—¡Optimismo, esfuérzate más o nunca nos atraparás! —exclamaba una elfo morocha y de ojos verdes llamada Alegría, en el jardín real, junto a Fe, Paz y otros jóvenes; entre ellos, algunos juglares y aprendices, tanto del sacerdocio, como de la milicia. Optimismo, con los ojos vendados, logró atrapar a Júbilo, un flautista de catorce años.
—¡Te tengo! —Se alegró el moreno y se quitó el paño dejando al descubierto sus ojos grises—. ¡Oh, rayos; habiendo tantas chicas, justo vengo a dar contigo!
—No te preocupes, primor —se burlaba el más joven de los muchachos—, a mí me encantan los morochos.
—¡Sal de aquí! —Le arrojó la venda y sonriendo se halló con los ojos color miel de Fe, la cual le correspondió.
Más tarde, se dedicaron a escuchar a dos de los muchachos cantar con el acompañamiento de un laúd, en tanto, el resto se había acomodado a su alrededor. La tonada era dulce y armoniosa, al igual que la voz de Amor, vestido de túnica naranja.
"Para que veas que no tengo
nada más que amor,
estoy dispuesto
a darte mi corazón."
Fe reclinó su castaña cabeza sobre el hombro de Optimismo, el cual se puso nervioso. Alegría los observó y le causó risa, mas, se contuvo al cruzar una mirada cómplice con Esperanza, tapándose la boca.
"Ten la seguridad
que te voy a dar
mucho más de lo que
puedo llegar a obtener.
Sólo te pido que
no te olvides de mí,
y que me quieras
aunque sea un poquito, sí."
Amor, en tanto, seguía con su serenata, posó sus cristalinos y expresivos ojos en la cándida quinceañera Pureza; la cual, al percatarse de ello, se sonrojó y bajó su morena faz.
"Para que veas lo mucho que
me hubiera gustado
haberte conocido en el pasado;
te voy a regalar todas mis sonrisas
para que te ayuden cuando necesites
un poco de esta maravilla.
Para que veas que no tengo
nada más que amor
estoy dispuesto
a darte mi corazón..."
Esperanza se sorprendió cuando, de improviso, Deseo aferró su mano. En eso, pasaba un grupo de soldados, entre los cuales, se hallaba su hermano Orden y su amigo Triunfo, que al ver la escena se disgustaron en el preciso instante en que ella iba a retirar su mano de la del atractivo joven de ojos y cabellos negros. El príncipe se acercó quitándole el instrumento musical a Placer. La brusca interrupción provocó un absoluto silencio. Deseo quedó tan pasmado como la princesa.
—¡Suficiente! —Orden instó dándole el laúd a Alegría y dirigiéndose a Esperanza, arrebatando la mano de esta de un tirón al músico veinteañero para ponerla a su lado—. ¡Escúchame, vago; jamás vuelvas a ponerle un dedo encima!

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El Eclipse Eterno.
RomanceEsperanza era la princesa más joven del reino de la Luz. Su padre, Poder, un rey bastante dictador, la sentenció a casarse con el amigo de su hermano mayor y capitán de su reino, al cual ella no tolera y él sólo la ve como un trofeo a conseguir. ...