El temor se había apoderado de los ciudadanos de San Fransokyo, el temible asesino aun seguía suelto y mas vidas fueron extinguidas con su brutal método, la policía aumento los arrestos e investigaciones, pero nada, todos eran cabos sueltos que llevaban a ningún lado.
''Teman al Demonio de San Fransokyo'', ese era el titulo de muchos diarios de la ciudad, con el dibujo de una sombría criatura en la primera plana, las noticias y especulaciones con respecto al caso se hacían mas y mas frecuentes, algunas eran así conspirativas, desde un plan para las futuras elecciones desde la idea de que las familias criminales habían contratado a algún tipo de mercenario para sembrar el terror en la ciudad.
Las mas recientes victimas mostraban los mismos síntomas de muerte, fuertes quemaduras y traumatismo severo causado con fuego, algunos de ellos habían sido detonados en miles de pedazos como otros anteriores a estos, los forenses no encontraban absolutamente nada en las victimas, ni cabellos ni huellas que pertenecieran al individuo, trabajaba muy bien y no dejaba el mas mínimo rastro, parecía que luchaban contra un fantasma, un ser que no dejaba ni el mas pequeño indicio de su presencia, si tan solo pudieran ver la verdad...
Si tan solo pudieran entender que es un muchacho que perdió a su hermanito, si tan solo lo hubieran escuchado al principio, ahora nada de esto estaría pasando, si tan solo le hubieran prestado atención...si tan solo hubieran salvado a su hermanito, a su Hiro.
''Algún día, todos ellos pagaran'', ese era el único pensamiento que consolaba a Tadashi, quien justificaba su matanza con esta idea, la que un día todos recibirían su merecido, como si el fuera un héroe impartiendo justicia, sabe que no es eso, que a los ojos de los demás el es un enorme pedazo de mierda, que merece arder en el infierno por sus atrocidades y que lo matarían al primer intento, pero eso solo causa una reacción graciosa en el, mas de una vez ha leído que la policía va a encontrarlo, tarde o temprano, no teme al gobierno, sabe que ellos le temen a el, que un rumor sobrenatural gire alrededor de uno puede ser conveniente, las personas se vuelven tan supersticiosas que olvidan a veces que tratan con un simple ser humano, a pesar de que haya pruebas que muestren que es así, el miedo es la mejor arma existente, si uno sabe utilizarla nada es imposible.
Habia salido a caminar bajo el amparo de las sombras, nuevamente buscando una victima, acababa de agregar algo nuevo a su equipamiento y deseaba probarlo con el primer idiota que se metiera en su camino, aunque un civil común y corriente le sirve, desea que su adversario sea alguien armado al menos, un policía seria genial, no solo para probar su nueva adición, sino también para prepararse para futuros enfrentamientos, cuando llegue el momento debera estar preparado para todo, no le sorprendería de que S.H.I.E.L.D, la agencia que ''supuestamente'' protege a las personas, estuviera metiendo las narices en este asunto, es muy llamativo todo el contexto de lo que ocurre, demasiado como para que ellos no se metan, si lo hacen, terminaran como los demás, muertos en el piso, anhela poder verlos sangrar en el piso, suplicar por sus vidas y luego extinguir sus vidas para siempre, caminaba calladamente, mirando cada rincón, esperando el momento adecuado, mientras las sombras bailaban alrededor de el, parecía que lo estaban siguiendo...
El aserrado disco bajo y despedazo a su rival, partiendolo a la mitad y dejando sus piezas desparramadas por todos lados, el propietario de la maquina miraba desconcertado lo que acababa de ocurrir, su robot de combate jamas había perdido y ahora estaba partido a la mitad, con el oponente teniendo la cabeza en sus diminutas manos.
¡Nadie puede vencer a Yama! -grito el hombre gordo, conocido como Yama, dándose grandes infulas a si mismo, esto de las peleas de robots era un pasatiempo para el, pero es uno de los mas peligrosos señores del crimen de San Fransokyo, conocido por acabar con cualquiera que se interponga en sus asuntos y no mostrar ningún tipo de misericordia, muchos otros señores del crimen desean verlo muerto, no por que les caiga mal, sino por que desean poder controlar los negocios de Yama, aunque en las reuniones criminales todos se tratan con cierto tipo de ''camaradería'', la realidad es que detrás de cada abrazo hay una daga esperando ser enterrada en la espalda, Yama también busca lo mismo, desea que San Fransokyo este en sus manos, el alcalde ya esta en su bolsillo, solo es cuestión de mantener bajo control todo lo demás y esperar el momento apropiado para tomar el puesto o poner a algún otro idiota que sea un mejor títere.
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Shadowfire: El Origen
FanfictionCuando a alguien le quitan lo que mas aprecia en su vida, el dolor que ocasiona esa perdida puede llevarlo a hacer cosas que jamas había pensado. El dolor cambia a las personas, a veces su corazon sana y simplemente deja una cicatriz, pero otras ve...