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-_____(tn), la maestra te está hablando. Ve por tu examen- me ordena Shirley llamando mi atención, pero estoy tan distraído que tardo tres segundos en descifrar que significan sus palabras.

-Oh, ya. Voy- Me levanto y camino hacia el escritorio de la maestra de cálculo que sigue nombrando alumnos y me mira por encima de sus lentes con la ceja arqueada y la boca fruncida.

Recojo mi examen fingiendo una sonrisa de disculpa. Tengo un 5 de calificación y  aún así sé que tuvo piedad. No terminé ningún ejercicio y erré una tercia parte de mis intentos. De acuerdo, no pasa nada.

-¿Cómo te fue?- me pregunta mi amiga alzando la vista hacia mi.

Yo le enseño el gran número con tinta roja sobre la hoja. Ella levanta las cejas un poco alarmada y yo encojo los hombros sin más. Tomo asiento y  miro a Shirley girarse en su lugar , acomodar sus lentes sobre el puente de su nariz y sonreírme dulcemente.

-Oh vamos, tranquilo _____(tn), suerte que iremos a la universidad de artes y humanidades. Cero matemáticas. Ánimo.

-Lo dices porque sacaste un diez perfecto. Y tú si tendrás matemáticas, ¿no es así?

-Si, pero es diseño, no cuenta.

Asiento de todas formas aunque yo sé que si cuenta.  Las matemáticas nunca fueron mi fuerte pero siempre es un daga al corazón reprobar un examen. Trato de relajarme pensando otra cosa, sé que la maestra da segundas oportunidades a los chicos reprobados, podría sacar un 7. No es digno de orgullo pero es mejor.

Cuando sea profesor no voy a dar segundas oportunidades, sonrío para mis adentros. Imagino a un grupo de alumnas enamoradas de mí, coqueteando y pensando que las excentaré por ser "bonitas"; y después sorprenderlas en el primer parcial con un cinco enorme con tinta roja.

A Carim le habría puesto un diez.

La mañana se pasa rápido, el día está demasiado soleado y siento gotas de sudor bajando por mi cuello cuando camino a la salida de la escuela con Shirley, por la tarde.

-¿Y cómo le fue a Sebastian en el examen? ¿por qué no vino?- le pregunto intentando romper la tensión ya que no hemos hablado nada.

-Nada mal, 8.5. Creo que su abuela enfermó o algo así. No me contó mucho de ello.

-Oh- espero que no sea nada grave. Sebastián vive con su abuela desde que sus padres se divorciaron cuando él tenía 11 y ella es el único familiar vivo que tiene con el que quiera estar.

-¿Me dirás qué te pasa o seguirás callado hasta la graduación? Si no me hablas no te daré tu regalo de cumpleaños _____(tn), y ya lo compré- Shirley me golpea en el hombro de broma y se ríe dulcemente.

Le sonrió y revuelvo su cabello rápidamente para después atraer mi mano bruscamente hacia mí para huir de su rechazo.

-¡Oye! No hagas eso- me dice entre risas mientras se acomoda sus rizos rebeldes supuestamente en su lugar y después los lentes mientras frunce el ceño- Eso es jugar sucio.

-Tú preguntaste primero.

-Ajá- me mira con los ojos inquisitiva esperando respuesta mía que resuelva sus dudas.

Yo no lo he contado a nadie. No tengo a quién,  mis padres supongo que lo sospechan porque escucharon el escándalo del martes por la noche. A Desirée, no quiero molestarla y debo confesar que me apena contar mi drama a Shirley.

Pero, no puedo dejarla así por lo que aqui vamos.

-Carim me terminó, al parecer lo del otro día fue la gota que derramó el vaso. La punta del iceberg. Y además, me pelié con mi mejor amigo. Yo, lo hice todo mal- doy un bufido rendido a mi miseria.

Chicas Lindas (y no tan lindas).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora