir apenas un poco con su delgado suéter azul. Sonrío.

Entro al salón y me encuentro con una pareja besándose y manoseandose contra la pared. Pero al parecer me da más pena a mi. Ellos no se molestan a separarse.

Bien, tomo asiento y me pongo a escuchar música. En mi teléfono no tengo ninguna notificación de mis redes sociales.
Desireé no ha contestado mi mensaje.

Pero descubro que la chica loca del cabello azul tiene un perfil abierto a todo el mundo, es genial.

Miro sus amigos, sus publicaciones, sus comentarios y sus fotos. No tiene muy activa la cuenta pero por lo que veo puedo suponer que es una hipster. Ajá, una linda y peligrosa chica hipster.

Algo en su actitud me llama la atención de una manera tremenda. Que alguien me abofeteé por favor.

Escribo:

"-Contesta-"

Envío.

"-No fue mi intención ofenderte de ninguna manera. Si me das una oportunidad de remediar lo sucedido estaré encantado. ¿Qué dices?-"

Envío de nuevo.

El chico que se besa con la chica le está levantado la falda demasiado. Los cara me arde, sin querer suelto una risotada pero vuelvo la vista a mi teléfono antes de que me reprendan con la mirada. Cosa que no creo que hagan, ellos son los que se fajan en un salón de clases, yo no, no es mi estilo.

Ese no es el estilo de un virgen.

El retrasado mental que llevo dentro sale a luz, tengo la idea de decirle muchas cosas por chat a Desireé y lo hago. No me detengo.

Escribo.

"-Me has asustado mucho ayer, parecías apunto de asesinarme. Y no hice nada a propósito, de verdad. Solo me fije en la calle... No sé de donde saliste.
¿Eres hipster?
Ok, eso sonó mal. Lo que pasa es que tu cabello, tu forma de vestir y ahm...no lo sé:/"

No soy un contacto amigo de Desireé así que no puedo ver si está conectada, si leyó mis mensajes. Espero impaciente treinta segundos, quiero su respuesta ya mismo.
No entiendo lo que me pasa.

La puerta de salón se abre bruscamente, la pareja lujoriosa se separa y entra una multitud de estudiantes.

Algunos me saludan, otros me ignoran y Shirley me sonríe a su estilo. Detrás de ella, Sebastian quien la sujeta por los hombros posesivamente diría yo, me  sonríe también.

-Hola chicos- los saludo por encima del ruido.

-Hi-dice ella.

-Buenos días __.- me dice él. Río.

-¡Estás empapada Shirley!- la miro, su cabello húmedo se le pega al rostro, tiene los hombros y el pecho mojados. Se ve sexy.

-¿A poco no se ve hermosa?- Sebastian la toma por la cintura y la atrae hacia él haciéndola tambalear.

Ella solo entre cierra los ojos de disgusto mientras él le besa una mejilla. Son unos tiernos.

-¡Buenos días muchachos!- entra un nuevo profesor- Tomen asiento.

4 horas después la lluvia ha calmado y el sol ha salido.

Voy saliendo de la escuela tranquilo esquivando los grandes charcos que han quedado pensando en mis planes para este día. Tengo algo de tarea, mamá quiere que haga la compra con ella, etc.

Después de revisar una vez más mi teléfono, la vigésima cuarta, confirmo que Desireé no me ha contestado. Me preguntó de nuevo el porqué.

Voy dando la vuelta en una esquina de un pasillo estrecho y me encuentro de frente con nada menos y nada más que la chica soñadora.

Ella luce como si hubiera visto un fantasma, agacha la mirada y se mueve hacia el mismo lado que yo intentando pasar y obstruyéndose el paso al mismo tiempo.

Por inercia repetimos el proceso sin querer una vez más, ella ríe y yo sonrío. La dejo pasar y se va apresurando el paso.

Me le quedo mirando un momento. Es tan bella. Camina casi flotando con aquella sutileza y feminidad natural por su parte.

De repente vuelve la cabeza y cruzamos miradas. Se retracta al instante, no se lo esperaba.

Entonces me devuelvo y sigo caminando en mi dirección original contento y animado.

Esa chica me pone feliz.

Chicas Lindas (y no tan lindas).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora