Destino abrió la puerta de la habitación con ella en brazos riendo; la había cargado desde que partieron del salón común.
—No te vayas a caer, por favor... —ella rió.
—Entonces, la próxima vez, no comas tanto —bromeó.
—¡Destino! —golpeó con delicadeza su hombro.
—¡Era broma, mi ángel! —Carcajeó—. No me maltrates. —La dejó tocar suelo y la besó cerrando la puerta—. Este día... va a ser muy difícil para mí, amor...
—¿Te refieres...?
—Sí; a eso que estás pensando. —Ella tuvo que aspirar fuerte para tomar valor.
—Sólo es por hoy... Mañana... ya seremos esposos.
—Lo sé; pero... entiende mi situación... Es como... —Se quedó pensando—. ¿Te gustan los dulces?
—¡Claro que sí! —Rió—. ¿Pero, qué tienen que ver?
—Imagina que tuvieras dulces en una fuente, pero, está a varios pasos. ¿Te tentaría tomar uno?
—Quizás —volvió a contestar risueña.
—Ahora, supone que tienes frente a ti... —la miró a los ojos y, luego, a los labios— uno...
—Qu-quizás... —Los latidos de su corazón se aceleraron.
—¿Quizás...? —Se aproximó más y ella pensó que se quedaba sin fuerzas, que si él no la sostenía se desvanecería en aquel beso—. Te amo, Esperanza; jamás lo olvides —le susurró y ella lo quedó viendo muy enamorada; él elevó las cejas y sonrió—. ¿No hay un "yo también" o algo así? —rió nervioso.
—Lo amo, Su Majestad... —logró decir en un suspiro—. Es decir... —reaccionó y rió— Yo también te amo, Destino. —El rey sonrió satisfecho.
—Mi ángel... yo... quisiera...
—Sólo esta noche... —le rogó—. A partir de mañana, será distinto... Sé que es difícil...
—No como yo. —Sonrió y suspiró—. Pero, tienes razón —acarició su rostro—, he aguardado todos estos días, uno más no me hará daño. Además... cuanto más te resistes a tomar el dulce, cuando al fin lo tomas, resulta más delicioso aún. —Ella bajó tímida su mirada y sonrió.
—¿Me estás comparando con un dulce?
—Esa era la idea... —La besó una vez más.
El sol ya estaba sobre sus cabezas, aún, no divisaban la fortaleza y los superiores dieron el alto para un merecido descanso. Sólo quedaban unas cuantas horas para llegar.
—¡Bien hecho! —el rey dijo satisfecho a sus hombres y palmeó el hombro de Justicia.
—¿Padre, qué hacemos con ella? —Orden preguntó sujetando a Malicia de un brazo. Triunfo elevó una ceja risueño por detrás de la mujer.
—Escuchemos lo que tiene para decirnos —ordenó llevarla a la tienda.
—Gracias, Su Majestad —respondió tan engatusadora como siempre—; le aseguro que no se arrepentirá.
Ya en la tienda, Malicia contó lo bien que se sentía la princesa Esperanza junto al rey, que ella no sabía decir si habían planeado el rapto juntos, pero, que estaba segura que congeniaban y; ante la preocupada pregunta de Orden sobre el honor de su hermana, rió y acotó que Destino no era el indicado para cuidar el honor de nadie y, que de hecho, ella, su amante había sido desalojada del cuarto del rey para ceder el lugar a la princesa. Eso fue suficiente como para que bullera la sangre de los tres elfos.
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El Eclipse Eterno.
RomansaEsperanza era la princesa más joven del reino de la Luz. Su padre, Poder, un rey bastante dictador, la sentenció a casarse con el amigo de su hermano mayor y capitán de su reino, al cual ella no tolera y él sólo la ve como un trofeo a conseguir. ...