Sin Respuestas

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La sombría figura de cabellos pelirrojos de movía de aquí a allá, esquivando vez tras vez los disparos de los matones, paso a través de 2 de ellos, dejándolos paralizados en el piso, con espasmos debido al ataque que recibieron de un dispositivo eléctrico, las pistolas de pronto se trabaron, los cargadores estaban vacíos, pero no hacían mas que apretar el gatillo, esperando que una bala saliera para acabar con la misteriosa mujer que los había emboscado a ellos seis.


¡Hay que hacerla pedazos! -vocifero uno de ellos, sacando unos sai debajo de su abrigo, embistiendo cargado en furia y odio, pero mordió el polvo en cuestión de segundos, los demás siguieron a su camarada, solo para terminar igual, solo quedo uno de ellos, mirando estupefacto como sus compañeros habían sido derrotados, la sensual mujer se acerco con paso provocativo y una sonrisa burlona en el rostro -No me importa si eres una mujer, estas muerta puta, ¡ME OYES, MUERTA!- grito en furia el joven matón, tan solo para que la misteriosa pelirroja frenara el golpe y dislocara su muñeca, dejándolo en el piso, quejándose por tan terrible dolor.


Esperaba mas de los matones de Yama - comento Romanoff, suspirando ante tal patético encuentro, ella era una asesina experimentada y se había enfrentado a peores cosas, esperaba que esto fuera al menos divertido, pero no fue así, lo suyo no era acabar con simples matones, estaba capacitada para misiones mas importantes y cosas así, pero los misteriosos asesinatos habían tomado un giro siniestro, los señores del crimen de la ciudad estaban apareciendo muertos, asesinados por el misterioso ''Demonio'', habían sido quemados, despedazados, aplastados y hasta estrujados hasta morir, como si tomates fuera, el tan solo pasar de civiles a personajes prominentes del bajo mundo atrajo mucho la atención de S.H.I.E.L.D, quien vigilaba a algunos de estos, entre ellos a Yama y su repentino y acelerado acenso al poder, casi teniendo completo control de la ciudad.


La pelirroja, con seriedad en su rostro, tomo al patán del cuello y lo levanto, poniéndolo contra la pared y apretando su garganta con la suela de su zapato, -¿Que sabe tu jefe del Demonio de San Fransokyo? -pregunto enojada- ¿Trabajan juntos?,¿son socios?, ¿que planes tienen?- el joven empezó a palmear su pierna, sus ojos estaban rojos y no podía respirar, Natasha bajo su pierna, dejando caer al muchacho al piso, quien solo se limito a toser.


Si no sabes nada, no me sirves -dijo Natasha, sacando un arma y apuntando.


¡ESPERA!- grito el muchacho como pudo- no...no sabemos nada...trabajamos para Yama, pero no se nada mas, ¡lo juro por la vida de mi madre!


Algo tienes que saber cariño -comento la pelirroja, tomándolo por la chaqueta y levantándolo- así que se un buen chico, si no quieres seguir sufriendo.


Señorita...en serio, no sabemos nada -Romanoff sentía la desagradable verdad en cada una de sus palabras- solo lo que dicen, que nuestro patrón encadeno al Demonio, pero jamas lo he visto, jamas hemos sabido si es cierto, ni siquiera le hemos preguntado a nuestros superiores si es cierto o no, tenemos miedo de contradecirlos, y si llega a ser cierto...¡SIN DUDA ENVIARIA A ESE DEMONIO CONTRA NOSOTROS!


No tenia caso, otra noche de golpiza contra matones que termino en nada, la pelirroja amenazo al joven, siendo el único sin estar desmayado del grupo, que no intentara escapar o la pasaría mal, a lo cual el joven se quedo tirado en el piso, esperando que la policía llegara y se los llevara.

Shadowfire: El OrigenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora