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-_____(tn), ¿puedes ir a la dirección a traerme una lista del grupo por favor hijo?- me pregunta la maestra de cálculo amablemente.

-Si, claro- le contesto dejando la pluma en mi silla para levantarme y salir del salón.

Al pasar por el lugar de Shirley le guiño un ojo, ella me sonríe y Sebastian carraspea la garganta. Celoso.

La dirección está a algunos edificios de distancia, camino volteando hacia todas partes con la esperanza de ver a mi chica soñadora, o mínimo a su mejor amiga para preguntarle por ella. Pero no es así.

Llego y toco la puerta, como no recibo respuesta la empujo un poco para asomarme y finalmente entrar.

-Ey, _____(tn),¿qué te trae por aquí hermano?- me saluda un muy animado Erick.

El chico rubio con sonrisa de modelo parece sentirse muy cómodo y familiarizado en la dirección de la escuela, tiene recargado un codo sobre el escritorio de la recepcionista a la cual sonríe cada tres segundos, indudablemente coqueteándole. Yo le calculo unos cincuenta y cinco años, tal vez tenga más edad la señora.

-Hola Erick- lo saludo con un asentimiento de cabeza y una sonrisa moderada, no quiero que me coquetee a mi también- Una maestra necesita una lista de los alumnos. ¿Saben quién puede darmela?- pregunto mirando primero uno y luego al otro.

-Pues yo, obviamente- me dice el chico encogiendo los hombros para mi sorpresa- ven, acompañame, es por aquí. Ahora vuelvo Lisa.

Murmuro un "con permiso" a la recepcionista antes de seguir a Erick a una de las oficinas. No es hasta que estoy dentro de ella cuando me doy cuenta que es la oficina del director. Miro con cierta desconfianza como el chico se sienta en la elegante silla de oficina, enciende la computadora e imprime la lista que necesito.

-Esto puede llevar algunos segundos, sientate si quieres- me dice mientras espera que la hoja termine de imprimirse, mirando aburrido la gran maquina de impresión- Es viejísima, ya les he dicho que la cambien pero no me hacen caso y no sé por que, alenta el trabajo y hace perder el tiempo.

Me siento en una silla frente al escritorio.

- Gracias- le digo amablemente cuando  por fin me entrega la lista de mi grupo- No sabía que eres el director de la escuela.

Erick ríe por mi irónico comentario y se levanta para acompañarme a la salida de la dirección a la vez que me da amistosas palmaditas en la espalda. Un poco abusivas considerando que mide unos diez centímetros más que yo y que ha de pesar otros diez más de sólo músculos. Me recuerda a un actor del cual no consigo aprenderme el nombre.

-Olvidé lo gracioso que eres amigo- me dice en un tono amable-Oye, por cierto- me detiene en la puerta- tengo una fiesta hoy en la noche, es en el Bobbie Club. Va a estar genial, ¿vienes? No tengo con quien más ir.

-¿Hoy?

-Si, animate. Nos vamos a divertir en grande, noche de chicos- trata de convencerme alzando las cejas tres veces seguidas.

Acompañar a alguna parte a personas que no tienen otra persona que las acompañe es un arma de doble filo y lo sé perfectamente. Debo decir que no, disculparme e irme antes de que me arrepienta. Pero estoy aburrido, sé que no haré nada por el resto del día y Carim inventará un par de pretextos tontos sobre no estar disponible antes, durante y después de las ocho de la noche. Así que acepto.

-Ok, ¿por qué no? ¿dónde y a qué hora nos vemos?

Voy a la fiesta con la idea de regresar a mi casa alrededor de las dos de la mañana, no me visto muy formal y llevo algo de dinero extra por cualquier emergencia.

Chicas Lindas (y no tan lindas).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora