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Por la tarde estoy completamente libre y decido ir a recostarme a la tranquilidad de mi recámara, me pongo a husmear algunas de mis viejas revistas y libros con la radio encendida. No tengo ningún otro plan que estar ahí hasta que empiece el programa de Carim.

Cielos, Carim. Su nombre es como una apuñalada en seco, duele y bastante. Me pregunto cual es mi plan ahora de que me doy cuenta que no le llamo la atención en absoluto como yo pensaba.

-_____(tn), te buscan hijo.

Miro a mi padre asomándose por la puerta. Frunzo el ceño, nunca me busca nadie.

-Ya voy papá.

Me levanto y me dirijo a la entrada de la casa mientras él vuelve a su habitación. Me impresiono bastante al ver a Desireé pateando distraídamente mi puerta mientras espera. Jamás me hubiera imaginado su visita, sobre todo cuando ella no estaba enterada sobre donde vivo.

-Desireé, ¿cómo...?-sostengo la puerta abierta y con un ademán la invito a pasar.

-¿Qué cómo llegué aquí? Fácil. Estaba muy cerca así que vine caminando. ¿Qué cómo supe donde vivías?-sonríe burlona, ella sabe que me asusta- Eso fue un poco complicado, tuve que buscar en el directorio y después usar el mapa con gps de mi teléfono. Pero aquí estoy, ¿qué haces?- me pregunta recargándose en el respaldo de un sillón de la sala.

-Yo, nada. Solo estaba en mi cuarto. ¿Te ofresco algo de beber?-le pregunto dirigiéndome a la cocina.

-¿Qué? Uy si, por favor. Me estoy muriendo de la sed. ¿Qué tienes?- me alcanza cuando estoy abriendo el refrigerador.

Le paso una botella fría de refresco de vainilla, ella se quita su bolso tipo mochila antes de tomar la botella y comenzar a beber. Me siento en uno de los bancos y la miro.

-Está delicioso, gracias- me dice después de acabarse más de la mitad del contenido sin parar- Vine a buscarte por si me quieres acompañar al centro comercial, tengo que ir a pagar las  tarjetas y comprar algunas cosas que necesito. ¿Vamos?

-Seguro, dame dos minutos.

-Mejor que sea uno- me grita pues ya voy de camino a mi habitación.

Me pongo algo de desodorante en spray y tomo una sudadera de cierre al frente antes de ir a la habitación de mi padre para avisarle.

-Estoy listo- le aviso a Desireé mientras tomo mis llaves del pequeño perchero detrás de la puerta.

-Así me gusta cariño- me contesta ella con una sonrisa traviesa mientras se hace una cola rápida y toma su bolso para salir de la casa. No sin antes terminar su resfresco de vainilla.

Cerca de las siete de la noche la chica ha terminado con todos sus pendientes y ahora buscamos un buen lugar para cenar algo sencillo. La chica loca del cabello azul no se decide y me trae vuelta tras vuelta por el centro comercial. Si no estuviera acostumbrado ni la conociera lo suficiente para saber que seria un suicidio intentarlo, ya la hubiera estrangulado.

-En cuestiones de comida _____(tn), tienes que confiar en mi. Tu sabes que yo amo a la comida sobre todas las cosas, la comida es sagrada, así que creeme cuando te digo que ese no era el lugar adecuado. No seas flojo, hay que seguir buscando porque vaya que vale la pena- dice pronunciando lentamente sus últimas palabras.

-Oh no. Solo lo soporto porque pronto estaremos disfrutando algo de "caliente y sabrosa"- cito sus propias palabras- comida Desireé. Ojala y por lo menos me dejes elegir lo que voy a comer- le imploro mientras trato de seguirle el mismo paso.

Ni siquiera puede quedarse quieta en las escaleras eléctricas, allá va metiéndose y empujando entre la gente. Ella es desesperada, impaciente, activa y enérgica.

-Con permiso, gracias- le digo a un señor para después ir corriendo tras los brillantes mechones azules de cabello de mi amiga.

La alcanzo en una curva de un estrecho pasillo con grandes locales.

-Por fin- digo algo agitado- Te suplico que vayas más despacio.

Pero ella no va más despacio sino que se detiene de repente. Me extraño y al ver la razón me quedo mudo y nervioso mirando a las dos chicas frente a nosotros. Una con la mirada encendida y la otra sin saber muy bien lo que sucede.

Alicia y Shirley.

Esto no debería de estar pasando. Desireé está respirando profunda pero lentamente, como una bestia apunto de atacar. Furiosa. No aparta la mirada de Alicia ni por un segundo, es más pequeña que ella pero igual no deja de ser intimidante y retante con la castaña.

Alicia la mira con arrogancia y desdén. Con una ceja alzada y una mano en la cintura parece dispuesta a todo para no dejarse doblegar por la otra, en verdad tiene coraje. Con la otra mano apuña y aplasta una bolsa de compras en su lucha por mantener el control.

La pobre Shirley no hace nada más que mirar una y después a la otra alarmándose mientras comprende la situación. Me mira a mi y le hago un gesto pidiendo un poco de ayuda, ella asiente discretamente.

-Hey ¿Qué tal chicos?-ella trata de romper la tensión- Que coincidencia encontrarnos aquí ¿No es asi _____(tn)? Justo hoy Alicia y yo vinimos de compras por el baile de invierno. Conseguimos un montón de accesorios y maquillajes geniales ¿Verdad que si Alicia?- Shirley la sacude por lo hombros un poco.

-Si- contesta la castaña en un sonido casi inaudible.

-Genial, mi amiga...

-Alicia- me interrumpe Desireé hablando en tono sarcástico y sizañoso.

-Desireé- le escupe de vuelta ella.

-¿Cómo cuántos kilos harán que no te veía?

La chica alta respinga pero casi de inmediato comienza a reír teatralmente.

-¿Kilos? Dirás centímetros corazón, centímetros.

Desireé murmura una serie de maldiciones que yo no conocía. Shirley da una risita leve distrayendonos a todos.

-Es curioso que ambas mencionan cosas la una de la otra cuando, en común deberían decir decoloraciones de cabello.

Las dos la fulminan con la mirada pero yo no puedo evitar reír como un tonto.

-Lo siento, lo siento- me disculpo aún entre carcajadas- Desireé ¿nos vamos ya? Las chicas deben de estar algo cansadas y nosotros tenemos hambre- trato de convencerla por su mayor debilidad.

-Vámonos- dice seca y comienza a caminar golpeando con el hombro a Alicia más que intencionalmente.

-Un gusto verlos _____(tn)- se despide amable Shirley.

-Adiós pitufa enlodada- le dice Alicia a Desireé, incluso volteandose con toda la intención de ser escuchada y de ver la reacción de la chica.

Craso error, craso error.

-¿Que dijiste?

-Lo que oíste.

Desireé camina hasta la alta castaña y se para enfrente de ella cruzando los brazos.

-Repitemelo-le exige.

Tengo los vellos de punta, tengo miedo de como pueda acabar esto. Ni siquiera es mi problema pero me siento asustado.

-Pitufa enlodada- le pronuncia Alicia lentamente.

-Hasta aquí llegaste maldita jirafa encerdada. Sufre las consecuencias de tus actos- sentencia la endemoniada de Desireé antes de lanzarse hacia la pobre e indefensa de Alicia.





Chicas Lindas (y no tan lindas).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora